El Mundial 2034 será en Arabia Saudita. Era una decisión zanjada, pero se confirmó este miércoles. El país de Medio Oriente era el candidato único en el Consejo Extraordinario de la FIFA, por lo que no hubo más que aprobar la determinación. Luego de que Gianni Infantino diera la noticia en el estrado del pleno, se desató una fiesta en Riad. Es la segunda vez que el certamen se lleve a cabo en un país de la zona. La primera fue en Qatar 2022. Ahora, al igual que como ocurrió con esa edición, los cuestionamientos no tardaron en llegar. Ya se evalúan los cambios que se tendrán que llevar a cabo en la organización para poder desarrollar la competencia en el país arábigo.

Inmediatamente después del anuncio, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Confederación Sindical Internacional (ITUC) y las organizaciones Sport and Rights Alliance y Football Supporters Europe (FSE) se lanzaron contra la FIFA. Aseguran que sus peticiones fueron ignoradas por el organismo que controla el fútbol internacional. Según las entidades, llevar el torneo al país monárquico puede ser perjudicial “para los residentes, los trabajadores migrantes y los aficionados visitantes”.

“Hoy, las pruebas no faltan: trabajadores migrantes explotados y víctimas de racismo, militantes condenados a decenas de años de prisión por haberse manifestado pacíficamente, mujeres y personas LGBTQIA+ confrontadas a una discriminación legalizada, o también habitantes expulsados por fuerza para hacer sitio a proyectos de Estado. Es evidente que sin una acción urgente y reformas globales, la Copa del Mundo de 2034 quedará oscurecida por la represión, la discriminación y la explotación a gran escala”, disparan. A Infantino poco le importa. De hecho, en su discurso, apunta a que su mandato ha transformado al fútbol en un momento de unidad en un contexto internacional hostil. “En un mundo que cada vez parece más dividido, es maravilloso que podamos ponernos de acuerdo en algo como esto. Es un mensaje increíble de unidad y necesario en la actualidad”, señaló el timonel de la FIFA.

El Ministro de Deportes de Arabia Saudita, el Príncipe Abdulaziz bin Turki Al Faisal. (Foto: Reuters)

“Un riesgo medio”

Hace un mes, la FIFA hizo público un artículo donde calificaron a Arabia Saudita como “un riesgo medio” en materia de derechos humanos. En esa oportunidad señalaron que el país tiene tiempo por delante para llevar a cabo una serie de reformas. Sin embargo, tampoco conformaba a los más críticos.

Steve Cockburn, director de Derechos Laborales y Deporte de Amnistía Internacional, no dudó en manifestarse en contra del análisis del organismo que preside Infantino. “Es un impresionante blanqueo del atroz historial del país en cuanto a derechos humanos. No hay compromisos significativos para impedir que se explote a quienes trabajan, se desaloje a la población residente o se detenga a activistas. Al ignorar los claros indicios de riesgos graves para los derechos humanos, es probable que la FIFA deba asumir gran parte de la responsabilidad de las violaciones y abusos que tendrán lugar durante la próxima década”, dijo.

De hecho, comparó la evaluación con lo que se hizo en la antesala de Qatar 2022: “No es ningún misterio el motivo por el que la FIFA ha mantenido oculto largo tiempo este informe independiente, que concluye claramente que la organización tiene la responsabilidad de garantizar la reparación a cientos de miles de personas que sufrieron abusos en relación con la Copa Mundial de 2022. El informe valida lo que reclamaban las organizaciones de derechos humanos, los sindicatos, las aficiones y ahora incluso el propio subcomité de derechos humanos de la FIFA. Es hora de que rindan cuentas”.

La maqueta de uno de los estadios que se utilizarán en Arabia Saudita. (Foto: Reuters)

Los millones

Arabia Saudita ha invertido altas cifras en el deporte. Es parte del camino que eligieron para llevar el Mundial. Sin ir más lejos, Cristiano Ronaldo ha sido uno de los precursores de la cita planetaria en ese país. El astro portugués lleva tres años en el Al Nassr, ganando 285 millones de dólares. Los equipos de la Superliga Saudí cuentan con el apoyo del Fondo de Inversión Pública (PIF). La monarquía ha gastado más de 6.300 millones de dólares en deporte en el último lustro. “Felicitaciones a todos mis amigos en Arabia Saudita, sé lo orgullosos que están todos hoy y estoy seguro de que el Mundial 2034 será histórico”, escribió CR7 en su cuenta de X.

No solo el fútbol concentra el dinero. También, por ejemplo, el golf. El LIV, donde militan los chilenos Joaquín Niemann y Mito Pereira, también es financiado por el PIF. El monto total en premios a repartir asciende a 255 millones de dólares. El talagantino se ha hecho de una gigantesca fortuna en el circuito. Niemann partió la temporada ganó dos torneos en el año, lo que le valió ocho millones dólares. Ahora es acreedor de 29 millones de la moneda norteamericana.

Por otro lado, están entrando en el tenis. “Nuestra asociación estratégica con PIF marca un momento importante para el tenis. Es un compromiso compartido para impulsar el futuro del deporte. Con la dedicación de PIF a la próxima generación, fomentando la innovación y creando oportunidades para todos”, dijo el CEO de la ATP, Massimo Calvelli. Las Next Gen ATP Finals 2024 se llevarán a cabo del 18 al 22 de diciembre. El fondo administra 700 mil millones de dólares, según cifras oficiales y han puesto dinero en la Fórmula 1 también.