El Betis de los chilenos Claudio Bravo y Manuel Pellegrini se jugaba un partido especial en la tarde de este domingo. La escuadra de Sevilla no solo celebraría su tercera clasificación a la Europa League, algo que nunca había ocurrido en la historia del club, sino también estaban despidiendo a su capitán y emblema: Joaquín Sánchez.
El futbolista de 41 años anunció su retiro y Pellegrini no escatimó en elogios para el hispano en la previa del partido con Valencia: “Es una leyenda. Su nombre está en la historia del fútbol español”, dijo el ingeniero.
Y Joaquín, al igual que Bravo, entró en los once estelares para despedirse como los grandes deben hacerlo y sus compañeros así lo entendieron desde el inicio, pues marcaron un gol de camarín: Juan Miranda habilita a Ayoze Pérez y con un derechazo al palo izquierdo abre la cuenta al minuto de juego.
Luego, a los 14′, de nuevo esta dupla apareció en el Benito Villamarín y casi aumentaron la cuenta. Fue entonces, cuando la visita intentó reaccionar y con un tiro de Samuel Lino avisó que podía empatar el encuentro. De hecho, Lino tuvo una segunda chance a los 34′, pero la pelota se fue levemente desviada por el palo izquierdo del portero nacional.
El descanso fue una bendición para los pupilos de Pellegrini, ya que reordenaron sus líneas y Miranda tuvo el 2-0 en sus pies a los 48′, pero Giorgi Mamardashvili le ahogó el grito sagrado con una buena atajada.
Y así llegó el minuto sesenta. La hora del adiós. Joaquín salió reemplazado por Rodri Sánchez y colgó los botines en medio de una ovación ensordecedora del recinto verde. Pero lamentablemente para los anfitriones, sólo tres minutos más tarde, Guido Rodríguez le pone la mano al balón en su área y se arma el lío: los visitantes reclaman penal y así lo da el juez en primera instancia, pero el VAR -cinco minutos después- lo desestima y todo siguió igual.
Sentencia que motivó a los murciélagos y que Diego López plasmó en el tablero, cuando con un remate de derecha venció al hombre que le dijo que no a la convocatoria de Eduardo Berizzo. Celebración que pudo ser doble, ya que 120 segundos después, Alberto Mari le sacó pintura al pórtico protegido por el bicampeón de América con su disparo.
Acto seguido, vino la expulsión de Yunus Musah y parecía que los albiverdes se irían con todo a buscar el triunfo. Más aún cuando Borja Iglesias lo falló a los 81′ y Germán Pezzella puso a todos de pie en los descuentos con un cabezazo que se fue por poco.
Andrés Guardado también lo tuvo cuando ya se jugaban 97 minutos, pero no hubo caso. La victoria no quiso hacerse presente en la despedida de Joaquín y el futbolista que jugó por 23 años y disputó 621 partidos, se despidió para siempre.
Y lo hizo con la camiseta que amaba. La verde con blanco que vistió por primera vez en 1997 y con la que ganaría la Copa del Rey en el 2005. Pero un año después tuvo que emigrar y lo hizo precisamente al rival de este domingo. Y nuevamente se coronó campeón del segundo torneo más importante de España y aunque tuvieron que pasar varios años -y camisetas- el primer amor no se olvida.
El 2015 vuelve al Betis y lo reciben 20 mil personas en el estadio. Y el año pasado, con nuestros compatriotas presentes, gana su tercera Copa del Rey y comienza a transformarse en un inmortal. Una leyenda que dijo no tendrá reemplazo en el Betis.