Chile se despide de la Copa América. Las miradas de los hinchas y de buena parte de la opinión especializada están puestas sobre Wilmar Roldán. La molestia sirve para eclipsar la principal razón futbolística por la que la Roja no pudo avanzar en el torneo continental que se desarrolla en Estados Unidos: la ausencia absoluta del gol. Hay que remontarse a 1917 para encontrar la última vez en que la Selección se fue del torneo sin anotar al menos una vez. Es decir, pasaron 107 años para que se repitiera tal desgracia. De los 22 intentos del combinado nacional en el torneo, solo nueve fueron hacia los tres palos.
La Roja da un paso atrás. El inicio de la gestión de Ricardo Gareca había corregido una deficiencia notoria en la era de Eduardo Berizzo. En las Eliminatorias, Chile había marcado apenas tres goles. Desde que asumió el Tigre hasta el partido con Perú, la oncena nacional superó esa marca: le anotó tres veces a Albania (3-0), dos a Francia (2-3) y otras tres a Paraguay (3-0). La señal era aún más positiva. El técnico argentino había apostado por Eduardo Vargas y Víctor Dávila y ambos le habían respondido. Ante los guaraníes, por ejemplo, anotaron y fueron figuras.
La inexistente efectividad ofensiva en el país norteamericano revive los cuestionamientos. Otra vez, la búsqueda de explicaciones desemboca en una ausencia notoria: la de un centrodelantero que capitalice el juego ofensivo que, a decir verdad, en la Copa América también escaseó. Ni Dávila, Alexis Sánchez, Diego Valdés, ni Darío Osorio fueron capaces de transformarse en abastecedores de un Vargas que tampoco lució su mejor nivel en un torneo que le trae buenos recuerdos: llegaba a la copa como el máximo goleador activo, con 14 conquistas.
Chile busca un 9 que tradicionalmente tuvo. No hay que echar muy atrás el tiempo para encontrarse con nombres emblemáticos para la función, como Carlos Caszely, Iván Zamorano, Marcelo Salas y Humberto Suazo. Todos, definidores de excelencia. El Matador, con cualidades que le permitían, incluso, salir del área para generarse ocasiones. Incluso hubo momentos en que tuvo una segunda línea de artilleros de fuste, como Esteban Paredes, Ivo Basay y Juan Carlos Letelier. Sin embargo, desde que Chupete dejó de vestir la camiseta nacional, la función no ha tenido un nuevo dueño. Vargas, de hecho, es un jugador que responde a otro perfil y que ofreció su mejor versión con Alexis Sánchez como socio. Los que vinieron después, no respondieron: hubo esperanzas en Mauricio Pinilla, Nicolás Castillo, Diego Rubio y Felipe Mora, por citar algunos. Ninguno se apropió del rol ni del puesto. La última esperanza está puesta en Ben Brereton, pero el inglés, pese a que cumple con el perfil físico para la posición, suele escaparse del área y terminar en alguna orilla, como lo hacía en el Blackburn. El ‘nueve’, un recurso clave en el fútbol mundial, en Chile está más cerca de una preocupante extinción.
Osvaldo Hurtado fue un especialista en aprovechar cuanta ocasión dispusiera dentro del área. Así se convirtió en uno de los goleadores más emblemáticos de la historia de Universidad Católica. Hoy, diagnostica una carencia fundamental para las pretensiones nacionales, con la mira puesta en las Eliminatorias para el Mundial que organizarán México, Estados Unidos y Canadá. “Hay un muy mal trabajo en ese sentido. Estamos todos metidos en la moda de que los delanteros juegan solos. El juego de Chile no tiene este volumen y tampoco tenemos un goleador que juegue solo en punta, que sería como el venezolano Salomón Rondón, por citar un ejemplo. Un grandote de esos que aguantan o alguno que sea rápido”, establece.
De todas formas, apuesta porque esa búsqueda dé resultados en lo que considera la progresión del trabajo de Gareca. “Estamos en una etapa de formación. Ya se logró el orden defensivo, que también era una materia pendiente. Eso sí, el orden defensivo invita más a defender que a atacar. Ahora falta sacarles provecho a Osorio y a Dávila, que son muy buenos y con capacidad goleadora. Y, luego, naturalmente, encontrar ese referente de área que todos sabemos que falta”, apunta.
El problema, según “Arica”, aparece, justamente, en la falta de opciones. El símbolo del equipo de la franja es categórico en la búsqueda de explicaciones. “Ese nueve no existe y no se vislumbra. A mí me gustaba mucho Guerra, pero llegó a la U y no pasó mucho. Me parece que Chile está vendiendo lo joven y comprando lo viejo. Se pagan US$ 2 o 3 millones por gente de más de 30 años. Hay un análisis que tampoco lo van a hacer. En general, acá no les gusta invertir en un buen campeonato o tener un torneo de reservas, en vez de obligar a meter cabros en la Copa Chile o en el torneo. Eso es caro para ellos. Para uno es una inversión. Cuando se hizo, salieron buenos jugadores”, plantea.
En el Campeonato Nacional, de hecho, la plaza les pertenece a los extranjeros. De preferencia, argentinos. Fernando Zampedri es el exponente por excelencia. Se ha transformado en el tetragoleador del certamen, lo que resume su dominio. En la U juega Leandro Fernández y Colo Colo acaba de sumar a Javier Correa para desterrar sus problemas ofensivos. En la banca quedará, seguramente, otro foráneo: el paraguayo Guillermo Paiva.
Hurtado toma como ejemplo a un de los que, por condiciones naturales, podría tomar esa bandera para graficar las carencias. “Lo otro es que hay que trabajar en los menores, en preparar a ese 9. Tienes a un chico, Damián Pizarro, que no está del todo preparado, pero que físicamente ofrece las cualidades para cumplir el puesto. Seguramente lo van a pulir en Italia, pero va para adelante y eso es bueno”, sostiene.
El excruzado no es el único que cifra esperanzas en la nueva contratación del Udinese. En marzo, en una entrevista con El Deportivo, Iván Zamorano fue categórico en depositar sus expectativas en el pintanino. “Me gusta. Es joven, tiene una fuerza física increíble. Tiene características y el ADN de un jugador europeo. Ahora, es indudable que está en pleno período de aprendizaje. Entonces, a veces le exigimos demasiado por la calidad que tiene y creo que deberíamos dejarlo tranquilo, que crezca, que evolucione. Estoy convencido: de aquí a un par de años, Damián Pizarro va a ser el 9 de la Selección”, afirmó con propiedad el exgoleador de Real Madrid.
Bam Bam añadió, eso sí, un requisito fundamental para la evolución. “Es joven. Tiene que estar abierto a hacerlo, a seguir creciendo. En el control orientado, le falta, en la definición o en el cabezazo. Va a aprender. Estoy convencido de lo que va a ser”, planteó. Y, finalmente, apuntó en la oportunidad de desarrollo que representa pasar por un equipo como el friulano. “Isla no llegó siendo un jugador de excepción. Alexis se fue siendo figura, pero tampoco llegó en condiciones de ser… Entonces, Damián llega al equipo perfecto para seguir creciendo”, advirtió el histórico atacante.