César Farías (48) le ha devuelto la fe a Bolivia. A pesar de caer en la última jornada de forma estrepitosa ante Venezuela (1-4), el estratega tiene ilusionado al pueblo boliviano con conseguir el cupo al repechaje. Previo al encuentro con la vinotinto, la escuadra del DT venezolano venía de vencer 3 a 0 a Uruguay, 4 a 0 a Paraguay y 1 a 0 a Perú. Todos estos partidos disputados en La Paz.

De esta forma, para mantener viva esa ilusión, sabe que ganarle Chile es vital. La escuadra de Martín Lasarte cuelga de la cornisa y ambas selecciones deben ganar en la altura si es que no se quieren despedir definitivamente de Qatar.

Pero, para entender a Farías, hay que comprender lo que lo llevó a querer ser director técnico. Comenzó su carrera como futbolista en el Monagas, equipo que milita actualmente en la primera división del balompié venezolano. Ahí, comprendió la necesidad que tenía el país de tener una mayor cantidad de recursos para generar avances en el deporte. Por eso, en 1992 colgó las botas para enfocarse en ser entrenador.

Farías se considera un amante de la filosofía, de la lectura y un curioso por naturaleza. Como tenía claro que para mejorar en todas las facetas tenía que viajar y presenciar entrenamientos de clubes europeos, visitó las divisiones inferiores del Ajax y también se dio el tiempo de viajar a Italia para comprender aspectos de la faceta defensiva. De ahí que lograra, en sus diversos pasos en diferentes equipos, que sus jugadores comprendieran la relevancia de entrar, alimentarse y descansar.

Y, así como es estudioso y ganador, también es polémico, obsesivo y provocador. No por nada su estilo le valió el apodo de “Mourinho venezolano”. Al igual que el portugués, pone por sobre todas las cosas el resultado. De ahí en más, se construye. Por eso, el actual DT de Bolivia se ha dado tiempo para fabricarse enemigos, aprender a aprovechar todos los detalles para sacar ventajas y para tensionar, cada vez que puede, su relación con la prensa.

“¿Por qué me llaman el ‘Mourinho’ sudamericano? Esa circunstancia se dio en la Copa América 2011 porque la prensa venezolana intentó hacer un boicot. Había un gran sector de la prensa capitalina que no querían que yo fuera el técnico. Lo hicieron en un mal momento, porque pensaron que perdería con Brasil, y no fue así. Después pensaron que me comía Ecuador y Paraguay, y no me comieron. No pudieron ponerme piedras en lo que fue una gran Copa América”, dijo al ser entrevistado por La Tercera.

Y es que si de polémicas se trata, el estratega tiene varias. En ese sentido, las de la Copa América de 2011 fueron un punto de inflexión para su carrera. Al inicio del certamen, Venezuela tuvo que enfrentar a Brasil. En ese partido, Farías se las arregló para discutir con todos los brasileños. Al que más duro le tocó fue a Neymar, quien por entonces defendía al Santos. En aquella ocasión, el DT le recriminó al delantero su falta de fair play. Tuvieron que separar al llanero del brasileño antes de que pasara a mayores.

Pero no se quedó ahí. En cuartos de final, la Venezuela de Farías eliminó a la Roja de Claudio Borghi, lo que significaba un importante resultado pues era la primera vez que se instalaban en semifinales del torneo. Sin embargo, más allá del resultado, aquel cotejo terminó con polémica. Hernán Torres, preparador físico de Chile en esos años, le recriminó al DT sus efusivas y constantes celebraciones. Esto provocó que ambos casi se fueran a los golpes.

Incluso, Borghi decía por entonces que la presencia del llanero no le era agradable. “No me cae muy bien Farías, en la Copa América tuvo encontrones con gente de mi staff, pero son personalidades distintas”, expresó el argentino en aquella época.

Una vez que emigró de Venezuela, registró pasos por México, India y Paraguay. Y fue en 2016 donde recaló en Bolivia. Ahí, llegó al The Strongest, equipo con el que fue campeón de primera división. Sin embargo, las polémicas no quedaron atrás y, en 2017, su figura colmó la prensa local tras darle puñetazo a un dirigente de Oriente Petrolero. El motivo: Farías alegó que el directivo le gritó “extranjero muerto de hambre”.

A pesar de sus polémicas, la federación boliviana vio en él la personalidad indicada para hacerse cargo de la selección absoluta el 2019 y así darle una nueva vida al fútbol de Bolivia. Pero su paso en el país altiplánico, como era de esperar, tampoco ha sido una taza de leche.

El año pasado denunció que fue amenazado por parte de la hinchada por no alinear a ciertos jugadores frente a Uruguay y Perú. Algo que lo llevó a pensar en renunciar. Sin embargo, conversó la situación con el presidente de la federación boliviana y finalmente decidió quedarse en el país.

Ahora, el estratega venezolano tiene la posibilidad de volver amargarle la vida a Chile. Si gana, lapidará a Lasarte, y, de paso, privará a la Roja, definitivamente, de Qatar 2022. Un golpe de gracia que puede hacer soñar a los bolivianos nuevamente con ir a un mundial, cita a la que no van desde 1994.

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