Sólida y segura hacia el bicampeonato. Así camina Universidad Católica en el torneo chileno. Ni la victoria de Colo Colo hizo tambalear al actual monarca del fútbol chileno, que tras la victoria de este sábado sobre Everton mantuvo los diez puntos de ventaja en la cima.

Eso sí, no empezó cómoda en su casa. El equipo viñamarino era punzante y a Gustavo Quinteros se le notaba intranquilo. La UC varió muchos nombres respecto de los que venían jugando como titulares y eso se notó. No por un bajo nivel de sus reemplazantes, si no que por la falta de costumbre de jugar juntos de los 11 que ayer entraron. No estaban Saavedra, Sáez, Fuentes ni Kuscevic. Sí Silva, Valencia, Huerta o Parot.

Recién a los 15 minutos se comenzaron a acomodar los soldados del DT universitario, que lograron equiparar las acciones, mas no las llegadas de riesgo, que favorecieron ampliamente a los ruleteros y poco a poco empezaron a transformar a Matías Dituro en figura.

Por el dueño de casa, recién a los 20' llegó el primer remate en dirección al arco. Fue en los pies de Aued. Fuenzalida también pudo torcer el rumbo, pero Campestrini estuvo notable para remediar su propio error que había permitido el remate de Chapita.

Y mientras la UC tenía mayor tiempo el balón y tardaba en la elaboración, los Oro y Cielo llegaban a través de contras rápidas, sin demasiado lujo ni secreto. Muchas veces, de hecho, se saltaba su propio mediocampo para buscar la velocidad de los atacantes. Y así lo tuvieron Arismendi, Ramos y Carvallo. Pero siempre respondió Dituro. Las últimas dos al filo del descanso, que mantuvieron con oxígeno a los cruzados.

En ese sentido, la UC entendió que no podía seguir de la misma forma en la segunda etapa o todo se le complicaría. Y lo consiguió. Primero, porque mantuvo a Everton lejos de su área y segundo, porque hizo daño en los momentos precisos. Así llegó el gol, con un potente y ajustado remate de Aued que dejó sin opciones a Campestrini tras una gran maniobra técnica. Y de ahí en adelante, el partido cambió.

La Católica controló las acciones de ahí en más. Y Everton tuvo poco que ofrecer para cambiar el rumbo del cotejo, aunque su DT agotó los cambios cuando faltaban más de 15 minutos de juego. Ni González ni Díaz pudieron hacer algo diferente. Es más: siempre dio la sensación que era Católica la que podía estirar las cifras más que los ruleteros igualar el compromiso.

Además de los tres puntos, Quinteros puede sacar algunas lecciones positivas: a Diego Valencia no le pesa la fractura de cráneo que sufrió y es un muy buen reemplazante para los lesionados Sáez y Riascos. Su generosidad quedó demostrada. Lo segundo es que el Gato Silva le aporta cosas que no habían en su plantel, como una precisa pegada, que sirve tanto como para intentar de lejos como para desahogar con cambios de frente cuando el juego lo requiere. En el fondo, Católica tiene plantel de sobra. Al menos para jugar en Chile.

Y así, de nuevo con diez puntos sobre su escolta, ahora los cruzados se aprestan para un nuevo clásico universitario.