Breaking: deporte o disparate

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La polémica desatada por la inclusión de esta disciplina en París. ¿Tiene un baile derecho a entrar en los Juegos Olímpicos? ¿No es en realidad lo mismo que gimnasia rítmica o natación artística?



París prepara unos Juegos rupturistas, a su estilo, cercano al espectáculo y también a las nuevas tendencias. Además de ser los primeros en disputarse en la pospandemia, Francia tendrá un megaevento con igualdad de género en cada prueba disputada, la menor cantidad de deportistas y una disciplina impensada en su programa: el breaking.

Al inicio de la semana, tras la última reunión del Comité Olímpico Internacional (COI), la noticia sobre la inclusión de la danza urbana golpeó al olimpismo. Era un anhelo de los organizadores desde el principio, que buscan en 2024 dejar como legado unos Juegos más inclusivos, acorde a los nuevos tiempos. Bajo el lema “El deporte tiene el poder de cambiarlo todo”, París 2024 está intentando parecerse a unos Juegos distintos, más cercanos a lo popular.

“Se trata de popularizar disciplinas inclusivas, atractivas y que pueden ser practicadas fuera de los recintos deportivos tradicionales”, explicó Thomas Bach, el presidente del COI, tras dar la noticia. Pero quien más impulsó la inclusión del breaking es el triple campeón olímpico de canotaje Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador francés. “Queremos darle una dimensión más urbana y artística a los Juegos”, manifestó siempre al defender la postulación.

Pero no es la primera vez que esta danza urbana participa en un megaevento. En Buenos Aires 2018, los Juegos Juveniles, las batallas de breaking vieron acción y Chile intentó clasificar a dos chicos en ellas. Los b-boys (cómo se le llama a los exponentes) Free y Matifly compitieron en el Mundial Juvenil de Kawasaki, Japón, donde buscaban conseguir el cupo olímpico. No lo consiguieron, pero demostraron que en Chile el deporte cuenta con adherentes para competir.

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Rubén Parra durante una premiación en un torneo de breaking.

Y quien preparó a los b-boys fue Rubén Parra, Rubreak, profesor de educación física e instructor de breaking en el colectivo SouthKinta, de Villa Alemana. Él es uno de los cultores de este movimiento, que se remonta en Chile desde mediados de los 80. Y está seguro de que aquí talento hay de sobra, pero falta apoyo. “Recién estamos en el proceso de formar los clubes”, explica.

Pese a su inclusión en el programa olímpico y a los años de desarrollo como movimiento de expresión urbano ligado al hip hop, el breaking como deporte federado aún está en pañales. “Hay muchas cosas que no están claras, porque la Federación está un poco al debe, producto de la pandemia. No hay mucha conexión con la federación internacional, por lo que no se sabe cómo será el sistema de clasificación”, explica Parra.

El ente que generó la inclusión a París 2024 es la Federación Mundial de Danza Deportiva (WDSF, por sus siglas en inglés), por lo que las federaciones nacionales son quienes deben ahora comenzar a dar forma y difusión al breaking. En Chile, la Federación Deportiva Chilena de Baile Deportivo y Competición es la que deberá asumir la tarea.

Francisco Moral, su presidente, se está preparando para el desafío. Por videoconferencias se ha podido conectar en los distintos foros que se han dado en el continente, en el que han discutido cómo será la forma de clasificación en la región. “Estamos en la fase administrativa del proceso. Hay una discusión para que se hagan clasificaciones continentales, que es lo que queremos, porque es muy difícil llevar a muchachos a Copas del Mundo o eventos que entreguen puntos para un ranking mundial”, asegura.

Y no solo eso. Aunque está todo congelado por el Coronavirus, Moral adelanta que el país deberá recibir en noviembre del próximo año un evento que entregará puntos para el ranking mundial: “El 15 de diciembre hay otra reunión de la World Dance para definir estos puntos”.

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“Es una cultura”

Desde mediados de esta década, el movimiento olímpico ha trabajado por sumar disciplinas inclusivas y modernas. Así surgió el nombramiento del skateboard y el surf para Tokio, deportes que fueron ratificados también para París 2024. Y aunque en todos la discusión sobre el valor deportivo que poseen está instalada, pero el breaking, por su naturaleza libre y callejera, ha sufrido un cuestionamiento mayor.

“Es lo mismo que ocurrió cuando se incluyó a la gimnasia rítmica al programa, muchos cuestionaban que fuese un deporte”, explica Víctor Urrutia, director de la carrera de Educación Física en la Universidad Andrés Bello y padre de dos seleccionadas nacionales de gimnasia rítmica. Sin embargo, desde su perspectiva, el breaking cuenta con el desarrollo suficiente para ser considerado deporte.

“La expresión deportiva, desde el uso de la corporalidad, es amplia. El deporte tiene que estar abierto a los cambios. Hay un conjunto de puristas que hablan del deporte como algo tradicional, pero yo creo lo contrario. Con un reglamento aprobado, con criterios, sin duda el breaking pasa a ser deporte”, asegura Urrutia. Y aunque por el valor que tiene la expresión corporal en este deporte podría acercarlo y tener similitudes con la gimnasia rítmica, ellos se sienten mucho más cerca del skate o el surf. “Esto es más libre, se premia la improvisación y la interpretación de la música”, explica Rubreak.

Pero incluso desde dentro del propio breaking hay quienes se niegan aceptarlo como un deporte federado. “Tengo un desencuentro en esto, porque esto es una cultura dentro del hip hop” explica Carolina González, Lil Mami, b-girl chilena y actual campeona del Battle of the Year (BOTY), legendario encuentro de hip hop, considerado el Mundial para muchos.

Eventualmente, ella sería una de las exponentes que representarían a Chile, pero mira con suspicacias el rumbo que toma su pasión. “Se veía venir, pero espero que no se escape de ese lineamiento deportivo y de desarrollo. Me da un poco de temor lo que pasa en todas las federaciones, donde interviene la mano negra”, dice. Lil Mami no se cierra a la idea, pero su dilema está en el temor a que años de desarrollo de un movimiento artístico muten por el afán competitivo.

Rubreak tampoco desconoce esa visión: “Hubo una corriente que consideraba que no debía ser deporte, pero en verdad ha sido algo muy necesario”. La posibilidad de practicar el breaking de forma seria, con los deportistas accediendo a los mismos beneficios que tiene el resto del alto rendimiento, son el punto de inflexión que él aprecia para el desarrollo de la disciplina. “Hoy en día es mucho más posible desarrollar una carrera en torno al breaking, en el futuro llegarán becas, pero lo que falta es desarrollar habilidades de emprendimiento y liderazgo personal en los b-boys y b-girls, porque muchos se pierden”.

La inclusión del breaking en el programa olímpico abrirá muchas puertas para su desarrollo en el mundo. En Chile, por ahora, comienzan a formar los cimientos de una federación que impulse un deporte que comenzó en las calles de Nueva York como una forma de expresión, pero que con los años tomó un vuelo insospechado.

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