Carlos Lobos, como muchos otros deportistas clasificados a los Juegos Olímpicos de Tokio no ha podido entrenar. Pero no por estar encerrado en casa, sino todo lo contrario, en pleno trabajo de coordinación desde su posición de mayor de Ejército coordinando en Quillota ayuda y control, todo menos pasar tiempo con Ranco, el caballo con que por segunda vez sacó pasajes a una cita olímpica.

“No he podido entrenar, porque todo mi esfuerzo está con el tema del Estado de Excepción y tengo a cargo la planificación y el despliegue que están ejecutando todas las fuerzas para las provincias de Quillota y Petorca. En este minuto estamos en eso”, dice con resignación el equitador, mismo sentimiento que denota al mostrar que: “hace unos días pensaba que el viernes hubiera sido la ceremonia de apertura y todo eso, pero visto de otra manera, estamos a un año de los Juegos”.

No solo eso. Hoy viernes 31 de julio estaba marcado en el calendario olímpico el debut de la dupla Lobos y Ranco en las primeras competencias del concurso completo. Como dice el jinete, será en un año más.

Lobos cuenta que pasa con el caballo “el escaso tiempo libre que tengo”, pero aclara al momento que “en este último tiempo no he podido hacer nada. Mi trabajo empieza a las 6 de la mañana y termina a las 9 y media de la noche todos los días y después de eso ya no se puede hacer nada. Montar el caballo de noche puede ser contraproducente”.

El mayor Lobos ya tuvo labores durante la crisis social de octubre y ahora está a cargo en Quillota del Grupo Escolta, de planificar los movimientos, el despliegue y la responsabilidad de presentar los planes para que se aprueben. “Hemos pasado por hartas cosas. Primero, las tareas iniciales del Estado de Excepción, después estuvimos apoyando el reparto de cajas de alimentos por la gente militar. Después nos pusieron cuarentena en Quillota, que nos generan más misiones, más actividades, mayor despliegue y ahora viene brindar apoyo al segundo reparto de cajas de alimentos”, relata el militar, quien en Japón vivirá sus segundos Juegos.

El que no se ha descuidado nada es Ranco, cuenta Lobos. “La persona que lo cuida, también se preocupa de mantenerlo en la parte física y muscularmente, es como su preparador físico, pero se ha mantenido bien. Lo bueno es que con el caballo tenemos una experiencia grande, tiene varios años, así que a mí volver a retomar el nivel no me cuesta tanto, a diferencia de que fuera un caballo nuevo”, explica el equitador.

Pese a las restricciones por la pandemia y por las dificultades propias de su deporte, como las cuarentenas veterinarias y de los pocos puertos de arribo aceptados por la Federación Internacional, Lobos tiene un plan preparado con miras a Tokio. “Tenemos programado que cuando termine el Estado de Excepción, empezar ya con los entrenamientos normales y enfocados a una prueba que debiésemos tener en noviembre aquí en Quillota, si se puede y están las condiciones sanitarias. Ese Concurso Completo de Equitación Internacional es de 4 estrellas es nivel preolímpico, o sea nivel preparatorio”.

Después de eso, la agenda es clara: “Hasta el minuto, la Federación Ecuestre Internacional las únicas fechas que ha empezado a desarrollar son en Europa. América aún no vuelve a las competencias. Tenemos planificado esa competencia en noviembre y desde enero ejecutar la planificación que teníamos para este año: el primer trimestre otra prueba de categoría internacional en Chile y la gira preolímpica en Estados Unidos, para después viajar a Tokio desde allá”..