La Universidad de Chile firmó su primera decepción de 2020 tras caer en la final de la Copa Chile a manos de Colo Colo. El cuadro adiestrado por Hernán Caputto jugó a buen nivel solamente los primeros 25 minutos del partido, para luego extraviar el rumbo y cederle el título al archirrival.
El duelo en Temuco fue una extensión de las penurias que sufrieron los laicos en 2019, dejando otra vez la imagen de un equipo abúlico, predecible, con pocas variantes, frágil mentalmente y, lo que es peor, con nulas respuestas -tácticas e incluso anímicas- desde la banca.
Hasta ahora, el actual entrenador de los estudiantiles suma 11 partidos dirigidos, en los que ha conseguido apenas tres victorias. El resto son cuatro empates y cuatro derrotas, con los que cuenta un exiguo 39,39% de rendimiento en todos los partidos oficiales que ha disputado (quedó al margen de la comparativa el duelo que ganó sin jugar ante la Unión Española, en la semifinal de la Copa Chile).
Con esto, el estratega tiene peores números que sus anteriores dos predecesores, Frank Kudelka y Alfredo Arias, entre quienes han conducido los destinos del club universitario durante el último año.
Kudelka fue cesado de la institución con 29 partidos dirigidos, en los que cosechó un 60,92% de rendimiento (sumó 53 de 87 puntos, merced a 16 triunfos, cinco empates y ocho derrotas). Arias, por su parte, fue desvinculado del equipo laico con un 41,67% de rendimiento (20 de 48 puntos), luego de cuatro triunfos, ocho empates y cuatro caídas.
La producción ofensiva, mientras, sigue siendo misérrima. Bajo la tutela de Caputto, la U ha marcado 17 goles y ha recibido la misma cantidad. Con Kudelka, mientras, el club anotó 46 veces y le convirtieron 30; y con Arias, marcó 22 y le marcaron 24.
"No voy a cuestionar a los jugadores. Tenemos un plantel en forma. Tenemos cosas positivas e intentaremos mejorar", dijo Caputto después de perder la Copa Chile y la oportunidad de empezar el año de forma positiva. Y aunque el DT cree, pocas cosas han cambiado desde el año pasado en la U, que en 2020 deberá dar una dura batalla si quiere alejarse de la todavía presente amenaza del descenso.