César Azcárate (58 años) es el cerebro detrás del Claro Arena. El arquitecto español de la compañía Idom estuvo encargado de diseñar el proyecto que hoy está a pocos meses de ser finalizado. En entrevista con El Deportivo analiza el proceso de trabajo en San Carlos de Apoquindo y visualiza el futuro de los estadios en el país.

¿Se cumplirán los plazos?

Estamos en el final. Cerca del 90%. El objetivo es llegar a abril.

¿Cómo evalúa el trabajo?

Este estadio va a ser un referente en Latinoamérica. Tiene cosas de estadios europeos. Hemos traído nuestro conocimiento de allá. Pero también tiene cosas del lugar, de Chile, del sitio tan fantástico donde está. Es verdad que no es uno de los estadios más grandes, pero, por todas las características que tiene y lo que va a suponer, va a ser un referente.

¿Qué cosas trajo de Europa?

Hay una configuración nueva. El estadio tendrá la segunda bandeja en todo el recinto. Es un lugar que se puede utilizar todos los días del año, que incorpora una oferta de hospitality. Tiene esa concepción de estadio compacto, en el sentido de estar muy volcado hacia el terreno de juego y que, por lo tanto, sea presionante. Se sentirá esa presión, esa atmósfera propia del fútbol. Hay una fusión muy interesante entre lo local y lo global.

¿El camino fue más complicado de lo que pensó?

Nunca es fácil. Si fuera así no habría mérito. Existen las dificultades de financiamiento, de normativas, de hacer eficiente el proyecto. Así podríamos ir hasta el infinito. Este no ha sido especialmente más complejo que otros. La buena voluntad y el esfuerzo de todos los que tienen que estar siempre alrededor de estas operaciones, empezando desde el directorio, pasando por el gobierno de la ciudad, los diseñadores, el gerenciamiento y después la constructora. En líneas generales, ha sido así. Todo el mundo ha remado a favor.

Vista exterior del Claro Arena. (Foto: Photosport)

¿El terreno no fue una complicación?

La primera vez que visité el lugar quedé impresionado. La precordillera, el entorno a las afueras de Santiago, es impactante. Tratamos de hacer que todo ese entorno influyera en el diseño. Por eso tiene esa forma, esa parte más enraizada con la propia tierra en el zócalo de acceso, y luego tiene la parte más ligera con esa estructura de madera que parece que está levitando. Antes veías la cordillera también, porque no había cubierta, pero ahora incluso con la cubierta se va a seguir observando. Es un anclaje a este lugar fantástico.

¿Cree que es un impulso para que se remodelen más estadios en Chile?

Sí, porque al final hacen falta elementos detonantes para producir todo esto. Nos pasó en España con San Mamés. Ese fue realmente el primer gran estadio de la era moderna. Ahora se han reformado muchos, otros se están remodelando todavía. También están construyendo algunos nuevos. Nosotros hemos tenido la suerte de participar en muchísimos de ellos en España, pero San Mamés fue realmente el que produjo el gran cambio de la filosofía. Después tuvimos la suerte de participar también en la reforma del Más Monumental, de River Plate. Ahí también nos pedían entrar en esas cuestiones importantes del fútbol. Combinar vivir el deporte y la funcionalidad también de los estadios europeos. Ahora, en Chile, con la Católica, tengo esa sensación de que va a ser un detonante.

¿Qué cualidades del San Mamés aplicó en el Claro Arena?

Es difícil dar una cantidad. Fue un proceso también largo en el tiempo, también de construcción en fases. Todos esos aprendizajes nos quedan a los que diseñamos los estadios, a los que los proyectamos. La sucesión de diferentes experiencias y del conocimiento adquirido en las visitas a estadios a lo largo de todo el mundo. Eso inevitablemente se refleja al final en los dibujos que vas a plantear. No se puede decir que el estadio de la UC es una copia de San Mamés, porque no lo es. No utilizamos recetas, tratamos de extraer lo mejor de cada lugar, club, afición y cultura, para después aplicarle el conocimiento adquirido. El Claro Arena será un estadio único, que no se va a repetir en ninguna otra parte del mundo, porque especial para ese lugar.

¿En qué lugar de sus trabajos pone al estadio de la UC?

Se tiene la mala costumbre de medir por capacidad. Para mí, ese no es el principal dato. En cuanto a su concepción y a su filosofía de estadio, como te digo, su implantación en el lugar para un club tan específico y tan especial como Universidad Católica, lo pondría arriba en el top. Está diseñado a la medida. Porque alguien dice “ah, pero si este otro tiene el triple de capacidad...”, pero no es solo eso.

Muchos hinchas criticaron el cambio de nombre...

Es una situación que se da en el fútbol moderno. Este estadio va a cambiar de una manera radical, lo va a comprobar la gente cuando se abran las puertas y el equipo vuelva a jugar allá. Esos cambios necesitan financiamiento. Son íconos arquitectónicos. La memoria del club está ahí, nadie la va a perder. La historia de la UC sigue ahí, por mucho que el estadio cambie de nombre

¿Le gustaría diseñar otro estadio en Chile?

Soy un enamorado del fútbol y de los estadios. Creo que cada día hacemos las cosas de manera más interesante. Estaría encantado de tratar de hacer propuestas para estadios que quieran pegar ese cambio que la sociedad está demandando. Nosotros encantados de aportar lo que podamos. Estoy abierto a nuevas experiencias.