En un partidazo en el que los equipos no se sacaron más de dos puntos de ventaja, la selección nacional de balonmano cayó contra Macedonia 32-30, en la definición por el 16º lugar del Mundial de Alemania y Dinamarca.
Chile planteó el partido de manera correcta, ordenó su defensa tomando como referencia las fallas de los partidos anteriores y mantuvo las asociaciones de calidad dentro del área para que Rodrigo Salinas volviera a brillar. El orden de la defensa colaboró con la vuelta a la excelencia de los arqueros Barrientos y García, que pararon de la mejor manera posible a un Lazarov que estuvo implacable. Al final del primer tiempo, la selección de Garralda tuvo la oportunidad de irse al descanso por tres arriba, pero dos pérdidas en el último minuto provocaron que se fueran al entretiempo empatados a 16.
En la segunda fracción, mantuvieron su buen juego, pero el cansancio del extenso campeonato se notaba en los guerreros de Garralda y los errores comenzaban a aparecer. Además, el equipo sufrió la baja de dos de sus grandes exponentes. Por un lado, Marco Oneto no estuvo por problemas personales, mientras que Emil Feuchtmann ingresó con una molestia en el brazo con la que intentó jugar, pero tras lanzar en su primer gol, debió abandonar la cancha. Con estas bajas, fueron Diego Reyes y Javier Frelijj quienes tuvieron la oportunidad de sumar minutos y lo hicieron de gran manera. Erwin Feuchtmann una vez más fue una estrella, con el apoyo de la gente. El mejor de la cancha, según la organización, comandó el ataque con nueve goles, incluyendo uno que pasó entremedio de las piernas del connotado arquero macedonio.
Si bien Chile hoy no pudo ganar, demostró gran calidad de juego, mejorando los errores que surgieron dentro del desarrollo del campeonato. Le jugó de igual a igual a grandes potencias de la especialidad y se despide con la frente en alto en el lugar 16, con dos victorias, su mejor participación histórica en un Mundial.