Carlos Astroza (41) es traductor. Quizás por eso baste dialogar pocos minutos con el juez chileno que tuvo más participación en el último Mundial para advertir que su intención es hacer entendible el funcionamiento del VAR, el sistema que pudo operar en 18 partidos de la cita planetaria, incluida la final entre Francia y Croacia. Ahora está designado, junto a otros seis árbitros nacionales, para la semifinal de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Palmeiras. Seguirá a cargo de discernir los offside. "Fue un desafío. Era la primera vez que se iba a utilizar el VAR a ese nivel. Era la prueba de fuego para la FIFA, para los árbitros lograr una performance correcta. Salió bien. La preparación fue fuerte. Es lo que hoy tiene al mundo hablando del VAR. Esperando tener la tecnología para lograr justicia deportiva", dice.

¿Cómo funcionaba el VAR?

En el Mundial tuvimos muchos recursos. Eran cuatro personas arriba, cuatro árbitros: el principal, el asistente, el AVAR 2, que era mi trabajo, y un AVAR 3, que era un soporte, que nos ayudaba con las imágenes de TV, que a veces tienen más cámaras y nos daba una imagen anterior. Ya éramos ocho.

¿Cómo se coordinan?

Antes del Mundial hubo muchos seminarios, con trabajos en cancha y los jefes vieron que había afinidad y formaron equipos. Me dio ventaja saber idiomas. Hay un árbitro que es jefe y tiene asistentes, pero el jefe último es el árbitro en cancha. Somos sus asistentes. Él toma la última decisión. Puede pedir una revisión; nosotros recomendamos, pero él puede decir 'no, no la quiero ver'. O ve la jugada y dice 'no me parece, no estoy de acuerdo' y sigue con su decisión. El VAR no decide nunca: recomienda algo con una prueba. Lo que nos piden es buscar el elefante, no la hormiga; la hormiga es de percepción, 'lo que yo cobraría'. El VAR tiene que buscar la evidencia clara de que hay un error, que no será cuestionado y mostrárselo al árbitro. 'Esto ocurrió. Tú decides'.

¿Eso explica que en la Libertadores algunos jueces lo contradigan?

No. No es que lo contradigan. El árbitro puede tener una percepción diferente en la cancha. El VAR tiene que entender el partido. Es parte del entrenamiento. Lo que está cobrando, qué se está jugando. Es el mismo proceso de planificación de un árbitro en cancha. La comunicación del VAR con el árbitro es vital. El VAR le da una opinión o le dice 'mira, pasó esto' y el árbitro dice 'no me parece, no me convence'. Eso no quiere decir que alguno esté mal. El VAR no tiene que concordar con el árbitro.

¿Que la decisión siga en el juez puede desacreditar al VAR?

Hay que entender que este es un proceso nuevo. Falta educar al medio para que entienda que el VAR no viene a arbitrar, sino a cooperar. Existe un protocolo de VAR que es difícil de entender, incluso para los árbitros. El VAR no quiere rearbitrar. El VAR es una ayuda, un seguro de vida, un aliado. Somos asistentes, con una herramienta más clara. La regla quiere ser clara y mantener al árbitro con el poder de decisión. Si el árbitro pierde el poder de decisión, pasa a ser un PlayStation y nos metemos en todo. Por eso hay situaciones que se revisan: goles, penales, tarjetas rojas directas y error en la identificación del jugador.

Se han introducido cambios en las reglas que regulan el VAR. Se castiga pedirlo, por ejemplo...

El uso del VAR trajo aclaraciones y modificaciones sobre el tema disciplinario. Pedirlo se entiende como reclamo y se sanciona con amarilla. Si el jugador o el técnico invade el área de revisión, también puede ser expulsado o amonestado. Y si se llega al extremo de que quieran entrar a la cabina, puede ser expulsado.

¿Cuánto falta para que el VAR llegue a Chile?

Es difícil decirlo. Es un tema de costo, decisiones políticas. Nosotros somos los técnicos que implementamos cuando ya esté aprobado. Hoy, a todos los árbitros nos encantaría contar con esta herramienta, pero dependerá de los dirigentes. No es descabellado pensar que en Chile también pueda ocurrir.

¿Le quita emoción al juego?

El Mundial demostró que no. Se detiene más el juego por tiros libres o de esquina que por el VAR. Y la gente que lo vio se pudo dar cuenta de que la coordinación fue tan rápida que muchas veces ni se dio cuenta de que se estaba haciendo una revisión y el juego fluyó muy bien. Y lo esencial, primó la justicia deportiva.

¿Quedó conforme con lo que hizo en el Mundial?

Somos deportistas y nos gusta estar en la cancha, no en la banca, pero no creo que hayamos estado en la banca, sino en otra posición, tomando decisiones importantes, colaborando al equipo arbitral para que salga bien parado. El que está arbitrando no es una persona, es un cuerpo. Ser parte de eso y de ese proceso tan revolucionario en un Mundial me dejó muy satisfecho, con ganas de seguir aprendiendo. Lo dimensioné después. Y haber sido parte de eso me llena de orgullo.

¿Fue a medias la representación? Bascuñán no entró a la cancha.

Como los futbolistas, somos parte de un equipo y tenemos que aceptar las decisiones técnicas. Desde chicos sabemos que podemos 'jugar' o no. O de hacerlo en otra función.

Usando su analogía, ¿qué le faltó a Bascuñán para ser titular?

No podría decir qué nos faltó. Lo que tengo claro es que con Julio y con Christian (Schiemann) trabajamos durísimo e hicimos todo lo que nos pedían. Estamos satisfechos. Las decisiones técnicas no nos corresponden. Somos muy disciplinados y respetuosos de las decisiones.

¿Influyó el mal momento del arbitraje chileno?

Con mucha claridad, el no es rotundo, porque el arbitraje chileno no pasa por ninguna crisis. Para evaluar el nivel hay que mirar afuera. Y hemos tenido participaciones muy destacadas, con finales y semifinales de Libertadores con Julio (Bascuñán) y Roberto (Tobar). El nivel no ha sido malo. Entendemos la dinámica local. Tenemos que convivir con ella, con esa percepción. Hay que entender que un árbitro a nivel local está siempre expuesto. Uno convive con el acierto. El error es una excepción. A nivel local hay más personas que opinan. La polémica es parte del fútbol. Si hacemos una estadística, no es tan así.

¿Qué busca el proceso de Osses?

No puedo hablar por Enrique, pero busca lo que todos nosotros: mejorar, nunca quedarnos con lo que tenemos. Hay un trabajo honesto que, en lo posible, evite el error. A veces ocurrirá, es obvio. Lo único que uno podría decirle a un técnico al inicio de un partido es que hará todo lo posible porque no pase. Y pasará. No existen los Pelé en el arbitraje. Existen personas honestas, que quieren trabajar. El error es parte de nuestra labor.