Tan solo Reino Unido, en los Juegos de Río, había sido capaz de mejorar su cosecha de medallas cuatro años después de ejercer de anfitrión del certamen. Ninguna otra delegación en ningún otro megaevento deportivo había logrado superar, en un solo ciclo, sus resultados obtenidos como organizador. Hasta ayer. Los 38 oros chilenos en Cochabamba mejoraron en 11 los de hace cuatro años en casa. No valieron para subir posición en el medallero, pero sí para reducir distancias con las potencias regionales. El resultado final en términos absolutos fue el mejor desde Lima 1990, el tercero más productivo en oros de la historia y el quinto con mayor promedio de preseas ganadas (10,1%).
Si en Santiago 2014, Chile había concluido su participación en los Juegos en el quinto lugar, a 19 medallas de oro del cuarto clasificado -Argentina- y a 20 del tercero -Venezuela-, ayer se despidió de Bolivia en la misma posición de la tabla general, pero a dos y cinco preseas doradas, respectivamente, de esos países. Un avance cuantitativo y un salto cualitativo, teniendo en cuenta que la delegación chilena perdió su presencia en tres disciplinas y concurrió con 140 deportistas menos.
La aportación realizada al medallero por algunos deportes estratégicos ayuda a explicar el crecimiento. Si bien la delegación nacional logró colgarse al menos un oro en 19 de las 36 competencias deportivas en que participó, 15 de las 38 preseas doradas con que cerró su participación vinieron de la mano de disciplinas emergentes (remo y canotaje) o ya consolidadas (esquí náutico) con un denominador común: el agua. Y en un único escenario, la represa La Angostura. Especialmente paradigmático resulta el caso del remo, con ocho oros después de no lograr ninguno en Santiago. Canotaje pasó de cero oros en 2014 a tres.
La solidez individual de los referentes del Team Chile supuso también una garantía. Si en Santiago tan solo cinco deportistas habían podido retener la corona lograda en Medellín cuatro años antes, en Cochabamba lo consiguieron el doble. Bárbara Riveros, Tomás González, Kristel Köbrich, Felipe Miranda, Rodrigo Miranda, Valentina González, Natalia Duco, Esteban Bustos, Ignacio Morales y el equipo de equitación, volvieron a subirse al primer cajón del podio.
Pero para dimensionar el rendimiento real del Team Chile en Cochabamba, es necesario contextualizar la situación en que llegaron a la cita los principales adversarios. Si bien Colombia viajó con sus mejores exponentes en todos los deportes (a excepción de los pesistas Óscar Figueroa y Francisco Mosquera, y de la saltadora Caterine Ibargüen) y obtuvo el cetro con casi el doble de oros (94) que en Santiago (53), y Venezuela hizo lo propio dejando tan solo en casa a la bicampeona mundial de triple salto Yulimar Rojas, no se puede decir lo mismo de Argentina y Brasil.
Los transandinos, a quienes Chile peleó el cuarto puesto del medallero hasta el último momento, viajaron a los Odesur con equipos juveniles o reservas en canotaje, básquetbol, vóley y natación, entre otros deportes; mientras que los brasileños comparecieron directamente con una de las delegaciones más exiguas de los últimos tiempos. Apenas 315 atletas (entre ellos, eso sí, varios campeones olímpicos) por los 504 de Santiago o los casi 600 desplazados a Medellín. Ausencias de diferente índole que ponen interrogantes al cometido realizado por la delegación nacional en Cochabamba.
Agua bendita en La Angostura
Prácticamente la mitad de los oros nacionales se consiguieron en un solo recinto, que era sede de apenas cinco deportes en Cochabamba: la represa La Angostura. El Team Chile brilló en remo, deporte que el país ganó; en canotaje, que aportó tres preseas doradas, y el esquí náutico, donde Chile también fue el mejor, con cinco oros; además del triatlón, donde se obtuvo uno de los tres triunfos posibles.
Los dos últimos eran resultados esperables para esas disciplinas, pero la revolución que significó para el medallero chileno la actuación de los remeros fue importante, en especial porque en Santiago 2014 no hubo preseas doradas para los bogadores.
El aporte de la integración
Pocos deportistas nacionales iban con confianza absoluta en sus posibilidades de medalla de oro: Bárbara Riveros y Natalia Duco, tal vez, pero de manera segura Arley Méndez y Yasmani Acosta, dos deportistas nacionalizados.
El pesista nacido en Cuba, campeón del mundo de la categoría, no tiene rivales en esta parte del continente, lo que quedó reflejado en el oro conseguido. Las pesas tuvieron unos Juegos brillantes, pues sumó la victoria de otra monarca universal: María Fernanda Valdés. Chile no ganaba oros desde Buenos Aires 2006.
Acosta, por su parte, venció rápidamente a sus rivales y dejó en claro que la falta de competencia afecta a su proyección.
Las inéditas victorias colectivas
Ningún deporte colectivo le había dado medallas de oro a Chile, al menos en los últimos cuatro Juegos. Y no era por falta de participaciones, pues los equipos de balonmano, básquetbol, hockey césped, fútbol, rugby 7 y vóleibol habían ganado 16 preseas entre 2006 y 2014.
Pero esa historia se revirtió en Cochabamba. Se consiguieron 10 preseas, tal como hace cuatro años, pero esta vez dos fueron de oro.
La sorpresa la dio el equipo de rugby (bronce en Santiago), que se quedó con el primer puesto, con un empate con Argentina incluido.
El fútbol, que era Sub 20, entregó el otro oro, con victorias sobre Argentina (por penales) y Uruguay, en tiempo extra en la final.