Roberto Tobar está en el centro de la polémica. La decisión de anularle a River Plate el gol que convirtió Matías Suárez, con la consiguiente consecuencia para la suerte del equipo millonario en la Copa Libertadores lo tiene, a esta hora, protagonizando portadas y paneles de discusión futbolística en Argentina. La determinación no genera consenso y al juez chileno le llegan críticas desde todos lados.
La Conmebol liberó los audios del VOR, la cabina en la que se administra el VAR. El registro no hace más que profundizar las dudas, aunque deja una certeza: Tobar nunca estuvo realmente convencido de la mano que le indicaban los colaboradores ubicados en los monitores, aunque termina aceptando las sugerencias e invalidando una conquista que habría sido vital para el equipo de Marcelo Gallardo. “No me parece, a verla de nuevo”, se le escucha decir al juez chileno. “Para mí, es gol”, había indicado minutos antes, en el contexto de un extenso debate.
Eso sí, finalmente, termina imponiéndose la postura de los asesores, sin que Tobar imponga la prerrogativa que le otorga el reglamento, en el sentido de desestimar la observación.
Castrilli lo apoya
El debate se extiende. En él se involucra, por ejemplo, Javier Castrilli. Después de su controvertida salida de la testera de la Comisión de Árbitros de la ANFP, la que lo tiene involucrado en una demanda contra la ANFP por la improcedencia del despido del que fue objeto, el Sheriff retomó su trinchera favorita: su cuenta en Twitter. Y a través de esa plataforma ha expuesto su punto de vista respecto de la decisión que adoptó su pupilo favorito, a quien llegó a ungir como su posible sucesor en el cargo, a expensas de quienes debían aportarle claridad mediante una revisión más esclarecedora de las imágenes.
Castrilli apunta a un exceso en las atribuciones del VOR. “El VAR solo debe advertir de la posibilidad de una falta”, apunta el transandino, en relación a las facultades que tiene el videoarbitraje. En efecto, la función del sistema es otorgarle todas las evidencias posibles de un eventual hecho sancionable al árbitro, pero dejando en sus manos la interpretación final. Eso a menos que se trate de situaciones objetivas, que no requieran una lectura, como si el balón traspuso la linea de sentencia o las posiciones de adelanto.
En esa línea, al transandino no le parece adecuada la conducta de quienes estaban para asesorar al juez principal del choque disputado en Buenos Aires. “Insistirle al árbitro que cambie su forma de interpretar las imágenes en reiteradas oportunidades es inaceptable”, sentencia.