Alejandro Camargo respira más aliviado. Esta vez, la alusión calza perfectamente con la sensación que le quedó a volante de Deportes Melipilla después de la victoria frente a Universidad de Chile, un resultado que, si bien profundizó la crisis de los estudiantiles, por el lado de los Potros resulta clave para seguir soñando con el objetivo que se plantearon a comienzos de temporada: mantenerse en Primera División. “Justo se da este momento en que logramos ganar dos partidos seguidos. Para nosotros es oxígeno puro. Veníamos prácticamente de diez partidos prácticamente sin conocer de triunfos. Y qué mejor que hacerlo de visitantes ante O’Higgins y también ante la U, porque aunque hayamos sido locales en Quillota, prácticamente éramos visitantes. Estoy contento por los triunfos. Esto es un envión anímico para todo el grupo”, valora, como el protagonista de la nueva edición de El diván del Kily, el programa de conversación de El Deportivo.

¿Cómo se viven estos momentos en que la tabla empieza a apremiar y en que los rivales, como Wanderers, se empiezan a acercar?

Se iba achicando cada vez más la tabla. Iban despegando algunos como Curicó, O’Higgins y Palestino y se nos hacía complicado. El hecho de no ganar hace que el grupo se cuestione muchas cosas, que vea las cosas negativas, cuando en sí hacíamos cosas buenas, pero, al no ganar, te pones en la cabeza que haces todo mal. Replanteamos muchas cosas, también con el nuevo técnico, Cristián Arán. Creo que nos ha hecho sacar un mayor plus. Lo bueno es que tenemos un gran grupo, que hemos hablado y que nunca se separó.

Están en el 14º puesto, con 29 puntos, aún no pueden respirar tranquilos, pero ganarle a la U es un aliciente…

Tal cual. Dependemos de nosotros. Siempre lo dijimos puertas adentro. A veces íbamos ganando y nos tirábamos atrás o nos faltaba dar un pasito más. El técnico nuevo nos hizo replantearnos muchas cosas y nos hizo convencernos aún más. Y, obviamente, ganando, es más fácil trabajar en la semana en las cosas buenas que haces, reafirmándolas, y esos mínimos detalles que, por ahí, partidos atrás nos costaban un gol trabajarlos para que no nos vuelva a pasar. Estamos con la cabeza súper positiva para estos partidos que quedan, que son cinco. Tenemos que dar todo y dejar a Melipilla con la mayor cantidad de puntos posibles, para salvarnos del descenso.

¿Esperaban que la diferencia ante la U fuera tan categórica?

No. En ningún momento. Es más, como decía, jugamos en Quillota y parecíamos visitantes. Pero ese envión anímico que nos dio ese triunfo ante O’Higgins y aprovechando las falencias de ellos, nos hacían creer que era posible. Si se pones a ver, aprovechamos los espacios en las contras, que es donde ellos no marcaron y se vio reflejado en el marcador. De ahí a pensar que íbamos a ganar 3-0, no. Pensábamos ganar, pero no tan abultadamente.

¿Qué factores desnivelaron el partido?

Me parece que defensivamente estuvimos muy bien. Ellos atacaban por las bandas. Entonces, recuperando rápido y haciendo la transición desde el mediocampo hacia nuestros punteros, que son los más rápidos, les generamos daño. Tenemos al goleador del torneo, que cualquier pelota que le queda siempre se genera algo solo. En este caso tuvo una asistencia que en partidos anteriores no había tenido y la definió bien.

La tentación es decir que si Sosa, Zavala o Vidangossy andan bien, Melipilla tiene más opciones de ganar, pero usted destaca lo defensivo…

Se destaca mucho a los que hacen los goles, pero me parece que nos paramos bien atrás, considerando que ellos tenían al goleador del torneo en su equipo. Lo supimos marcar bien y jugadas mano a mano con nuestro arquero no hubo. Por eso mantuvimos el arco en cero. Estuvimos sólidos atrás. Después, era cuestión de que ellos tuvieran la pelota también y la gente misma de ellos los presionaba, porque no podían entrar. Entonces, les empezaron a cantar, se les puso el público en contra y se les generó esa desesperación en el juego. Entonces, ahí fue cuando aprovechamos nosotros.

