Aunque Pablo Guede descartó a cinco de sus titulares para que el equipo no se viera tan mal físicamente después del esfuerzo en La Paz, no logró su objetivo en Concepción. De hecho, ya en el minuto 22 tenía calentando a los juveniles Branco Provoste y Jorge Araya, como presintiendo lo que vendría quince minutos después. César Pinares se fue al suelo, se tocó uno de los muslos y, aunque intentó seguir, debió ser reemplazado por Provoste. Un posible desgarro a espera de exámenes. Y la resaca de haber jugado en el Hernando Siles no es excusa, pues el refuerzo albo ni siquiera viajó. Tampoco lo es tanto con Benjamín Berríos, quien apenas jugó 25 minutos en la capital boliviana y ayer salió visiblemente exhausto en los 73' (reemplazado por Araya).
Guede sabe que su equipo no está bien físicamente. "Baeza tiene una contractura en el isquiotibial. Carmona tiene una molestia en la cadera; Valdivia, una contractura en el isquiotibial; Paredes, un pequeño desgarro al lado del gemelo. Y Barroso, por la espalda tuvo un poco de dolor. Los jugadores están muertos, están cansados. Hay tres o cuatro enfermos. El cuerpo técnico también", admitió en la conferencia de prensa en el Ester Roa Rebolledo. Y agregó: "Sabíamos que íbamos a sufrir en los últimos 15 minutos, porque el esfuerzo en La Paz fue muy grande".
Agustín Orión, el único del plantel colocolino que dio la cara tras la derrota, incluso agradeció el receso por las fechas FIFA.
Al respecto, dijo: "Está bueno tener 10 días de descanso, por el cansancio. Tenemos muchos chicos cansados. Y Católica es un competidor directo. Ojalá los golpeados puedan recuperarse", expresó.
Un mes de temporada transcurrido y un equipo que quiere ser protagonista en el continente acusa cansancio.