Charles Aránguiz no falla: el Príncipe de la Roja es reconocido en Sudamérica
El volante vuelve a ser el jugador más regular de la Roja en un torneo. Es de un perfil más silencioso, aparece poco y nada en RRSS, pero siempre está en el podio de los mejores de cada partido.
Termina el partido entre Chile y Uruguay. Las luces y las cámaras se van con los de siempre. Arturo Vidal y Claudio Bravo se saludan con Luis Suárez. Todos se enfocan en esa acción. Silenciosamente, Charles Aránguiz abandona el campo de juego. El puentealtino ha sido uno de los mejores jugadores del encuentro. Hombre clave para el equilibrio en el mediocampo de la Roja, no es nuevo que demuestre su valía. La Conmebol, de hecho, lo destaca como el mejor jugador del encuentro. “¡Corrió y jugó!”, lo ensalza. Al hombre nacido en la población Nueva Esperanza poco le importará. Es muy probable que al partido siguiente haga lo mismo.
Charles Aránguiz nunca falla. O siempre cumple. Lo hace en silencio. Ayer ante los uruguayos y hace ya tres versiones de la Copa América en el mismo nivel. Su aporte fue clave para la obtención de los títulos en 2015 y 2016 y también para alcanzar las semifinales en 2019. Ni hablar de lo gravitante que fue en la ruta hacia el Mundial de Brasil, en 2014, o en el mismo certamen, donde jugó todos los encuentros y marcó un gol, ante España.
El Príncipe está en todas. Es uno de los primeros apoyos defensivos cuando la Roja necesita resguardarse y tiene el buen pie suficiente para iniciar la construcción de los ataques. En los penales decisivos, no le tiemblan las piernas. Si acaso le falta pedir con más frecuencia los tiros libres cercanos a portería para probar suerte, considerando el buen remate que tiene. El resto, generalmente, lo hace todo bien. Sin alardes técnicos de sobra y en el momento justo.
Las estadísticas que consiguió frente a Uruguay reflejan plenamente el aporte del 20 de la Roja. Según estadísticas proporcionadas por Opta, Aránguiz aportó una intercepción, dos despejes, realizó seis entradas, recibió dos faltas y cometió una. Participó en 19 duelos. Con el balón en los pies, como siempre, se mostró altamente efectivo. Tocó la pelota en 79 ocasiones y entregó 52 pases. Envió un centro al área y remató en una oportunidad.
Fuera del campo de juego, su comportamiento es inobjetable. De hecho, las redes sociales, que muchas veces consumen y delatan a sus compañeros parecen ser algo extrañas para él. Su perfil verificado en Twitter no registra actividad desde junio de 2018, seguramente para pesar de los casi 396 mil seguidores que tiene. A Instagram no sube una imagen desde diciembre de 2019. En esa plataforma, eso sí, sumó amplio respaldo cuando se manifestó en favor del estallido social. Le alabaron su compromiso con la causa y lo diferenciaron de compañeros como Arturo Vidal, a quien le reclamaron un apoyo más enérgico. Como siempre, Aránguiz se retiró en silencio.
Sudamérica lo reconoce
Ya en el partido frente a Argentina, la crítica había enloquecido con el rendimiento del ex volante de Cobreloa, Colo Colo y Universidad de Chile. Las loas más abundantes provinieron, precisamente, del país transandino, donde los principales comentaristas se rindieron ante su talento y, sobre todo, frente a la lectura adecuada que suele hacer del juego y de sus momentos. “Charles Aránguiz, La Purísima Verdad”, escribió en su cuenta en Twitter el comentarista Juan Pablo Varsky, uno de los más reputados en el periodismo argentino durante el partido entre la Roja y la Albiceleste en Santiago del Estero, por las Eliminatorias. Para ponerlo en contexto, el mismo elogio había recibido, del mismo periodista, el francés N’Golo Kanté, motor del Chelsea y de la selección gala.
El alto rendimiento de Aránguiz también se replica en Alemania. Ya lleva seis años en el Bayer Leverkusen y su importancia en el club fue en sostenido crecimiento hasta que en septiembre de 2020, después de la renuncia de Lars Bender a ese privilegio, fue designado como el capitán del equipo farmacéutico donde, por cierto, lo pretenden disfrutar por un buen tiempo más.
En el papel, al menos, no habría problemas para ello. A comienzos de mayo del año pasado, el Príncipe extendió la relación contractual con su actual club hasta fines de la temporada 2023. Lo que sí está claro es que en Leverkusen nadie quiere verlo partir.
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