¿Cómo vio a los jugadores de la U? ¿Los sintió presionados, agobiados quizás?

Pienso que todos jugamos presionados. Obviamente, ellos tienen la presión porque son un equipo grande de Chile. Coincido contigo en eso de agobiados, porque no les salen las cosas. Intentan y no les salen y quizás se sintieron más agobiados aún porque somos un equipo que recién asciende y se vieron sobrepasados. Hasta el mismo técnico lo dijo. La verdad es que supimos aprovechar todas esas cosa, sin cancherear, ni nada. Con humildad. Les ganamos en todos los aspectos, en las primeras pelotas, en las segundas, en los remates.

¿Qué se escuchaba entre los jugadores de la U? ¿Diálogos tensos?

Yo estaba pendiente de nosotros. Sí uno se percata de ciertas cosas, como que si no les resulta algo en cierto sector, atacar por ahí. Después, que se hayan puteado o cosas así, la verdad es que uno no presta atención a eso, porque está más enfocado en su equipo y en mantenerse comunicado con sus compañeros.

Imagino que igual se leen esas señales y Arán les debe haberles hablado de aprovecharse del momento que vive la U...

Sí. Esto es como los boxeadores. Si te pegan un combo de este lado, no te van a pegar en el otro, te van a seguir dando en este. Nosotros logramos hacer el primer gol, que salió de que aprovechamos la contra. Peranic salió rápido y Zavala encara a un defensor. Lo mismo en el gol de Vidangossy. El otro fue más elaborado. Supimos aprovechar los espacios. Nos sentimos bien en la cancha. A gusto con nosotros mismos. Uno no se pone del otro lado, porque veníamos pasando cosas. Te hacen un gol y te pisan. Así tuvimos que ser nosotros.

Alejandro Camargo, en un duelo por Melipilla (Foto: Agenciauno).

Optimismo

¿Qué significa este triunfo de cara a los cinco partidos que quedan? ¿Se echan encima la presión de mantener al club en Primera, también por lo económico?

Hay muchas cosas en juego. El prestigio de cada uno, la institución que tiene otros ingresos, los juveniles. Es todo un cúmulo de cosas que hay que saber manejar. El técnico nos ha dicho que vamos a ir partido a partido y que no hay que pensar más allá. Así lo hemos ido haciendo. Hoy entrenamos, estamos enfocados en el partido con La Calera y no pensamos más allá. Estamos bien. Los que entran lo hacen mejor y eso está bueno. Queda poco y los que no habían tenido opciones antes las están teniendo ahora. Está bueno. Lo han aprovechado.

¿Podría firmar que Melipilla se va a salvar?

Yo, sí. Soy positivo y los compañeros, igual. Vamos a hacer todo lo que sea necesario para quedarnos en Primera División. Me parece que lo hemos estado haciendo, con altos y bajos. Ahora tenemos que tratar de mantener esta senda positiva de triunfos.

¿Cómo se portan los hinchas de Melipilla con ustedes en una situación como esta?

Espectacular. El tema es que no estamos tan cerca de ellos porque entrenamos y jugamos en Santiago, pero hemos ido a concentrar últimamente allá. Nos han hecho banderazos. Mandan mensajes de apoyo y se hacen sentir. Nos gustaría jugar en Melipilla, porque iría más gente. Nos han tratado muy bien.

23 partidos jugados, un gol. Además, es el encargado de transmitir experiencia.

Sí. Pude ganarme un espacio, los compañeros me trataron bien. Todo el grupo y John Armijo, cuando estaba acá, me dieron su apoyo. He aportado desde donde me tocó. Es diferente a cuando estaba en la U de Conce, porque me toca jugar en otro lugar. Pero me siento cómodo.

