Chile cerró ayer el mejor Mundial de su vida. Con una nueva derrota, muy reñida, esta vez ante Macedonia (32-30), pero con su clasificación histórica. Acabando en el lugar 16º, el nuevo techo nacional, que supera en cinco posiciones el logrado hace cuatro años en Francia. El balonmano patrio sigue creciendo.
La aritmética deja en buen lugar al equipo del español Mateo Garralda, responsable inequívoco del avance. Fue el segundo mejor de Sudamérica, por delante de Argentina (aunque por detrás de Brasil, que sigue impresionando; ayer fue capaz de derrotar a la todopoderosa Croacia), y con dos victorias en el casillero (ante Austria y Arabia). Pero mejor aún fueron las sensaciones, la imagen que dejó Chile, sobre todo en ataque. No tanto en defensa, donde aún le quedan asignaturas por mejorar.
Y por encima de la nota general, dos jugadores. Uno, Erwin Feuchtmann, nombrado nuevamente MVP del partido y segundo máximo artillero del campeonato (con 46 goles) hasta ayer, que fue un huracán desde el lateral izquierdo. El suyo fue el mejor brazo del balonmano chileno, posiblemente de todos los tiempos. Y el otro, Rodrigo Salinas, el lateral derecho. Con menos envergadura y altura, el zurdo del Bidasoa se las apañó para ganar por arriba las pantallas defensivas, pero sobre todo para desbordarlas con sus ingeniosas e imprevisibles fintas. O con sus pases de prestidigitador. Un genio.
Ambos laterales fueron lo mejor también en la despedida. Aunque resuelto con derrota, estuvo entretenido el duelo por el puesto 15 ante Macedonia. Y Chile, pese a las ausencias (Emil Feuchtmann, lesionado en el brazo, y Marco Oneto, que se fue de la concentración por un problema personal), lo tuvo para ganar. Llegó a ponerse en ventaja 24-26 a diez minutos del final, con un gol de portería a portería de García, pero justó ahí entró en un bache del que no supo salir. Esta vez los guardametas no estuvieron providenciales y Chile acabó perdiendo.
Ahora a los Guerreros les espera un nuevo desafío: el repechaje para la clasificación a los Juegos Panamericanos, que se jugará en marzo en Santiago por un cupo.