Carlos Cáceres, el Monstruo
"Yo jugaba contra Universidad Católica en el estadio Santa Laura y Julio Martínez con el Sapo Livingstone comentaron, 'el 7 visitante va a fundir, sube, baja… parece mono animado'", ríe Carlos Víctor Cáceres Villarroel, quien nació el 17 de abril de 1948 en Chiguayante (cumplió 70 años). Medía 1,66 metros y pesaba 62 kilos.
Cáceres se inició en los clubes de barrio Valle la Piedra, Deportivo San Pablo y Caupolicán, de Chiguayante, y jugó por Deportes Concepción (1969 a 1971), Huachipato (1972 a 1975), Everton (1976 a 1979) y se retiró en Huachipato, segunda división (1980 y 1981). Dio dos vueltas olímpicas, con Huachipato 1974 (anotó ocho goles) y Everton 1976 (seis goles), con el mismo DT, Pedro Morales, y con sus compañeros Guillermo Azócar y Mario Salinas. Fue seleccionado con Morales (1975) y Caupolicán Peña (1977).
Era puntero derecho, Cáceres, pero tenía fuelle para colaborar con el marcador de punta, en el mediocampo y llegar arriba. "Siempre me cuidé y trabajé la fuerza en la arena, entonces costaba que me cansara. En Huachipato, Morales hacía el test de Cooper todos los meses y nos repartíamos el primer lugar con Alberto Villar y Luis Godoy".
Tuvo varios apodos. "Al comienzo, Indio, porque usaba el pelo muy corto. En Chiguayante me dicen Carluchín. Mis compañeros me llamaban Cacerola y después, Monstruo, por mi ansiedad para jugar. Y el que más me identificaba futbolísticamente, Siete Pulmones".
¿Quién fue su ídolo? "Mario Salinas, por su talento con los dos pies. Compartimos durante ocho años".
¿Diferencias entre los campeones Huachipato y Everton? "Huachipato estaba formado por jugadores de la zona: Luis Mendy, Flavio Silva, Azócar, Luis Pérez, Francisco Pinochet, Eddio Inostroza, Miguel Ángel Neira, Bigote Godoy… Lo importante era el juego colectivo y nos costaba marcar goles. Everton se armó con jugadores venidos de afuera, tenía más riqueza individual y en cualquier momento convertíamos un gol".
En esos años se daba el duelo entre los punteros y los marcadores laterales. "Se jugaba un 4-3-3, entonces yo atacaba por la derecha y Pablo Astudillo, por la izquierda, en Huachipato. En Everton, mi despliegue o la velocidad del Charola González en la derecha, y José Luis Ceballos, en la izquierda".
Mencione un baile a un adversario. "Por Huachipato, al Perro Mario Varas, de Palestino".
¿Un lateral difícil? "El Indio Navarro, de Green Cross Temuco, pegaba mucho. Una tarde en el estadio Sausalito, a los cinco minutos lesionó al Charola González, lo sacó de la cancha con un corte, y tuve que ingresar. Enseguida, Guillermo Martínez lo enfrentó con pelota, se la adelantó y con ella de por medio lo agarró y lo sacó a él. Le pusieron muchos puntos. Lo extraño fue que Chicomito no era golpeador".
¿Cuál es su partido inolvidable? "Por Everton, la final con Unión Española en 1976. En el Estadio Nacional empatamos 0-0 el miércoles y vencimos 3-1 el sábado".
¿De qué equipo es hincha? "Tengo el corazón morado. Formamos la Mutual de Deportes Concepción, el presidente es Rolando García, el entrenador es Germán Concha, y con Gustavo Viveros y Luis Díaz, entre otros, jugamos a beneficio".
Una anécdota. "Por Huachipato, en Las Higueras, le ganamos 1-0 a Universidad de Chile. El arquero era Manuel Astorga y en un tiro de esquina de Moisés Silva anticipé de cabeza en el primer palo, en una jugada ensayada (enero de 1975). Años después, cuando Huachipato inauguró su complejo deportivo, Arturo Salah le dijo a Manuel Pellegrini en mi presencia: '¡Este es el chico que esa tarde te movía la estantería!' Pellegrini era muy alto y muy tieso".
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