Marco Borie (51 años) lidera la naciente Federación Deportiva Nacional de Ciclismo de Chile. Este ingeniero civil de la Universidad de Chile fue el escogido hace algunos meses para encabezar la entidad que reemplazó a la antigua orgánica, que terminó desafiliada de todos los estamentos deportivos por mala gestión y deudas. “Como fui presidente del bicicross y logramos sacarlo adelante en un momento muy malo, me propusieron. Cuando llegó el momento de votar, pensaba que iba a quedar como director, pero al final saqué una gran cantidad de votos y terminé de presidente”, relata.
¿Cómo han sido estos meses a cargo de la Federación?
Han sido complicados. Más de lo que yo esperaba. Primero, hay que sortear una burocracia que uno no se imagina. Desde el momento en que se hace la primera asamblea para constituir la federación hasta el punto final, que es que te otorguen la personalidad jurídica a través del Instituto Nacional del Deporte, después de que te tienen que aceptar el COCh, la UCI y la Copaci. Estuvimos casi siete meses, terminamos a fines de enero, hasta que logramos la personalidad jurídica. Lo que cuesta es echar a andar la máquina. Entonces, la inercia que hay que romper es burocrática y hay que tener relacionamiento con todos los socios. Y tus socios, que son como 60, vienen de distintos mundos, tienen distintas experiencias en el ciclismo; algunos están agradecidos; otros, enojados porque desapareció la antigua federación. Entonces, hay que empezar a convivir con todo un mundo que uno no se imagina. Yo primero fui presidente de un club; luego, de una asociación, donde éramos nueve socios, y pasar a 60 es súper complicado. Hay que tratar de quedar bien con todos y eso es lo que cuesta.
¿Cuánto afecta la mala fama de sus antecesores para poder concretar acuerdos en beneficio de la nueva federación?
Las instituciones político-deportivas no tienen esa traba. El COCh, el IND, la UCI, la Copaci y el Mindep están felices, lo ven como una nueva oportunidad y por eso mismo nos apoyan. Nos han abierto los brazos y nos han acogido, pensando en que esto es mejor para los deportistas, que son los que tienen que ser beneficiados. Sí hay trabas al ir a sacar una cuenta de banco y les tenemos que explicar a los bancos que no estamos en Dicom, que somos una federación nueva, y ahí nos abren las puertas.
¿Cómo se reconstruye un deporte que se ha hecho una mala fama en el último tiempo?
Igual que una familia. Hay parientes buenos y malos. El ciclismo es igual: hay de todo. Lo que hay que hacer es tomar las directrices de las personas que trabajan bien. Yo vengo del bicicross, que históricamente ha trabajado bien. Siempre fuimos autosustentables y por ahí adquirí los conocimientos y, en base a eso, los estoy desarrollando. Aparte, mi formación profesional de ingeniero me favorece en este tipo de cosas, porque meto la ingeniería a la federación, ya que esto no es una improvisación. Trato de llevarlo como una empresa y buscar siempre lo positivo y aprender de lo negativo. Yo sé lo que pasó con las federaciones anteriores y sus directivas. Ellos siguen pataleando y diciendo que hay vicios en lo que estamos haciendo, pero no me dejo influenciar por ellos.
¿Cuáles son sus directrices en el dopaje?
La experiencia que tengo del mundo en que vengo es que no hay tanto dopaje como en otras ramas, como las clásicas del ciclismo. La directiva, nuestro cuerpo técnico y, sobre todo nuestro head coach, hacemos hincapié en ser inflexibles con el dopaje. Tenemos un código de conducta que firman todos.
¿Alguien se ha negado?
Es excluyente. Si no se firma, no se puede tener licencia. Y con ese documento sentamos las bases de lo que queremos desarrollar en cuanto al dopaje. Además, tenemos relación directa con la CNCD y ellos nos ayudan, orientan y van a tomar muestras cuando nosotros se lo solicitamos. Estamos pesquisando para marcar un precedente. Así, si un día vas y tomas muestras en una concentración, se empieza a correr la voz y se crea una cultura de que no vamos a permitir actos de dopaje. También está lo que pasó con Carlos Oyarzun, quien cumplió su sentencia. En el último mundial de ruta solicitó participar y como directorio concluimos que como toda persona merecía una segunda oportunidad, pero tomamos las providencias del caso y lo mandamos a hacer un curso online que dicta la WADA. Además, le solicitamos el certificado de ese curso para que estuviera en conocimiento de las materias de dopaje.
¿Piensan revivir la Vuelta a Chile?
Estamos pensando en reactivar esta vuelta. Cero posibilidad en 2021, porque, como somos una federación nueva, nos falta rodaje para asumir un evento de esta magnitud. Creemos que no es el momento. Sí a mediano plazo, en 2022 o a más tardar en 2023, con una directiva más madura y con los engranajes funcionado, para hacer un evento de categoría. No queremos improvisar.
¿Cuáles son los objetivos de la federación para este año?
Este año estamos aprovechando este tema pandémico para dejar el engranaje administrativo aceitado y tener una federación que funcione de forma automática, preocupándose de cada paso, de cosas que hemos ido aprendiendo sobre la marcha y queremos ir ordenando los procedimientos. Y en el ámbito deportivo estamos haciendo concentraciones para los deportistas de alto rendimiento, a fin de potenciar a los juniors, los Sub 23 y élite. En el caso de los Juegos Olímpicos, tenemos a Martín Vidaurre en mountain bike, Macarena Pérez, en BMX freestyle, además de un cupo país, que es de ruta femenino, y tenemos a Cristóbal Palominos, de BMX racing, que pelea el cuarto cupo olímpico, lo que se define el 7 de junio. Para definir el cupo de ruta, estamos haciendo concentraciones acá en Chile para después salir a Europa y quedarse un par de meses corriendo en España, Francia y alrededores. Queremos hacer un convenio con la Federación Portuguesa, ya que nuestro head coach (José Luis Algarra) viene de allá, para ocupar sus instalaciones, preparar a las chicas y definir con este tipo de criterios a la que nos va a representar.
¿Cómo convencieron a José Luis Algarra?
Porque lo entrevistamos y parece que algo de mística tenemos como directiva, que al señor le interesó venir. Lo entrevistamos dos o tres veces, él estaba terminando su ciclo en Portugal. Es una persona mayor, pero muy vital y le gusta enfrentar nuevos desafíos. Fue una decisión unánime. Después lo entrevistó el Plan Olímpico y, cuando nos reunimos con ellos para discutir el tema, dijimos que él era nuestro candidato. Ellos, también, y se terminó la reunión. Si tú les dices a los de pista y ruta el nombre de José Luis Algarra, es como si fuera el Bielsa del ciclismo. El caballero tiene muchos libros, sabe mucho y está guiando el proceso que tenemos acá. Antiguamente nunca hubo un head coach del ciclismo. Siempre eran los entrenadores nacionales y el vicepresidente los que definían las cosas. Ahora no; hay un equipo técnico que toma las decisiones y yo las respeto. Vamos a tener que aprender a trabajar así. Como no se trabajó así antes, cuesta mucho romper eso que traen de base los equipos de pista y ruta. Y ese es el desafío que tenemos por delante.