No estaba ni cerca de ser un rostro principal del evento este jueves, pero con un perfil bajo y sin grandes victorias en el Tour, Brian Harman rompió la lógica en The Open y conquistó su primer grande. Lo hizo jugando un golf fantástico, en donde incluso tuvo que resistir ante los intentos del número dos y tres del mundo.
A momentos del domingo parecía un hombre de hielo. Primero porque cada vez que se encontró con un castigo respondió con descuentos. Así fue cuando hizo bogey en el dos y el cinco para luego responder con birdies en el seis y el siete. En el 13, cuando anotó su segundo hoyo sobre par, no titubeó y volvió a maquillar su tarjeta con aplausos en el 14 y el 15.
Esa fórmula mantuvo siempre lejos a Jon Rahm y Rory McIlroy, sus dos perseguidores principales durante los primeros momentos de un día gris en Liverpool. La lluvia estuvo presente sobre el campo desde que el flamante campeón pisó el tee del hoyo 1 y no se fue hasta después de la ceremonia de premiación.
Ni el clima ni la presión de conquistar su primer major lo detuvo. Jugó de manera perfecta, con calma pero sin cautela, logrando cerrar el día a seis golpes de distancia de Tom Kim, Sepp Straka, Jayson Day y Jon Rahm, quienes terminaron segundos con una tarjeta de siete bajo par.
Un -13 que quedará en el recuerdo del Abierto Británico y de Harman, quien obtuvo su revancha con los grandes tras haber terminado en el segundo puesto en el US Open de 2017. En aquel año también consiguió la que hasta hoy era su última victoria en el PGA, cuando levantó el trofeo en el Well Fargo Championship.
Desde ahí pasaron cinco años en que Harman estuvo preparando este momento. No consiguió victorias, pero sí demostró ser un jugador cumplidor. Siempre presenten y asechando. Ya lleva doce años consecutivos clasificándose a los playoffs de la FedEx Cup y además suma cinco top ten en la actual temporada.
Una de las mayores curiosidades del flamante ganador es que juega como zurdo, pese a ser derecho. Algo que él mismo ha explicado se remonta a su infancia y sus primeros encuentros con el béisbol. “Cuando empecé a jugar a este deporte lanzaba la bola con la derecha pero bateaba con la izquierda”, explica generalmente. Otra es que un apasionado de la caza, aprovechando cada parón en el calendario para ir al bosque. Hoy cazó su gran presa. Su primer major. Lo esperó y se fue preparando por años. En Liverpool lo tuvo en la mira y no dudó. Fue un tiro perfecto.