Con su consagración en Roland Garros no hay un tenista que tenga mayor atención mediática que Carlos Alcaraz. El español, de 21 años, es el referente mundial del circuito y el jugador del que más se habla, incluso en la semana que en Jannik Sinner se transformó en el nuevo número uno del ranking ATP.
Por eso mismo, su grupo más cercano sabe que está viviendo un momento de inflexión. Una de las mayores características de Alcaraz es su humildad y ética, algo que muchas veces se puede ver complicado con la fama y las luces.
De hecho, su manager, Albert Molina, fue uno de los que reflexionó en torno a eso, entregando detalles desconocidos de su trabajo y de cómo eso repercute en la vida del murciano, quien ya ha levantado tres títulos de Grand Slam en su explosiva carrera.
“Una de las peores partes de mi trabajo tiene que ver con rechazar la comunicación con algunas personas o sectores interesados en Alcaraz. No sólo con gente interesada que se apunta en el momento y quiere hablar o estar cerca de Carlos en ese momento”, confesó Molina a COPE.
En esa misma conversación también explicó cómo es ese trabajo y explicó que el motivo principalmente es porque no saben si del otro lado del teléfono hay gente que se quiere aprovechar de la fama y estatus del tenista español.
“Cortamos las llamadas personales a menos que él diga que una es realmente importante. Los oportunistas no tienen opción de hablar con él. Hay gente que no pasa por mí. Seguro que también habrá llamadas de mujeres que no descubrimos. Sé que el problema es que Carlos es muy noble, no es por Carlos sino por la gente que puede tener a su lado y no por sus amigos porque son buena gente. Pero bueno, cuando te expones tanto fuera, siempre hay gente con un teléfono que puede grabar algo que se puede sacar de contexto o que puede no ser la realidad tal y como es”, agregó su manager.
Ahí fue cuando se tomó un momento para hablar de su mayor preocupación. “Las chicas, definitivamente las chicas. Van directamente a él a través de las redes sociales y no lo puedo controlar. Es demasiado honesto y cree que todo el mundo tiene buenas intenciones y no siempre es así”, señaló.