Caos en el ingreso, descoordinaciones, pero mucha emotividad: la trastienda de la histórica e inolvidable inauguración de Santiago 2023
Este viernes se llevó a cabo el acto inicial de los Juegos Panamericanos. Pese a las complicaciones en las entradas del recinto, la carga simbólica del acto terminó imponiéndose en una jornada que se perfila como una de las más emblemáticas del deporte nacional.
Iniciaron oficialmente los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Si bien las competencias se venían llevando a cabo desde el miércoles, este viernes por la noche fue la ceremonia oficial en el Estadio Nacional. Se trata nada menos que del regreso del coloso de Ñuñoa, luego de las remodelaciones que se llevaron a cabo en todo el Parque durante los últimos dos años.
El ingreso del público arrancó, con exactitud, a las 16:02. Aquellos minutos fueron de calma. La gente que arribaba temprano no tuvo mayores complicaciones. De hecho, muchos se acercaron al camión minero que está instalado en una de las entradas a sacarse fotos. Otros registraban el retorno del recinto y sus accesos. A esa altura, sin embargo, se sabía que más tarde podrían llegar ciertos inconvenientes.
“A eso de las 19 horas llegará más gente”, advertían entre los voluntarios. El acto inaugural estaba programado para las 20:30. Cuando quedaban 30 minutos para el arranque de la ceremonia, aun se observaban muchos lugares vacíos en el Estadio Nacional. Llamaba la atención. Esto se debió, principalmente, al caos que se generó en los accesos por la distribución de las entradas.
La división de lugares fue acorde a lo histórico del evento. Cada boleto estaba marcado con el nombre de algún deportista que haya quedado en los libros. Nicolás Massú, Fernando González y Ramón Tapia eran algunos de los elegidos. Eso sí, esto confundió a muchas personas, que no daban con su ubicación. También hubo descoordinaciones en el ingreso de la zona correspondiente a la prensa. Eso significó que desde la organización tuvieran que reubicar a familias completas que entraban a aquel sector, de casualidad en la mayoría de los casos.
Hubo otros momentos de complicación. Por ejemplo, tanto medios nacionales como internacionales sufrieron con la falla en el sistema de internet del Estadio Nacional. Pese a las refracciones en la zona, los cables generaron caos entre los presentes en ese lugar, que se veían obligados a buscar mecanismos paralelos para llevar a cabo sus coberturas.
Un acto multitudinario
Mientras los asistentes que llegaron más temprano aplaudían a los Halcones de la FACh, que realizaron piruetas en sus aviones durante las horas previas, muchos famosos se iban instalando bajo la marquesina. Probablemente el lugar de ingreso más ordenado. Lógicamente, las figuras del deportes se llevaban todas las miradas. Pero también actores y algunos políticos recibían a personas que se les acercaban a pedirles una selfie.
Una de las oportunidades que generó una ovación más grande fue la aparición de Fiu, la mascota oficial del megaevento, a solo minutos del inicio de la ceremonia. Los ceachei bajaban y la presencia de Nicolás Massú generaba revuelo entre los presentes. Minutos más tarde, el Vampiro fue uno de los grandes protagonistas de la noche, cuando junto a Fernando González y Lucy López fueron los encargados de encender el pebetero con la llama Panamericana.
Hubo muchos momentos que quedaran en la retina. En el aplausometro, el instante en que la delegación chilena apareció en el campo es uno de los ganadores. Fue un estruendo ensordecedor el que se sintió en el Estadio Nacional. Comandada por los abanderados Kristel Köbrich y Esteban Grimalt, los deportistas nacionales desfilaron y partieron rumbo a la tribuna andes. Precisamente, este último es otro elemento a considerar. A mucha gente le llamó la atención lo vacía que estaba aquella parte del recinto. La explicación era que estaba destinada a los competidores que se iban sentando tras pasar por la cancha.
También fueron inmensos los vítores que recibieron los portadores de la llama Panamericana. Iván Zamorano recibió el cariño de los fanáticos, luego Massú y González hicieron valer su condición de leyenda al ser mencionados y recibir la posta. Finalmente, el anuncio de que serían ellos junto a la legendaria deportista fue un instante que quedara en la retina de los presentes.
El Presidente Gabriel Boric fue otro de los personajes de la noche. Su figura resultó ovacionada por la mayoría de los presentes en Ñuñoa. También hubo ciertas reprobaciones, pero fueron menores en comparación a los aplausos que recibió la máxima autoridad del país, quien estaba sentado junto al ministro del Deporte, Jaime Pizarro.
Broche de oro
La carga emotiva estuvo presente durante toda la jornada. Sin embargo, dentro de los instantes más esperados por los presentes estuvieron los números musicales. La baterista Juanita Parra fue la encargada de abrir la ceremonia. Luego volvió a aparecer en el escenario, ahora acompañada de su grupo, Los Jaivas, quienes interpretaron la emblemática canción Todos Juntos, que fue coreada al unísono por los 38 mil presentes.
Además de la mítica banda viñamarina, aparecieron dos conjuntos representantes de Concepción. Primero fueron Los Bunkers quienes hicieron vibrar el Estadio Nacional. Tocaron cuatro de sus temas más conocidos: Miño, Ven aquí, Llueve sobre la ciudad y Bailando Solo. Los penquistas se reunieron a inicios de 2023, actualmente están de gira internacional y su actuación en el acto de los Juegos Panamericanos resulta ser una especie de previa de lo que serán sus dos conciertos en el principal recinto deportivo del país, programados para abril del próximo año.
Luego irrumpieron en escena Los Tres. El grupo liderado por Álvaro Henríquez interpretó Déjate caer, La Torre de Babel, Un amor violento y La vida que yo he pasado. También con una carga emotiva gigante, debido a que es su primer show en la capital con el retorno de su formación original luego de 23 años. Hace algunos días habían aparecido con un evento gratuito en su natal región del Biobío. Finalmente, todo terminó con Sebastián Yatra haciendo vibrar al recinto ñuñoíno con su música. El colombiano fue el nombre internacional y tocó tres canciones.
Justo después del último acorde que se escuchó en los parlantes, las remozadas luces del Estadio Nacional se encendieron en señal de que el acto había concluido. La salida fue mucho menos caótica que el ingreso y la línea 6 del metro extendió sus servicios hasta las 1 de la mañana para facilitar el retorno a sus hogares de los asistentes que necesitaran el transporte público. Y lo cierto es que más allá de los inconvenientes, primó una sensación de que todo resultó de manera positiva.
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