El sábado en la tarde, luego de llegar a una tregua con la Federación Ciclista de Chile, la cuarteta de pista que presuntamente competirá en la fecha de Copa del Mundo en Santiago, que comienza este sábado, se preparaba para su primer entrenamiento en el Velódromo de Peñalolén, escenario de la cita. Eso iba a suceder ayer en la tarde. Sin embargo, no ocurrió, porque la pista todavía no está en condiciones. Los deportistas cambiaron los entrenamientos por una visita a la psicóloga del CAR.

Emocionalmente, los últimos días han sido de mucho desgaste para los pedaleros, quienes dicen estar en una situación límite. No participaron en ninguna de las fechas anteriores de la Copa y, además, están enfrentados a muerte con la dirigencia. Demandan implementación nueva y no los vetustos materiales de 2003, que superan largamente la vida útil permitida, lo que atenta directamente, dicen, contra su seguridad en la prueba."Estamos agotados mentalmente. Hay dramas de todo tipo. Incluso, nuestro masajista sabe cosas y tiene miedo de que le puedan hacer algo. De hecho, lo están marginando del equipo", dice Antonio Cabrera, uno de los pilares del equipo.

El equipo no sabe aún quién será su seleccionador. El titular, Migtuel Droguett, se va a la boda de su hija en Colombia."No sabemos nada", dice Luis Sepúlveda.

Jaime Rojas, el masajista, también acudió a la cita y denuncia amedrentamientos: "Yo defiendo a los deportistas. He recibido amenazas de gente de la federación. Me decían que dejara de escribir cosas, porque me podía pasar algo grave. Yo tengo familia y eso preocupa. Lo bueno es que tengo grabaciones de esto".

"Estamos cansados, tiene que haber un cambio rotundo. Está mal la cosa, ojalá las autoridades de arriba vean que hay un problema grave. Todo esto nos tiene muy estresados y por eso vinimos a hablar con la psicóloga. Necesitábamos que nos escuchara", añade Cabrera.

Son las 18.00 y la representación completa llega al recinto de Ñuñoa para hablar con la psicóloga Claudia Larenas. Todos se toman la cita con la máxima seriedad, pues están a cinco días del comienzo de la competencia y la preparación deportiva ha estado muy lejos de lo deseable en este tipo de circunstancias.

Sepúlveda, el más experimentado del grupo, no esconde su preocupación, pues desconoce también quién estará cumpliendo las funciones del masajista marginado. "La federación está poniendo gente que no conocemos. Tenemos temor. Yo tengo temor de que vaya a pasar algo. Ni siquiera voy a poder recibir agua de la gente que van a poner ellos. El agua puede estar contaminada, porque así es la forma de eliminarnos a nosotros, que somos mayores. Saben que no pueden controlarnos porque sabemos cómo funcionan. En cambio, las categorías menores sí las pueden controlar porque sólo quieren viajar sin importar las condiciones que les den", sentencia.

Son las 19.30 y el grupo se va con la incertidumbre de no saber si hoy podrán entrenar. El bochorno aún puede ser peor. La relación con la Federación está totalmente fracturada y nada asegura de que los compromisos se vayan a cumplir, lo que podría desencadenar en una de las peores crisis que recuerde el convulsionado ciclismo chileno.