Carlos Alcaraz no pudo continuar con su buen momento, que lo llevó a ganar el Masters 1000 de Montecarlo por primera vez en su carrera. El español sufrió tras presentar molestias físicas producidas por el desgaste y se estampó contra un sólido Holger Rune en el Abierto de Barcelona. El danés se impuso por parciales de 7-6 (6) y 6-2, y se coronó en el Conde de Godó.

Ambos mostraron un nivel superlativo, acorde en toda regla en lo que respecta una final. Sin embargo, el desenlace no fue el esperado por ninguno de los españoles presentes en el Real Club de Tenis de la Ciudad Condal, sobre todo después de un primer set de ensueño.

Fue una batalla entre dos de los tenistas llamados a comandar la siguiente época del tenis. Hubo extensos peloteos desde el fondo de la cancha, donde los dos dejaron detalles de calidad. El partido tuvo un ritmo intenso, al menos en su inicio.

Las dolencias musculares de Alcaraz

Alcaraz dio el primer golpe al quebrar en el quinto juego, pero no pudo ratificar su ventaja tras cometer una serie de errores ante un imperial Rune, que se recuperó rápidamente para igualar todo. El danés se terminó llevando el parcial en el tie break. Fue una definición de infarto.

Cuando la batalla parecía extenderse a la segunda manga, al español le empezó a pasar la cuenta su físico, algo normal tras haber disputado diez partidos en apenas dos semanas.

Alcaraz sintió un dolor muscular en la pierna derecha y el duelo derechamente se interrumpió para que ingresara el fisio a entregarle asistencia médica. El problema físico, lógicamente, terminó condicionando el resto del encuentro, pese a que el oriundo de El Palmar intentó volver, pero no pudo.

Su intención (y su molestia) no fue suficiente contra un implacable Rune, que se llevó el set por 6-2 y, por consecuencia, el partido. Así, el escandinavo se coronó en el Abierto de Barcelona. Ahora, ambos tienen su foco en el Masters 1000 de Madrid, que iniciará su cuadro principal el viernes 25 de abril.