Hace dos días cumplió 90 años, rodeado de sus hijos Vivianne, Myriam, Carlos y Miguel en Puerto Montt. Carlos Enrique Espinoza Marambio nació el 21 de abril de 1928 en Caleta Abarca, Viña del Mar. Fue el arquero del Everton campeón, con René Meléndez a la cabeza, en 1950 y 1952. Seleccionado en el Sudamericano Extra de Montevideo 1956 y los Panamericanos de México 1956, y ganó la Copa Chile 1959 con Santiago Wanderers.
"La estatura fue la contra de mi carrera. Yo pensaba que medía 1,69 metros, pero si me dice que Juan Olivares medía 1,72, entonces es 1,72, porque éramos del mismo porte. Empecé con 66 kilos y terminé con 69 y suplía esa desventaja con gimnasia y practicando básquetbol", cuenta.
Bautizado Pelado desde que hizo el servicio militar en la Escuela de Caballería de Quillota, Espinoza defendió a Everton entre 1948 y 1958, y terminó su campaña en Santiago Wanderers (1959 y 1960).
¿Cómo jugaba usted? "Tenía seguridad de manos natural, buena ubicación, tranquilidad bajo los palos, y sentido de oportunidad y cálculo para salir o saltar. Sabía lo que podía atajar y por eso me quedaba parado cuando la pelota iba a un ángulo de arriba o rozando el vertical allá abajo, donde no iba a llegar de ninguna manera".
¿Quién fue su ídolo? "Carlos Pérez, arquero de Magallanes. Me gustaba porque se dedicaba a atajar y por su seguridad de manos. Una vez lo vi en los escalones de la estación de tren de Villa Alemana, yo era joven y no me atreví a hablarle. Hasta hoy me arrepiento de no haberlo hecho".
¿Cuál fue su mejor partido? "Tengo dos: el debut ante Colo Colo en el Estadio Nacional (2-2, julio de 1950) y el empate con Universidad Católica en El Tranque. En el primer tiempo, Sergio Livingstone, quien le puso corbata al fútbol, le detuvo un penal con las piernas a Sergio Álvarez; en el segundo, le atajé un penal a Raimundo Infante (0-0, octubre de 1951)".
¿Y en encuentros internacionales? "También son dos, partidos nocturnos en El Tranque: frente a Millonarios de Colombia, con Adolfo Pedernera, Alfredo di Stéfano y Pipo Rossi (2-2, febrero de 1952) y la goleada 5-0 a Independiente de Avellaneda (enero de 1953)".
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El vuelo de Carlos Espinoza y la pelota deformada en el travesaño.[/caption]
Las tres veces que jugó, Chile ganó los partidos. "Sí. Era suplente de Misael Escuti, pero actué contra Perú (4-3) y Paraguay (2-0) en Montevideo, y ante México (2-1) en Ciudad de México (1956)".
Le convirtieron tres goles en un partido Andrés Prieto, Enrique Hormazábal y Leonel Sánchez. "Lo tengo en la cuenta del olvido... El Chuleta Prieto era un gentleman. ¿Usted dice que era un pelusón? Sí recuerdo mi noche triste, frente a Palestino perdimos 8-3 y el Muñeco Roberto Coll me anotó cuatro goles (julio de 1957, Ñuñoa)".
¿La fotografía de Eugenio García con la pelota deformada en el travesaño? "Por supuesto. Fue un tiro libre de Mario Ortiz, de Green Cross, desde el centro de la cancha, y conectó el argentino Félix Díaz, quien se desenvolvía como interior derecho y le pegaba con dinamita. Solo me quedó seguir la trayectoria del balón que se estrelló en el travesaño del arco norte del Estadio Nacional (enero de 1953)".
¿Se acuerda de todo? "La memoria se refresca. Me acuerdo del gol sin ángulo que me hizo Jaime Ramírez, tal como le marcó dos veces al Sapo Livingstone y una a Daniel Chirinos. Y del penal que le atajé al Negro Ramiro Cortés, que era especialista".
¿Un deseo? "Que al estadio El Tranque, ahora Sausalito, le pongan el nombre de René Meléndez. Era extraordinario y tenía carácter. Decía: "Yo me hago el burro…".