Chaleco López: “Cuando corres con miedo ya estás fuera”
Un consumado experto en el Rally Dakar, al que se ha subido en distintos vehículos. Llega de obtener su segunda corona en buggies.
La humildad sigue caracterizando a Francisco López, Chaleco, 45 años, flamante campeón del Dakar, y por segunda vez, en Side by Side. Desde que lo corrió por primera vez en 2007, el curicano ha ganado 21 etapas entre los siete años de motos y los tres que ya lleva en vehículos ligeros. Como las normas para entrar a Chile por el Covid-19 cambiaron justo cuando estaba en el extranjero, atiende a La Tercera desde la cuarentena preventiva que realiza en su casa junto a su familia tras aterrizar a inicios de esta semana.
¿Cuánto se disfruta este Dakar corrido en pandemia?
Ha sido bien extraño, porque normalmente cuando ganas una competencia, se celebra con la gente más cercana, familia, amigos, pero ha sido todo muy íntimo, partiendo en Arabia Saudita. Con mi navegante comimos con unos chilenos y sería. Llegamos el lunes y ahora estoy en mi casa haciendo la cuarentena preventiva. Estoy muy tranquilo, disfrutando a m familia, celebrando de forma virtual.
¿Faltó el calor de la gente, las luces, el público?
Faltó sin dudas eso, pero veníamos acostumbrados por cómo casi todos hemos trabajado este año, de forma virtual. Incluso el arranque y el podio fue solamente con prensa y los pilotos, todo muy chiquitito. Pero pudimos correr la competencia, que era lo importante. Era el objetivo.
¿Le hizo ruido correr en medio de una pandemia que ha desnudado carencias en casi todo el mundo?
Cuando se me presentó la oportunidad de poder correr el Dakar, lo más fácil, siendo súper sincero, era quedarme en la casa, porque había que salir a buscar auspiciadores, entrenar con pandemia no es fácil y todo lo que conlleva el llegar bien preparados a un Dakar. Estábamos complicados y muy preocupados. Para cuidarnos, como familia nos privamos de Pascua, de Año Nuevo, de muchas cosas. Y corríamos el riesgo de después de todo eso, contagiarnos durante el viaje a Arabia y en el PCR de allá salir positivos y quedarse fuera de la competencia.
¿Dudó de participar por las circunstancias?
No, nunca lo dudé. Porque para mí es una carrera importante y le da alegría a mucha gente el dejar a Chile lo más arriba. Necesitamos de este tipo de logros.
¿Cuánto afectó la pandemia en la preparación?
Es que en lo deportivo cambió todo. Cuesta mucho más entrenar, tuvimos que cambiar el plan de trabajo con el preparador físico. Pero todos, a nivel mundial, nos hemos tenido que adaptar. Incluso la competencia, que fue mucho más reducida a todo nivel.
¿Qué título saboreó más, el de 2019 o este?
Los dos. El primero porque fue una apuesta ir ese 2019 y lo ganamos.Era mi retorno al Dakar después de las motos. Fue increíble, estaba mi señora con mi hijo, tuvo algo familiar, algo muy especial. Y este tiene un sabor más competitivo, por la pandemia, con susto por dónde estábamos, fue mucho más de aventura. Competitivamente es más complicado en un paisaje y geografía que uno no conoce. Son sabores diferentes.
¿Se queda con el desierto de Arabia, el de Chile, Perú y Bolivia, quizás Argentina?
El desierto de Chile es muy técnico, las dunas son increíbles; Argentina lo mismo. Hay ríos. Me gusta más Sudamérica, también por el cariño de la gente. Acá hay más geografía y en Arabia es mucho más rápido.
¿Chile debiese pujar por tener de nuevo el Dakar?
Yo creo que el Dakar se quedó por allá por mucho tiempo. Hay muchos empresarios y gente muy interesada en la carrera. Hay mucho recurso y nacieron incluso varios equipos. La gente de allá, que tiene mucho poder a nivel de gobierno, empuja mucho para que eso se mantenga así. Veo muy difícil que vuelva a Sudamérica.
¿Qué motivaciones encuentra para seguir corriendo?
