Campeón contundente
Gran final. Con goles y emoción hasta el minuto 90. Partido muy ingrato para los croatas; lucharon, buscaron y por largos pasajes del juego se vieron mejor. Pero Francia es contundente. Llegó cinco veces y anotó cuatro. Y otra vez con sus expedientes favoritos: su majestad el contragolpe y la pelota detenida.
Francia, un equipo a veces calculador y mezquino, pero siempre sólido y bien parado, avanzó a paso firme y fue creciendo durante el torneo. Seis victorias y apenas un empate (ante Dinamarca, en la fase de grupos, con ambas selecciones ya clasificadas) es su registro. Un recorrido que incluyó triunfos ante Argentina, Uruguay y Bélgica. Fue capaces de avanzar por el lado más complicado del cuadro. Un campeón sin apelaciones que levantó la copa con entera justicia.
Lo de Deschamps es de destacar. No solo se convirtió en el tercer técnico en ganar un Mundial como jugador y entrenador, sino que además completó un registro estadístico formidable: tiene nueve victorias en sus 12 partidos dirigiendo en Mundiales. Extraordinario.
Deschamps es un eslabón más en el sólido proyecto de desarrollo del fútbol francés. Un proceso que partió hace décadas y que ahora le regala a Francia su segundo título Mundial en veinte años (más la final de 2006). El técnico no pasó de cuartos de final en Brasil y perdió la definición de la Eurocopa que se jugó en su país, sin embargo, la Federación gala decidió respaldarlo y hoy celebran nuevo título. La coherencia paga.
Se acaba Rusia 2018, un Mundial que en lo táctico no entregó grandes novedades. Prevaleció el 4-2-3-1 que se consolidó en Brasil 2014. La línea de tres de los semifinalistas Bélgica e Inglaterra fueron excepciones que le dieron alguna variación a los esquemas predominantes, en un torneo donde la posesión de la pelota perdió bonos ante la idea del repliegue y las transiciones rápidas.
Justo campeón Francia. Un cuadro que supo acomodarse a las diversas situaciones que le presentaron los rivales. Manejó el juego cuando fue necesario, congeló los partidos cuando era pertinente y tuvo contundencia con su velocidad en ataque. Un equipo con pegada de campeón.
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