De cuando en cuando surgen en el mundo del tenis grandes prodigios. En los últimos años, España ha sido cuna de varios ellos. El más grande de todos, Rafael Nadal, quien a los 16 años ya jugaba torneos ATP y empezaba a romper todos los récords sobre arcilla que pudieran existir. Su figura, por supuesto, inspiró a numerosos jugadores en su país, pero hay uno que irrumpe y destaca más que otros: Carlos Alcaraz.
Con apenas 18 años recién cumplidos, el oriundo de El Palmar, una localidad de Murcia, es la gran sensación del tenis español. A su corta edad ya ostenta cuatro títulos de challenger y este año logró su primera semifinal de ATP, en el 250 de Marbella. La semana pasada se quedó con la corona en el Challenger de Oeiras y esta semana pasó dos rondas de las clasificaciones de Roland Garros, donde definirá el paso al cuadro principal del Grand Slam parisino ante Alejandro Tabilo. El que gane mañana (6.00, de Chile), cumplirá el sueño de jugar por primera vez en el main draw.
“Tiene un potencial enorme y solo necesita un poquito de tiempo. Quiero desearle lo mejor, porque aparte de un gran tenista es un chico que tiene las cosas claras, valores que la sociedad necesita”, señaló Rafael Nadal tras vencerlo en Madrid hace algunas semanas.
Otro exnúmero uno del mundo, como Juan Carlos Ferrero, es el encargado de guiar la carrera del joven tenista. A principios de temporada se trazaron objetivos ambiciosos. “Nuestro deseo y objetivo es intentar meternos dentro del top 50. De hecho, estamos trabajando duro en pretemporada para poder competir con los mejores y alcanzar dicho objetivo. Si sigue con el hambre que ha demostrado y somos capaces de ser regulares durante todo el año, creo que Carlos puede llegar al top 50”, expresó el Mosquito, en una entrevista con el sitio Tennis Majors.
La revancha de Jano
Para Alejandro Tabilo las cosas han sido mucho más felices que en su anterior experiencia en Roland Garros, en la que incluso puso en riesgo su vida, tras ser operado de urgencia por una apendicitis, que derivó en una peritonitis por las pocas facilidades que otorgó la organización del torneo a la hora de trasladar al zurdo a un centro asistencial, donde tampoco lo pasó mejor. “Hasta el día de hoy estoy con miedo y asustado. Claro que sentí el riesgo, no sabía qué tenía y sentía mucho dolor”, señaló a El Deportivo, poco después de la intervención, mientras que su técnico reveló una cruda conversación en los momentos de mayor incertidumbre: “El Ale me preguntó dos veces si se iba a morir o no”.
El sabor amargo de esa situación, que cortó el gran momento que vivía el nacido en Toronto, tuvo repercusiones. Su tenis se hizo más irregular, alternando buenas con malas actuaciones. Sin embargo, en Francia ese fuego sagrado está de vuelta y con las ganas de dar el gran golpe ante el encumbrado Alcaraz y así entrar al cuadro principal en París.