Me encanta el desierto, la competencia, esa adrenalina que te aprieta la guata, se te seca la boca, de que cierras los ojos y visualizas a tu contrincante y el día. Son sensaciones que no se pueden dejar. Pasa lo mismo en cualquier competencia y quien me lea se va a dar cuenta de lo que estoy hablando. El corazón late distinto, la noche anterior se duerme distinto, un poco más nervioso, todas sensaciones que a uno lo ponen adictivo. Y todo eso me gusta, me apasiona, la competencia es algo que mi mente y mi cuerpo necesitan.
Diez Dakar no los cumple cualquiera.
Son etapas diferentes, corrí en moto siete años en los cuales tuve muchas ganas de ganar. Ahora ya llevo tres en los autos. Me siento súper contento. Y más que hablar de cuánto más voy a correr, me siento un privilegiado de lo que estoy viviendo y de lo competitivo que todavía soy.
¿Qué piensa cuando va arriba de la moto o el auto?
Voy concentrado completamente en lo que voy haciendo, en lo que me dice mi navegante, en lo que viene, a dónde vamos, en las piedras, el valle. Voy concentrado en tratar de sacarle el mayor rendimiento al auto y a la ruta.
¿Piensa seguir explorando otros vehículos?
De minuto tranquilo en lo que estoy, no hay ningún proyecto. Esta categoría es muy competitiva. Están llegando nuevos pilotos y equipos. El futuro es de los autos, pero tampoco estoy cerrado si se me presenta correr en cualquier otro vehículo. Estamos abiertos.
¿Pero mira otra categoría con especial atención?
No tengo nada visto, pero me encantaría correr alguna vez en un T1 (2x4 o 4x4, con motores de gasolina o diésel; los más rápidos, la categoría de Nasser Al Attiyah o Nani Roma) que son los máximos autos que hay. Pero siendo sincero, nuestra categoría es muy fuerte, están llegando pilotos muy destacados y creo que es el futuro del Dakar.
¿El Dakar es más difícil arriba de una moto o un SxS?
Una moto, sin dudas. La moto es la categoría madre.
Y está el hecho de la soledad versus un acompañante…
Es muy distinto, está el tema de la navegación, que lo haces solo. Para mí, la moto es la categoría más dura que hay.
¿Cuánto mérito tiene un acompañante?
Es un trabajo en equipo, todo es un eslabón. Parte del mecánico que te deja el auto impecable, que está toda la noche trabajando. Y cuando vas navegando es un 50% del navegante. Uno maneja, pero si el navegante toma una mala decisión, pierdes minutos importantes. Pero mi navegante, Juan Pablo Latracht, es uno tremendo, sabe mucho de mecánica. Es un equipo.
¿Le gustaba más ir solo o acompañado?
Son etapas diferentes. Es increíble correr el Dakar solo, pero ahora también es bueno correrlo con alguien. A la edad que tengo me gusta correrlo con alguien al lado.
¿Más difícil ser tercero en moto o primero en el Side by side?
Es que hoy es tan competitivo que en motos, salir tercero, es buenísimo, y ganar en los side by side es buenísimo también. Nada es fácil. Ya terminar el Dakar es complejo en cualquier categoría.
¿Mira con nostalgia a las motos? ¿No le quedó esa espina?
Para nada. Entregué lo mejor, me tocaron rivales muy fuertes y las motos ya son pasado completamente. Estoy viviendo otra etapa. Lo estoy disfrutando completamente, corriendo un campeonato nacional, tengo señora, dos hijos. Así como estoy está perfecto. ¿Nostalgia? Para nada. Al contrario: las miro, me encantan, sé mucho, las sigo, apoyo a Ignacio Cornejo, a Quintanilla. Lo veo con la madurez que tengo, la que me llevó a ser primer en esta otra categoría.
Casale, Quintanilla, López, Enrico… ¿Por qué Chile siempre tiene pilotos destacando y emergiendo?
Por la geografía que tenemos y las competencias locales. Tienes un desierto desde Copiapó hasta Iquique, hay rutas, se ha corrido el Dakar, hay campeonatos que te ayudan mucho para llegar preparado a la carrera madre, el Dakar.
Su deporte convive con la muerte, ¿por qué insistir?
Más que insistir, digo es que a todos nos apasiona algo. La música, el arte, el deporte, y en mi caso me apasiona el motor. Las motos son mucho más peligrosas que los vehículos, quizás yo arriesgué mucho, años atrás. Pero esas sensaciones de estar corriendo en el desierto son momentos únicos. Y en el caso de nosotros, creo que ahí es cuando nos sentimos más vivos que nunca. No se puede dejar.
