Los lugares comunes han estado en el fútbol desde sus inicios. Van evolucionando, mutando, pero están presentes de manera indefectible. Ya sea por falta de vocabulario o simplemente para no meterse en las patas de los caballos, el lugar común te saca de apuros y te ofrece un salvavidas a la hora de una pregunta incómoda o controversial.
Si antes fue el "trabajar durante la semana" o "ganarse la confianza del técnico", hoy es "no importa quién juegue, el equipo juega igual" (sic) o "acá no hay titulares ni suplentes". A propósito de la decisión de Héctor Tapia de cuidar jugadores, escuchamos este mismo cassette en la semana.
Lo entiendo, de verdad que sí. Pero eso no quiere decir que pueda comulgar con una respuesta que busca evitar la controversia o que simplemente quiera saltarse una sana discusión.
La realidad, en cualquier equipo del mundo, es que hay titulares, suplentes y uno que otro futbolista que pulula entre estos dos mundos. Los entrenadores necesitan de todos los tipos de jugadores. Titulares y suplentes que admitan tal situación. Son esos precisamente los llamados a marcar quiebres cuando sea necesario.
¿Podría alguien objetar que Paredes o Valdivia son titulares indiscutidos? No me imagino a alguien poniéndolos en el mismo nivel de un promisorio Iván Morales o César Pinares. Ayer, Colo Colo, guardando titulares para el superclásico, pretendió jugar igual que cuando juega Valdivia y Paredes. El error de Héctor Tapia, en mi visión, no es de haberlos guardado (independiente que debió llevarlos para una emergencia), sino de querer jugar igual. Lamentablemente para él y para los que entraron, Valdivia marca demasiadas diferencias desde el punto de vista táctico y técnico. La conexión que genera el 10 no fue realizada por ninguno de los volantes que ocupó Tapia. Ni siquiera el trabajo colectivo de Valdés, Pinares y compañía pudo llegar a lo que realiza el Mago. Si hablamos de Paredes se vienen a la mente los goles fallados por Barrios o Damián Pérez, por poner un ejemplo.
No hay nada malo en ser suplente o pertenecer al equipo B. Es más, muchos partidos se definen desde la banca. Los goles del triunfo de Iquique vinieron precisamente desde el banco de suplentes (Becerra y Fernández) y nadie se escandaliza por ello.
Hay que regenerar el discurso porque no resiste análisis. El día que se asuma como tal, que no tiene nada de grave, tanto entrenadores como futbolistas entenderán mejor esta actividad. Por favor, no mas verso, no más discursos de igualdad en el fútbol cuando no es así. En serio, boten el cassette.