Del club de barrio Esfuerzo de Chile, de Recoleta, y del Liceo Valentín Letelier pasó a Universidad de Chile: "Llegué a segunda infantil en 1956, estuve en primera infantil, juvenil y en la cuarta especial, con Juan Rodríguez, Roberto Hodge, Juan Abel Ganga y Pedro Araya, pero no llegué a jugar en el primer equipo", cuenta Víctor Hugo Bravo Sobarzo, quien nació el 6 de mayo de 1944 en Santiago (cumplió 74 años). Medía 1.67 metros y pesaba 60 kilos.

"En 1964, el Zorro Álamos me envió a préstamo a Ñublense, de Chillán, donde el entrenador era el exarquero Daniel Chirinos, y dijo que al regreso me haría debutar". Bravo, zurdo que actuaba con el 8 en la espalda, siguió a Huachipato (1965) y debutó en primera división por Unión La Calera en 1966, donde se mantuvo hasta 1969.

"Compartí con el uruguayo Pedro Graffigna, el peruano Gerardo Delgado, el Pata Bendita Osvaldo Castro y el Mago Manuel Saavedra. Y en la última temporada jugué con Rómulo Betta, el argentino Felipe Bracamonte y el paraguayo Aníbal Grisetti".

Defendió a Antofagasta Portuario entre 1970 y 1971. "El primer año fui compañero de Mario Moreno, un personaje maravilloso, la mejor persona que pude conocer, y el segundo, con Chamaco Valdés".

De ahí el salto a Bolivia, al Jorge Wilstermann, de Cochabamba: "El club pertenecía al Lloyd Aéreo Boliviano y fui el primer extranjero. Salí campeón en 1972 y 1973 y disputé las Copas Libertadores 1973 y 1974. Y terminé mi carrera en el Bolívar, de La Paz, en 1974". Bravo permaneció durante 14 años en Bolivia. En Cochabamba tuvo un restaurante de carne y mariscos.

¿Quién fue su ídolo? "Admiraba a Alberto Fouillioux, de Universidad Católica, porque actuaba en todos los puestos de la delantera. Y a Leonel Sánchez, de Universidad de Chile". ¿Cómo jugaba usted? "La respuesta es simple: igual que Marcelo Díaz, el seleccionado que ahora está en Racing. La única diferencia es que yo era zurdo".

En Chile utilizaba el cabello corto, en Bolivia se dejó melena, patillas y bigotes de bandolero mexicano. "También cambié mi posición en la cancha. Allá me pusieron de volante de contención, con la camiseta 6, y mi juego se hizo más cómodo, se simplificó".

¿Un adversario duro? "El Pochoco Luis Acevedo y el argentino Elvio Porcel de Peralta, de Santiago Wanderers. Y en la Copa Libertadores, el Mostaza Merlo, de River Plate, me sacó la cresta a patadas".

En la Copa Libertadores 1973, Jorge Wilsterman ganó 1-0 a San Lorenzo de Almagro y a River Plate en Cochabamba, y empató 2-2 con los millonarios en Buenos Aires. "Arbitró el chileno Carlos Robles padre y en el minuto 89 hubo un penal para nosotros. Yo era el encargado de patearlo y al frente estaba Perico Pérez, especialista en atajar penales. El Flaco Ganga, que había sido mi compañero en Universidad de Chile y en Antofagasta Portuario, me lo pidió y convirtió el gol".

Ganga tiene otra versión. "Lo pateé yo porque nadie se acercó al área. Imité a Néstor Isella, me paré cerca de la pelota, di dos pasos y tiré abajo, a la derecha del arquero. El balón entró pegado al vertical".

¿Cuál es su partido inolvidable? "Por la Copa Libertadores 1974, con Wilstermann le ganamos 1-0 al Palmeiras en Cochabamba".

Una anécdota. "Volábamos de Antofagasta hacia La Serena y el avión cayó en un pozo de aire, el utilero quedó a 50 centímetros del techo… Después, el piloto solicitó que todos nos pusiéramos en el lado izquierdo de los motores. ¡Ese viaje fue el susto de mi vida!".