Con menos presencia ofensiva que en el Campanil, probablemente, ¿o no?

No me han pedido mucho ir para adelante. Es más que nada que me meto entre los centrales. Ahora, últimamente, sí fui un poco más arriba. Tenemos más recaudos, jugamos a mantenernos reagrupados y salir de contra. Debe ser por eso. Pero uno tiene que estar a disposición de lo que quiere el técnico.

¿Cuál es su versión más cómoda?

Yo me siento cómodo yendo para arriba. No yendo siempre, pero sí llegando en gran cantidad. Lo pude hacer ahora en algunos partidos de los últimos que jugué. Ahora, si hay algún partido en que no tenga que subir, no lo haré. No me voy a sentir mal por eso.

No es, sí, un volante defensivo que golpee demasiado. O cuando pega, no se nota mucho…

Hay compañeros que me dicen que pego hasta por debajo de los dientes… Los años te permiten ser más cuidadoso en eso. En vez de ir a pegar o levantarlo, intuir donde irá la pelota y anticipar. Últimamente lo he hecho muchísimo y me siento a gusto así, porque uno lee el juego. Cuando hay que raspar, raspo. Tengo pocas amarillas. Y eso habla bien de mi trabajo. Tengo tres amarillas.

El volante defensivo ya no es el que solo se dedica a contener. Ahora son la primera salida…

Me gusta participar en la elaboración, pero no soy de esos a los que les gusta que les pasen todos los balones. Si no me lo pasan, no es que me quede parado. Genero el espacio para que avance el compañero. Uno tiene que hacer movimientos para generar espacios. Pero me gusta jugar, asociarme, tener el balón en un sector y cambiarlo. Eso no lo hacía tanto en la U de Conce.

¿Tiene modelos?

Sí. Veo mucho. Me he fijado en jugadores de Chile y Argentina. También me gusta mucho Casemiro. Es técnico, agresivo y tiempista para manejarse. No es que vea todos los partidos, pero rescata esos tips. En Chile, está Pulgar, que es defensivo, pero va mucho para adelante. Y es técnico. No trato de copiarles, pero sí de agregar esas cosas.

A propósito de mediocampistas chilenos, ¿cuánto les queda a Vidal y a Aránguiz?

Ojalá que sea mucho tiempo, pero pienso que unos tres años. Ojalá que sea mucho tiempo para que los que vienen de atrás agarren experiencia y hagan el recambio de buena forma. Y los que vienen apareciendo, que se vayan fogueando.

De los volantes jóvenes, ¿cuáles son los que más le gustan?

Saavedra es un buen jugador. Gil es más de ataque. Pueden tener chances. Hay bastantes más. Pero ellos son los que pueden tener más chances por estar en equipos grandes. Hay más que no se les destaca.

Hace cinco años declaró que le gustaría jugar por Chile, ¿ya está cerrada esa puerta?

Sí, aunque no por eso voy a echarme para atrás o a bajar el rendimiento. Si llegara la oportunidad, estaría agradecido, pero no es algo que si no se da me bajonee o que esté pensando en eso. Hoy pienso en Melipilla, en dejarlo en Primera.

Alejandro Camargo anotó el gol que le dio el triunfo a Melipilla sobre O'Higgins, en El Teniente. (Foto: Agenciauno)

La amenaza de muerte

El año pasado fue duro para usted, por el descenso de la U de Conce, ¿por qué no pudieron salvarse y tuvieron que llegar a ese partido por la permanencia ante Colo Colo?

