Brasil armó su propia fiesta. Lo hizo en casa, en un estadio que estaba repleto de camisetas amarillas. Doblegó en la agonía por 2-1 a México y conquistó su cuarto Mundial Sub 17, en un duelo infartante.
En un intenso primer tiempo, las más claras fueron de los anfitriones. El Scratch inclinó tempranamente la cancha a su favor, con Gabriel Veron como su principal agente ofensivo. El extremo del Palmeiras tuvo en dos ocasiones la posibilidad de abrir el marcador. La primera fue en los 14', luego de un buen ataque construido por el sector derecho que culminó con un disparo suyo que se fue a las gradas. Luego, tuvo una segunda chance, con una gran jugada individual que finalmente logró despejar al tiro de esquina un defensor rival.
La más clara, eso sí, fue en los 17', cuando un centro desde el sector izquierdo encontró bien posicionado a Kaio Jorge, quien, desde afuera del área, probó al arco custodiado por Eduardo García, pero su remate se estrelló en el travesaño. El público se tocaba el rostro como pidiendo explicaciones. Y con razón, porque los dueños de casa fueron los que causaron mayor peligroso en el primer lapso.
México, de tímido inicio, fue mejorando su fútbol de a poco. Con claras intenciones de apostar al contragolpe, la escuadra de Marco Antonio Ruiz logró aproximarse a la portería rival gracias a un movedizo Israel Luna, quien se proyectó constantemente por el sector derecho y generó más de una falta cerca del área brasileña. De hecho, en los 25', Pedro Lucas Tapias, el creador de los Tricolores, estuvo cerca de adelantar a los suyos mediante pelota detenida, pero su remate se fue rosando el tubo horizontal.
El complemento se tornó trabado. La Verdeamarelha, decidida por conquistar el primero de la jornada, se instaló en terreno rival, donde se topó con una sólida defensa mexicana. La escuadra que adiestra Guilherme Dalla Déa ilusionó al Walmir Campelo Bezerra con una serie de llegadas, que no lograba traducir en gol.
Hasta que el panorama cambió completamente. En los 66', un centro desde el carril izquierdo por parte de Eugenio Pizzuto halló la cabeza de Bryan González. El delantero del Pachuca le ganó a todos en la entrada del área chica y venció a Matheus Planelles, quien nada pudo hacer para evitar los festejos forasteros.
Brasil se fue con todo en busca del gol de la paridad. Y, con ayuda del VAR, la encontró. Jesús Gómez había derribado a Gabriel Veron en el área, por lo que optó por sancionar penal. Todo lo aprovechó Kaio Jorge, quien, decretó el 1-1 con un ajustado disparo.
Cuando se jugaban los descuentos, Lazaro Vinicius puso en ventaja al Scratch con una volea imparable. Brasil tuvo su revancha. En Perú 2005, cuando ambos se enfrentaron en la definición, la suerte fue para los aztecas. Esta vez, la fiesta fue brasileña.