El campeón se derrumba ante Corea del Sur y se despide de Rusia
Alemania cayó 0-2 ante los asiáticos y se despidieron de la Copa del Mundo de la peor manera. Por primera vez en 80 años, los germanos se despide en la fase de grupos en una cita planetaria.
En un Mundial plagado de flojas actuaciones individuales y colectivas, Alemania dio la nota. Pero una mayúscula, al quedar eliminada en primera ronda del Mundial de Rusia. No hubo esta vez milagro como frente a Suecia. El último monarca de la Copa le dice adiós de una manera brutal, cayendo ante Corea del Sur por 2-0. Y de este modo se une a Brasil (1966)Francia (2002), Italia (2010) y España (2014), que también se despidieron en la primera ronda tras coronarse campeón en la edición anterior.
Tal como ante Suecia celebró en los descuentos la victoria, ahora vivió la otra cara de la moneda. Corea del Sur le propinó los dos sendos golpes de nocaut en el tiempo de adición, uno de ellos con intervención directa de Kroos, el héroe el pasado sábado y ahora convertido en verdugo con su asistencia dentro del área para Kim, quien no falló ante Neuer. Si todavía tenía una mínima esperanza Alemania, en esa jugada se subió al avión de vuelta a casa. Lo que vino después, con el tanto de Son, simplemente fue para decorar aún más la sorpresa mayúscula de este Mundial.
Alemania equivocó el camino en el inicio. Pensó que sus últimos minutos ante Suecia iban a ser suficientes para achicar a los coreanos. Sin embargo, pudo más la desidia germana que cualquier temor que pudieran sentir los asiáticos. Entonces, sin dinámica ni menos velocidad de traslado, el campeón del mundo se pareció muchísimo al equipo del estreno, sobre todo el del primer tiempo, ante México.
Es cierto que el seleccionado de Löw manejó el balón y siempre se posicionó en campo rival, pero pocas veces pudo inquietar al portero Jo. Salvo algunas intentonas tibias de Werner, el fondo coreano sufrió muy poco. El tridente elegido por el técnico germano para jugar por detrás del delantero -Reus, Ozil y Goretzka-, nunca entró en sintonía. Lo del volante del Arsenal ya es sintomático porque en el estreno fue de lo peor y ayer repitió una actuación parecida, sin mayor protagonismo que el trasladar el balón a paso lento.
Alemania parecía congelado en el campo, seguro de que en algún momento iba a flaquear la dura resistencia coreana. Todo lo hacía parsimonosio, con excesiva lateralización y sin profundidad. Salvo las subidas de Kimmich, a esta altura casi el único camino seguro para llegar al área rival, la búsqueda del gol para Alemania estaba supeditado a una sumatoria de toques esperando el pase filtrado que en este Mundial lo han tenido clausurado.
Las noticias que llegaban desde el partido que disputaban Suecia y México cambiaron algo de la monotonía del compromiso. Pero pese a la urgencia de Alemania por convertir para evitar la eliminación, en la cancha no se veía un dominio atosigante. El arquero Jo apenas tuvo un par de intervenciones ante sendos cabezazos, pero no mucho más. Los ingresos de Müller y Mario Gómez eran un claro signo de desesperación y de una orden clara para el resto de los compañeros: ataque aéreo.
A medida que transcurrían los minutos y se consumaba la goleada sueca, Alemania se iba quedando sin piernas ni ideas para hacer su tarea. Apenas le bastaba un gol para clasificar a octavos. Pero en el campo de juego nadie parecía demasiado angustiado. La cara de póker de Ozil, un símbolo de la frialdad futbolística, pareció contagiar a todos los germanos, que no parecían asumir la debacle que se instalaba sobre sus cabezas.
Entonces, con un equipo regalado buscando el gol de la clasificación, Corea del Sur sólo debía ajustar la precisión para dar el golpe de gracia. Y ahí aparecieron Kim y Son para darles el golpe de gracia a los germanos. Adiós, campeón. Esta vez no hubo milagro. Alemania se despide por primera vez en 80 años en una primera ronda. La historia se reescribe en Rusia.
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