Todo parecía tranquilo para Chile hasta el segundo minuto de tiempo agregado en el partido preliminar en el repleto estadio La Portada de La Serena, pues Paraguay sólo empataba con Uruguay y eso dejaba a la Roja en inmejorables posición para clasificar al cuadrangular final de la Copa América Femenina. Apareció, sin embargo, Amanda Peralta para anotar el 2-1 con un puntazo, poniendo así tarea para la escuadra de José Letelier en el compromiso de fondo.

Quizás por eso hubo tanta tensión enel inicio del juego ante Perú, el equipo más débil del Grupo A y al que Chile había goleado de manera inmisericorde (12-0) en mayo último. Ese antecedente, en los instantes iniciales, carecía de un correlato adecuado, con un grado de imprecisión inesperada, que a priori podría haber sido atribuido a los cambios posicionales con que comenzaron las locales, que significaron los cambios de función habitual para Francisca Lara, Geraldine Leyton y Rocío Soto, además, del debut de Su Helen Galaz como zaguera central.

Paulatinamente, sin embargo, se disiparon las dudas de funcionamiento y el eventual efecto del miedo escénico. El mediocampo tuvo el control del balón y las punteras María José Rojas y Yanara Aedo se mostraron constantemente, lo que obligó a un esforzado despliegue pero infructuoso de las peruanas para reducir espacios.

En esas circunstancias se produjo la apertura de la cuenta, con dos jugadoras que justamente variaron sus ubicaciones habituales para este encuentro: centro de Leyton desde la izquierda (es lateral derecha) y toque magnífico de Aedo (que había comenzado otros duelos como alera izquierda), quien se cerró hacia el centro del área desde la punta derecha.

Después todo se haría más sencillo, con el aumento del marcador gracias a Yesenia López, y un agotamiento cada vez más evidente de las albirrojas.

De cualquier modo y pese al entusiasmo del público (que homenajeó a la Selección encendiendo las linternas de miles de celulares), la Roja reiteró fallas en las facetas más sutiles del juego, como las paredes cortas o los controles ante marcas cercanas. Y eso, en la instancia del cuadrangular final, ante rivales muchísimo más exigentes, puede ser una desventaja notoria.

Lo que sí es irreprochable, es el compromiso del equipo, su espíritu de lucha y su condición física, lo que se vió reflejado en los tres partidos previos con la anotación de los goles nacionales pasada la hora de juego e incluso en los minutos de cierre.

Por eso se explica el aumento de la cuenta durante la última media hora, cuando las chilenas fueron más rápidas y más fuertes que las peruanas, independientemente de las notorias diferencias en la técnica individual.

Por eso, el asunto terminó en fiesta, que incluso fue seguida por Arturo Vidal desde su hogar en Múnich.

Ahora vienen los desafíos mayores: Chile debutará ante el imbatible Brasil, Colombia y Argentina o Venezuela.

El premio inicial ya está en el bolso: los Juegos Panamericanos de Lima 2019. El domingo 22, cuando se acabe el torneo, se sabrá si está selección femenina de Chile entrará a la historia, ganando un cupo en un Mundial y en los Juegos Olímpicos.