Finalizó el ATP 250 de Santiago y llegó la hora de los balances. Las cuentas son muy alegres, ya que por primera vez en 12 años un chileno, Christian Garin, se queda con un título que nunca pudieron ganar, por ejemplo, figuras como Marcelo Ríos y Nicolás Massú. “Que haya ganado Christian y que haya levantado la copa que representa a Chile es muy bonito. Es una imagen potente para el tenis nacional: ver al ídolo nuevo de los jóvenes triunfar es algo que ojalá motive para que más niños jueguen, ya que nuestra intención siempre ha sido potenciar a los jugadores locales”, destaca Catalina Fillol, directora del torneo, quien destaca el nivel de su sobrino Nicolás Jarry. “Fue rico que demostrara que puede volver a competir en el primer nivel y ojalá le sirva como impulso para lo que viene”, reflexiona.
El contexto del evento fue bastante distinto al anterior. Esta vez fue en medio de una segunda ola de Covid y con una severa prohibición de público. “Al final, y pese a las restricciones que teníamos de las autoridades y de la ATP, el evento fue súper exitoso”, agrega la hija de Jaime Fillol, quien destaca las cifras que el certamen dejó. “Los números fueron muy buenos, ya que hubo cerca de 70 mil visualizaciones en el streaming, que fue de una calidad muy buena y en las tres canchas, lo que fue muy apreciado por la gente. Además, hubo 31 mil personas que bajaron la aplicación del Chile Open y el rating de la transmisión de La Red fue muy bueno. Mientras que la interacción con el público virtual fue una experiencia muy entretenida”, resalta.
Para la organización también fue positivo que el resultado de las medidas sanitarias fuese óptimo. “Se realizaron más de 800 PCR entre la gente de la burbuja y los trabajadores y no tuvimos ningún contagio. Era algo difícil de coordinar, pero lo conseguimos”, expresa. Asimismo, destaca el componente solidario del evento, al reunir 3.500 platos de pasta gracias a la cantidad de aces conseguidos en el torneo.
Las autoridades de la ATP, según cuenta Fillol, también hicieron un positivo balance: “La evaluación del supervisor fue muy buena. no tuvimos observaciones grandes y se fue muy contento. En su informe habló de que se entrega un ambiente muy cálido para jugadores y la gente que viene a trabajar. Efectivamente, nos preocupamos de que el jugador se sientiera a gusto y todos nos agradecieron eso”.
El futuro
Una de las deudas pendientes del certamen radica en la falta de jugadores top, un problema que aqueja a toda la gira sudamericana. De hecho, este año Christian Garin (22°) fue el mejor ubicado. Para Catalina Fillol, el asunto está relacionado con varios factores. “Por un lado, está la incertidumbre que da la pandemia y hace mucho más difícil pedirles a los europeos, que hoy son los de mejor ranking, que vengan. Por otra parte, somos un torneo que lleva dos años y tenemos que seguir creciendo y formando nuestro sello”, indica.
“Estamos orgullosos de hacer el evento en estas circunstancias es un tremendo lujo. Hay que acordarse de que Indian Wells, que tiene un tremendo presupuesto, no se pudo hacer. Por eso, es muy positivo que se haya hecho la gira completa. Además, a los tenistas de la región les hace muy bien que se hagan torneos, porque eso les va a ayudar a tener mejor ranking. Entonces, tenemos que seguir potenciando esta gira”, apunta.
¿Dónde se llevará a cabo la siguiente edición? Para la organización, esto siempre es incierto. “Vamos conversando año a año. El Club Deportivo de la Universidad Católica es muy lindo y de primer nivel. Hay espacio para todo y en esta ocasión pudimos hacer cómodamente la burbuja”, manifiesta Fillol, quien no oculta un deseo futuro. “Volver a retomar el Estadio Nacional nos llama la atención. Nos encantaría que haya una inversión y que el gobierno retomara ese proyecto, porque es un aporte muy grande para la gente y es un lugar lleno de historia”, plantea.