Fue un caso que me costó sacármelo de encima. Me había apegado al club, también mi familia. Hubo mucho cariño de la gente y de la ciudad. Cuando pasó el estallido social, perdimos puntos y se empezaron a hacer las cosas mal en lo institucional. Después decidieron terminar el torneo. Al año siguiente se cambió todo el equipo, sabiendo que se iba a definir por promedios. No soy quien para decir cómo se hacen las cosas, pero me hubiese gustado que se dejara una base. Y el promedio era cuesta arriba. Si bien en puntos estábamos bien, solidos en defensa y teníamos a Waterman, que las corría todas y hacía goles, lamentablemente, no pudimos evitar ese partido. Cada uno de nosotros se lamentó. Nadie quería descender.

Para usted la complicación empezó antes, porque gente que se identificó como hinchas de Colo Colo llamó a su casa para amenazarlo a usted y a su familia. Puntualmente, fue una amenaza de muerte.

Sí. Yo me enteré cuando terminó el partido, porque mi señora no me quería preocupar antes. La amenaza fue antes del partido, el día anterior, y mi señora se la bancó toda la noche y me lo dijo después del partido. Le mandaron vía redes sociales una foto con un arma, amenazándola con que si ganábamos iba a tener un agujero en la cabeza uno de los tres de mi familia, que eran mi señora y mis dos hijos. Sabían todo. No está bueno, nos pasó a nosotros. Ojalá que no le pase a nadie más. No está bueno jugar con eso. No es lindo recibir esas amenazas y menos no poder hacer nada. Fueron los carabineros, pero fue una situación fea.

¿Cuál fue su primera reacción? ¿Pensó en dejar de Chile?

No sé si irme de Chile, pero sí hubo mucha impotencia. Le decía que por qué no me lo decían a mí y sí a ella, que no tenía nada que ver. También le dije que por qué no me lo dijo antes. No estábamos tan lejos. Fue mucha impotencia. Tenía mucha bronca por lo que había pasado en el partido, después por eso.

¿Tomaron precauciones, tuvieron algún resguardo?

Sí. Le avisó a los carabineros. Estuvieron custodiando toda la noche y durante un mes hicieron seguimiento, llamaban. Se portaron bastante bien.

¿Qué ha sabido del caso? ¿Detuvieron a alguien?

Hicimos la denuncia, pero no pasó nada. Lo hicieron desde una cuenta que después la cerraron. Fueron cagones. No está bueno hacer eso y, aparte, no dar la cara. Lo bueno es que no pasó nada. Y que ojalá que no pase con ningún colega.

Bueno, lamentablemente, hace poco, Marcelo Larrondo fue víctima de amenazas a la salida de su casa.

Aparte, es un juego. Hay muchas cosas en juego, el prestigio, el dinero para la institución. Después, si el hincha se siente obviamente mal no es cuestión de lo que hace el jugador dentro de la cancha.

También le tocó pasarlo bien, como cuando le marcó a O’Higgins y estuvo postulando al Premio Puskas

Me puso orgulloso y contento. No gané, pero estuvo bueno que me reconocieran como lo hicieron. Estuvo lindo, porque la institución se vio reconocida internacionalmente. Estábamos peleando el descenso y fue un envión para salir adelante. Y fue bueno no solo por el gol. Fuimos a Libertadores, Sudamericana, hice amistad con los hinchas. Estuvo bueno estar allá, porque la hinchada se mostró como buenas personas y nosotros, más que como jugadores también.

Golazo, pero contemos la verdad, ¿la tiró ahí?

Le pegué. Si te digo que apunté al medio, es mentira. Le apunté nomás. Estuvo bueno y hasta hoy algunos me cargan con que cerré los ojos y le pegué.

¿Alcanzó a comprar el traje? ¿Se vio al lado de Messi o de Cristiano Ronaldo?

No. En ese momento estaba Waldo Ponce. Me dijo “Pela, si tienes que ir, te compro yo el traje, le pongo la marca mía en el pecho y te lo llevas puesto”. No se dio. Me hubiese gustado ir, no por el premio, sino por estar con los mejores jugadores. Yo habría estado ahí por el gol nomás, pero me habría sacado fotos con todos.

La infografía del gol de Alejandro Camargo, que lo postuló al premio Puskas.

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