¿Cómo le golpeó la muerte de Charpin, a quien asistió?
Yo también he estado botado en el desierto, también me han asistido. Uno no lo piensa mucho, cuando ves que alguien está ahí complicado quieres que se pueda recuperar y que llegue el helicóptero rápido. Es parte de este juego, lamentablemente.
Una regla de juego muy dura.
Cuando uno se inscribe en una carrera así hay riesgos grandes, aunque uno nunca piensa que te va a pasar a ti. Pero es un riesgo posible, sobre todo en las motos. Es un deporte súper, con mayúscula y mucho énfasis, peligroso. Hay que estar bien entrenado. Y sobre todo los pilotos amateurs son los que tienen más accidentes. Porque no están tan entrenados, no tienen tanta experiencia, quieren ir rápido y le pegan a una piedra y les cuesta muy caro, incluso una vida. Ese es el problema de este deporte. Pero incluso pilotos de punta han perdido la vida. Es complicado, pero hay que ser súper frío también cuando tienes accidentes y quieres seguir compitiendo. Tienes que estar preparado mentalmente para reponerte y seguir acelerando.
¿Y usted corre con miedo? ¿Existe acaso ese concepto?
No existe. Es que cuando corres con miedo ya estás fuera. Como cualquier cosa en la vida, cuando uno tiene miedo es el minuto para retirarse, en lo que sea. Y sobre todo en este tipo de deportes, el temor ya hace que te desconcentres, te deja paralizado y eso acarrea riesgos.
¿Y su familia? ¿Cambió algo la llegada de los hijos?
Mi familia me apoya y mis hijos son mis fans número 1.
Si en unos años uno de sus hijos le dice que quiere correr el Dakar, ¿qué le responde?
Soy de la idea de que mis hijos ojalá se dediquen a lo que quieran. No sería nadie para decirles que no. Obviamente es un deporte muy riesgoso, pero si ellos me lo piden o quieren hacerlo, me corresponderá entregarles las mejores herramientas para que lo hagan y darles mi experiencia. Pero no estoy trabajando para que mis hijos corran esta competencia. Al revés, les estoy mostrando de todo y que ellos elijan ser lo que ellos quieran.
¿Hasta cuándo tendremos Chaleco López?
Voy viviendo día a día, año a año, sobre todo con lo que está pasando en el mundo. No sabemos cuántos Dakar se van a poder hacer. Estamos viviendo en un mundo bien extraño, movido. Y ahora me encantaría volver el año que viene. No tengo una fecha de término ni retiro todavía.
¿Qué viene en ese día a día?
Descansar. Unas vacaciones con mi familia y luego enfocarme en el RallyMobil.
¿Si mira su carrera qué piensa?
Que todo es posible. Que los proyectos parten en casa. Que cuando uno está convencido, se pueden lograr y no solo a nivel deportivo. Y que siempre hay que estar preparado, listo para que si el de arriba te deja todo como sueñas, las cosas salgan. Yo siempre estoy entrenado, no dejo nada al azar y creo que por eso las oportunidades se han dado. Por ejemplo, a mí nadie me tocó la puerta para ir al Dakar 2021. Esto nació como un proyecto mío, lo conversé con mi familia, con mi auspiciador y así partió todo.
¿Se considera el mejor piloto de la historia de Chile?
No, para nada. No ocupo ningún lugar. Aún estoy haciendo lo que me gusta y no me gusta compararme con nadie. Son distintas épocas, distintas competencias. Yo solo trato de hacer mi trabajo lo mejor posible y ojalá que a todos los chilenos les fuera bien. Ojalá que todos ganáramos.
Da la sensación que consagró lo que De Gavardo inició.
Eso lo pueden transmitir ustedes, pero mis sensaciones aún apuntan a seguir corriendo, a buscar nuevos desafíos, nuevos triunfos. Quizás cuando uno se retira mira todo lo que hizo, pero hoy ya tengo una nueva idea, que es el campeonato nacional. Todavía estoy escribiendo mi historia.
Como deportista, ¿algo que decir del proceso constituyente que vive Chile? ¿Lo invitaron a representar?
De política nunca he hablado, prefiero pasar de esas cosas y solo espero que sea lo mejor para todos los chilenos. Independiente de qué gobierno o qué resulte de esto, es muy importante que sea quien sea que esté, que se apoye al deporte chileno.
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