“Qué golazo te mandaste”, grita un emocionado Ricardo Gareca. El autor del tanto no es Eduardo Vargas, ni menos Alexis Sánchez. Tampoco Mauricio Isla, que sorprende con su nueva versión, muy alejada del discreto rendimiento que exhibió en Universidad Católica. En rigor, no es ninguno de los seleccionados para los amistosos frente a Albania y Francia.

El responsable de los gritos del Tigre (que incluyeron abrazos del estratega) fue el utilero. El picado que organizó el propio DT, luego de concluir la práctica del plantel profesional del jueves pasado, y que incluyó a todo el staff de la Roja, grafica el distendido ambiente que ha logrado armar el nuevo técnico de Chile en pocos días trabajando con el plantel completo.

Quienes han compartido con Gareca en su inicio en la Roja aseguran que es un motivador innato. Que más allá de su aporte desde lo táctico, su fortaleza para levantar a los futbolistas se anota como su mayor plus. Si bien no se caracteriza por ser cercano a los jugadores, ya que siempre mantiene una distancia que le ayuda a tomar decisiones, sí se preocupa de alentarlos para que consigan su mejor versión.

Durante sus primero días, se ha encargado de generar lazos en el plantel que le permitan meterse de lleno en el corazón del camarín. El transandino ha reiterado que formar un grupo sólido en lo humano lo llevará a conseguir los objetivos trazados. Esto último, de momento, le ha permitido entrar de muy buena manera dentro de un grupo de jugadores que quiere volver a destacar con la Roja.

Por lo mismo, no desconoce su incomodidad por el poco conocimiento que tiene Ben Brereton del idioma español. Esa es su principal problemática, más allá de cualquier inquietud futbolística que pueda tener con el delantero. “Me interesa que cada vez se ocupe más de hablar español por la convivencia dentro y fuera del juego, pero eso no lo condiciona para una convocatoria. Tuve una charla personal con él y siempre con traductor, él está captando, aprendiendo, entiende, pero no lo habla. Hay que hablarle muy despacio, en el fútbol en general no se hace así, por eso es muy importante que cada vez esté más preparado en ese aspecto (idioma)”, aclaró.

Los mismos compañeros, incluso, han instado a Ben Brereton mejore su comunicación. “Habla español”, le dijo Mauricio Isla, entre bromas, en la práctica de este domingo. “¿Pelota, dijo?”, se preguntaron, entre las risas de Eduardo Vargas.

Gareca ya hace sentir su estilo. Sus prácticas difieren totalmente a la de sus antecesores. No utiliza cinta para dividir la cancha en recuadros, como en la época de Marcelo Bielsa o Jorge Sampaoli. Tampoco realiza trabajos de tres tiempos de 15 minutos de alta intensidad, como lo hacía Eduardo Berizzo. El ex DT de Perú realiza sesiones más extensas, de casi dos horas, pero más simples: solo práctica de fútbol de 11 contra 11. En diferentes tramos de la práctica, sin embargo, divide los ejercicios por zona, pero siempre con una pelota y en una cancha de fútbol.

Por lo mismo, apenas se lesionó Guillermo Maripán, solicitó que Francisco Sierralta lo pudiese reemplazar. Necesitaba a otro jugador de esa posición para los equipos que para en las canchas de entrenamiento. Su requerimiento, sin embargo, fue toda una proeza. Watford, el club dueño del central, no tenía obligaciones de cederlo porque la fecha FIFA ya estaba en marcha. Luego de una serie de conversaciones y solicitudes, que encabezó Rodrigo Robles, gerente de Selecciones, se pudo cerrar su arribo a los pocos días del duelo frente a Albania.

En el hotel, el DT conversa de manera individual con cada futbolista. Los cita uno a uno a un salón, en el que les ha manifestado qué es lo que quiere de cada uno. Sabe que debe aprovechar cada minuto considerando las dificultades para tener al plantel durante muchos días por su apretada agenda en sus respectivos clubes.

En la cancha, Gareca marca diferencias. En el calentamiento, por ejemplo, solo su preparador físico está con los futbolistas. Durante esos minutos de entrada en calor, Gareca no aparece en escena. Está en su oficina o retirado a un costado de la cancha. No le gusta interrumpir el trabajo de sus asesores. Por lo mismo, su intromisión solo se produce cuando comienza la práctica con balón.

En Europa, sus diálogos han estado enfocados en recuperar a los futbolistas de la Generación Dorada que fueron desterrados de la Roja durante los últimos años. Y sus indicaciones en la cancha van siempre acompañados de elogios, recordándoles su pasado glorioso en la Selección. Este jueves, por ejemplo, motivó a la Generación Dorada recordando su paso por Perú: “Me cagaron la vida muchas veces”, dijo, entre risas.

Durante las últimas prácticas, se ha encargado de recalcarles a los “viejos rockeros” su importancia en la Selección que busca diseñar para enfrentar las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026. A Eduardo Vargas busca alinearlo con su plan argumentando que es el jugador más joven (34) de la Generación. “Dale Eduardo, eso es. Te vas a recuperar, acá te vamos a recuperar”, le dijo durante estos días. Y Turboman la respondió: abrió la cuenta en la goleada frente a Albania, en Parma.

Claudio Bravo llegó de muy buen ánimo a la concentración de la Roja. Foto: Carlos Parra/Comunicaciones FFCH.

En conferencia de prensa, Gareca no ha tenido problemas en alabarlo. “Los vemos bien. Llegó con entusiasmo y ganas, bien preparado. Con falta de continuidad lógica, pero tiene que comenzar y lo vemos propicio con esta exigencia. La Selección es su casa, vuelven después de tanto tiempo a algo que ya conocen, que tiene sentido de pertenencia”, dijo en su última conferencia de prensa. A Isla, en tanto, lo alienta a que siga desbordando por la banda derecha como en sus años más gloriosos. “Ese es el Huaso que ganó la Copa América”, ha dicho.

En la interna del equipo, Gareca no se entromete. Por lo mismo, no quiso meterse en la elección del capitán, más allá que en su presentación aseguró que sería Alexis Sánchez. La noche previa al duelo frente a Albania, el plantel realizó una votación y decidió devolverle la jineta a Claudio Bravo. El tocopillano, quien estaba llamado a ser el líder en la cancha, también le entregó su preferencia al histórico guardameta. En ese mismo instante, se acabó cualquier tipo de duda sobre quién debía portar el brazalete.

El extécnico de Perú volvió a darle protagonismo a Claudio Bravo. El histórico capitán, que no suma minutos desde noviembre, fue titular frente a Albania y también lo será ante Francia. Gareca quiere verlo en la cancha, más allá de que ya lo conoce en detalle. “Es un líder, cómo se comunica y habla, asume su experiencia y es muy ubicado en sus conceptos. Él y Alexis, que es otro de los referentes, se ven muy bien, muy conectados con el grupo”, dijo el técnico.

Gareca, de momento, sorprende con su sinceridad en las conferencias de prensa. No tiene problemas para decir lo que le incomoda, ni menos repartir versos para quedar bien con los futbolistas y la prensa. Hoy, apegado a su manual de la vieja escuela, el extécnico de Perú busca unir a un grupo que quiere volver a brillar a nivel internacional: “Quiero que Chile, por la calidad de sus jugadores, se sienta cómodo y que encontramos un mensaje rápido para que capten lo que queremos. Nos gusta la calidad del jugador chileno, tiene una gran calidad y la idea es ponerlo al servicio del equipo”. El tiempo dirá si Gareca pudo conseguir lo que sus últimos antecesores no han logrado: devolver a la Roja a lo más alto de la competencia internacional.

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