"San Carlos nos quedó chico". La frase se oye mucho en el mundo cruzado. Hasta Juan Tagle, presidente de Universidad Católica, lo dice. El gran desafío del club ya está en marcha, con una comisión conformada por el propio Tagle, Hernán de Solminihac, Francisco Lavín, Juan Pablo del Río, Fernando Echeverría y Alex Harasic. La misión es dar con la fórmula para ampliar el estadio.
En 2010 la cantidad de abonados era de 129, de socios 2.274 y el público total promedio, de 7.454. Hoy las cifras aumentaron a 4.570, 6.300 y 10.485, respectivamente, según los datos de Cruzados (ver infografía).
"Siempre aspiramos a más, a generar más hinchas recurrentes y estables en nuestro estadio. Estamos convencidos de que la gente que está acercándose a la UC es cada vez más y que está más interesada en venir al estadio", explica a La Tercera Juan Pablo Pareja, gerente general de Cruzados.
"Afortunadamente la estrategia de mejorar la experiencia en el estadio ha ido dando resultados. Crecientemente, los números nos respaldan y la gente responde. Hemos llegado a tener tasas de abonados de un 40% del estadio", agrega.
Y aunque faltan muchos pasos por dar, el plan ya tiene cosas claras. Como sus cuatro pilares fundamentales: el aspecto comercial, que tiene relación con los dineros; los permisos de edificación tanto del CDUC como de la Municipalidad de Las Condes; el plan arquitectónico y por último el comunicacional, donde no se quieren cometer errores como el frustrado anuncio de la U. En San Carlos reseñan que esos cuatro criterios se deben aunar para ver las modificaciones para un estadio que se inauguró en 1988 y que en la propia UC consideran "viejo".
Por lo pronto, cuentan en el cuadro franjeado, hay algunos aspectos medianamente definidos. Como que la ampliación no va a ser "una locura". Que la capacidad actual de 14.118 personas no se va a doblar, si no que crecerá en un 30 ó 35%. "20 mil a lo mucho", dicen desde la S.A..
En el recinto universitario reseñan que pensar en algo más grande es irrisorio, "por el barrio, el espacio y la conectividad. Cualquier cosa demasiado ambiciosa terminará por caerse".
Otro de los aspectos donde también hay claridad casi absoluta es en torno al modelo de negocio. El naming rights (cesión del nombre del estadio a una marca) es la alternativa más viable para encontrar el financiamiento. Se han estudiado los modelos de recintos europeos, como el Allianz del Bayern, el Emirates del Arsenal o el Wanda del Atlético de Madrid.
Es más, la concesionaria ya tiene preparado un dossier para alguna empresa que se interese en el proyecto. Pasa que, según han analizado, el estadio tiene que autofinanciarse, porque con los flujos ordinarios de Cruzados es imposible.
En el reducto estudiantil explican que sí existen anteproyectos sobre el estadio mismo y que dentro de estos se esboza un recinto que se pueda usar recurrentemente y no tan sólo dos veces al mes para los partidos de local. Y que incluye, entre otros, el arriendo de oficinas, apertura de tiendas y realización de conciertos.
Cruzados no quiere saltarse a nadie. Así, dicen, han encontrado una buena acogida preliminar en el municipio, que es finalmente quien les dará o no los permisos. "Hay que ser muy responsables y serios en evaluar un proyecto de esas características, por las implicancias que tiene. Es un desafío a largo plazo", agrega Pareja.
La dirigencia cruzada dice tener razones de sobra para soñar con un San Carlos 2.0. "Se han ido haciendo mejoras de la infraestructura del estadio para que la experiencia de visitar San Carlos sea mucho más cómoda", sostiene Pareja.
Por ejemplo, desde que llegó Cruzados, se han invertido más de dos mil millones de pesos en remodelaciones (baños, butacas, pavimentación de accesos). Ese dinero preferirían destinarlo a algo definitivo.
Por eso, mientras se avanza en la consolidación de la ampliación definitiva, las tribunas mecano vuelven a ser opción. "Sigue siendo un tema que evaluamos. Aunque no es un número gigantesco, damos una señal de preocupación de dar espacio a que más gente pueda asistir al estadio", cierra Pareja.