Caras largas y jugadas clave: la tensa jornada en que la ANFP y el Sifup acordaron el fin del paro en el fútbol chileno

Faltan pocos minutos para las 19 horas y desde la mesa de negociación que se instaló en Dirección del Trabajo comienzan a surgir señales de un entendimiento entre la ANFP y el Sifup para poner término al paro que amenazaba el inicio de la temporada en el fútbol chileno que, sin Supercopa, se remitía al comienzo de la Copa Chile. Las primeras alusiones, de hecho, son contradictorias. Simultáneamente, cada bando revela interpretaciones distintas. Lo que para unos constituye un entendimiento, para el otro aún resulta insuficiente. Hasta ahí, de hecho, al check list de los temas que figuraban en el petitorio planteado por el gremio que preside Gamadiel García le faltaban varias marcas. Algunas, en materias relevantes. Algo así como verdaderas banderas de lucha.

Por esa misma hora, en Quilín se anticipaban a la jugada. El enfoque era, naturalmente, el optimista. En la organización apelaban a un tecnicismo para convocar a los presidentes de los clubes a reunirse. Como estatutariamente los plazos para citar al Consejo de Presidentes no alcanzarían a cumplirse, se optó por otra. Llamativa, por el cuerpo legal al que aludía. “Por medio de la presente y por exigirlo las necesidades de la Asociación, conforme a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 550 del Código Civil, se cita a Asamblea Extraordinaria del Consejo de Presidentes de la Asociación, para el día jueves 23 de enero de 2025, a las 21:15 horas, la que se efectuará por medio de videoconferencia”, consignaba la convocatoria firmada por el secretario general de la ANFP, Jorge Yunge. “La materia a tratar en la Asamblea Extraordinaria del Consejo es el someter a votación el principio de acuerdo alcanzado con el Sindicado de Futbolistas Profesionales (“SIFUP”) en el proceso de mediación llevado adelante ante la Dirección Nacional del Trabajo”, anunciaba.

La señal era potente, pero, según la contraparte, aún no decisiva. A esa hora, todavía quedaba por resolver plenamente un punto emblemático: la extensión de la temporada de la Primera B. El resto de las materias se fue cerrando relativamente rápido. Uno de los aspectos llamativos fue, por ejemplo, que la mesa repuso el entendimiento que se había alcanzado el martes, en la misma instancia, para la liberación de las restricciones etarias en la Segunda División, pese a la oposición que habían manifestado 11 clubes de la categoría a través de una declaración pública.

El orden y el ritmo de las tratativas estaba marcado por la relevancia de los puntos que se tenían que afinar. Finalmente, por ejemplo, se logró un pacto respecto de la cobertura de salud para los futbolistas que sufrieran lesiones durante sus respectivos contratos, una materia que, hasta ahí, dependía más bien de una voluntad no escrita. De ahí en más, se fue avanzando en los temas de solución más expedita. Uno de los que llamativamente no se resolvió como pretendía inicialmente el Sifup fue la reducción de los cupos para extranjeros. Al final, se mantuvo el orden actual: seis inscritos, cinco en el campo de juego. El gremio de los jugadores pretendía rebajar en uno los inscritos, aunque todos utilizables. Ahí, según testigos de las tratativas, la ‘muñeca’ de Aníbal Mosa fue clave para convencer a García de no alterar el orden establecido con los fichajes ya avanzados en la mayoría de los equipos. La petición, finalmente, fue retirada. El rol del portomontino, y los que jugaron Pablo Hoffmann, presidente de O’Higgins, y Eduardo Olivares, directivo de San Felipe, terminaron siendo cruciales.

En la dirigencia del fútbol chileno valoran cómo se fueron derribando los muros que fue planteando el Sifup. Así, por ejemplo, resaltan que, finalmente, la Copa Chile comenzará el fin de semana, aunque limitadamente, en contraposición a la postura gremial de aplazar el inicio del torneo hasta que no se suscribieran los acuerdos en un Consejo de Presidentes convencional. Esa posición había alertado a la ANFP y a los clubes, que incluso llegaron a plantearse forzar a los jugadores profesionales, en función del cumplimiento de sus contratos, o, en caso extremo, partir con juveniles. Los más extremos, incluso, eran partidarios de limitar el acceso a los entrenamientos y comenzar a descontar los días no trabajados.

En ese plano, por ejemplo, los timoneles reparan en otro ‘triunfo’ que quedó consignado en el acta que consagró el pacto: el Sifup reconoce que no se puede involucrar en las definiciones de los ascensos o descensos, porque se estableció que esa es una materia institucional. En Quilín calculan que esa determinación y la eliminación ‘relativa’ de los límites etarios en la categoría romperán la relación entre el sindicato y la tercera división del fútbol nacional. Sobre todo, por la firme postura que habían mostrado los clubes, partidarios de una categoría Sub 23 y porque, finalmente, tampoco se cumplió la aspiración de aumentar en al menos medio cupo los ascensos.

Por esa razón, a la hora de las conclusiones, varios repararon en un detalle. En el momento en que se suscribió el acuerdo, la mayoría de los participantes en la escena aplaudió el entendimiento. Según testigos, el único que no batió las palmas fue Gamadiel García. “Tratamos de llegar a los mejores acuerdos y tenemos mesas programadas para acordar detalles finos para la temporada 2026 y más allá de que el trato no es perfecto, es un buen soporte para nuestros futbolistas”, declaró, después.

Igualmente, la declaración que emitió el Sifup fue conciliadora. “La Asamblea de la Asociación acordó respetar los 11 puntos del documento enviado por los capitanes de todos los equipos profesionales, el 5 de noviembre del 2024 a Pablo Milad y su directorio”, valoró. “Las medidas más urgentes planteadas por nuestro gremio serán puestas en práctica en el inicio de la temporada 2025, mientras que otras se trabajarán en una comisión que tendrá una duración de seis meses junto a la Dirección del Trabajo. En esta mesa actuará como garante de los acuerdos, el presidente de Colo Colo Aníbal Mosa”, precisó respecto de las acciones de implementación más paulatina. En Quilín, sin embargo, precisan que ese rol no está consagrado en el acta que oficializó el entendimiento.