-¿Qué fútbol prefiere?
-Uno solo: el de habilidad, técnica, destreza y belleza, agregada la efectividad.
Así respondía Fernando Cavalleri, en una entrevista para la revista Estadio, en octubre de 1973, a la pregunta sobre su definición deportiva.
"Era un jugador de técnica depurada, que veía muy bien el juego y podía meter pases largos largos de extraordinaria precisión. Además, un buen compañero, que se integró muy bien al grupo, cuando en 1976 llegó como refuerzo de Palestino para la Libertadores de ese año". La descripción es de Rodolfo Dubó, el legendario volante de contención de los árabes, "muy triste por la inesperada mala noticia". Cavalleri falleció ayer, víctima de un ataque cardíaco.
Nacido en Rosario, el 8 de septiembre de 1949, el zurdo se formó en las inferiores de Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde compartió generación con Gatti y Spedaletti, quien lo precedió en la llegada a Chile.
No por nada le decían Palito: medía 1,75 y pesaba 66 kilos. Con esa delgadez a cuestas llegó a comienzos de los 70 a Antofagasta Portuario, su primer club en Chile, al que, aparte de Palestino, se agregarían UC, Everton, Deportes Concepción (con el que fue subcampeón nacional en 1975) y Lota Schwager, además de Bolívar de La Paz.
Como entrenador partió en Atlético Paraná, para luego pasar en varias oportunidades por clubes como como Osorno, Rangers, Palestino, Deportes Concepción (al que dirigió por la Copa Libertadores) y Cobreloa.
En su currículum, Palito evitó la pérdida de categoría de varios equipos. La última vez fue en Rangers, en 2010: los talquinos se acercaban a Tercera hasta que llegó el argentino, nacionalizado chileno, quien cumplió con salvarlos en un emocionante cierre de temporada. Años atrás había rescatado a Coquimbo Unido (1999) y a Deportes Puerto Montt (2005) de caer a la Primera B. Además, cada vez que Deportes Concepción lo requirió, estuvo allí para levantarlos.
Además, tuvo un paso por las selecciones juveniles de Chile. En 2003, junto con César Vaccia, dirigió a la Sub 20 en el Sudamericano de Uruguay. Les fue mal, quizás en uno de sus momentos más amargos en el fútbol, mundo del que se encontraba alejado. Se desempeñaba como conserje en un edificio de Las Condes.