"Fue el día que esperaba, me desperté y sabía que iba a ser un buen día". Las palabras son de Felipe Miranda (32), doble medallista sudamericano de oro en Cochabamba 2018. El día del que habla, el de ayer, fue otra jornada redonda para el esquí náutico chileno en los Juegos Odesur. Y es que cuando el campeón mundial de overall dice que se ha levantado con buenas sensaciones, no hay mucho más que hacer. Tal vez acercarse a la Cabaña Chilijchi de la represa La Angostura, escenario de la competencia (como volvieron a hacerlo ayer cientos de aficionados armados con sombrillas y prismáticos) y sentarse a disfrutar del espectáculo.
La hegemonía de Pipe, campeón defensor del oro sudamericano en la modalidad, sobre las aguas de la laguna boliviana fue absoluta. Se impuso con autoridad a sus oponentes en slalom; continuó comandando la final en figuras (prueba en la que el viernes ya había logrado colgarse el oro); y puso el broche a su exhibición con el mejor salto de la mañana en la reedición del duelo fratricida de la jornada precedente contra su hermano Rodrigo. Toti, que el viernes había establecido el récord de la laguna con un salto descomunal de 57.1 metros -que le había valido también, claro, la medalla de oro- dejó la vara esta vez en 52.3 metros. Pero Felipe no perdonó, voló más de 55 y aterrizó sobre la superficie (calma, en esta ocasión, como un plato) de la represa convertido en doble campeón continental (en salto y overall).
Algunos minutos antes de la batalla final entre los Miranda (oro y plata en overall) había sido el turno de la mejor esquiadora nacional del momento. Valentina González (19), que en los Odesur de Santiago, con sólo 15 años, ya había conseguido quedarse con el oro en la disciplina de salto, quería más. Y lo tuvo. Salió primera del slalom, bajó ligeramente su rendimiento en figuras y terminó rematando la faena con un nuevo triunfo en salto; su disciplina, su elemento.
Si bien el equipo de esquí náutico no pudo mejorar el total de metales conquistados en casa hace cuatro años (13, cuatro oros, seis platas y tres bronces) -esta vez obtuvo nueve- sí que consiguió pulverizar su registro de preseas doradas (cinco), las que finalmente marcan la diferencia.
Pero para entender lo que significan, en términos generales, los deportes de laguna para el Team Chile en estos momentos, basta con echar un vistazo a los resultados conjuntos alcanzados en Bolivia por el esquí náutico y el remo. Porque la adición de los cinco oros logrados por los esquiadores y los ocho firmados por sus compatriotas remeros representan más de la mitad de los cosechados, de momento y en total, por la delegación total. 13 medallas doradas en solo dos deportes y un único denominador común, el agua, el elemento del éxito chileno.