Era la última bala. Para la selección chilena, no existía un mañana. En el afán de pelear por el séptimo puesto que permite un repechaje (ese es el objetivo plausible), había que ganarle a Venezuela. Lo necesitaba el plantel y sobre todo Ricardo Gareca. También los fanáticos necesitaban una alegría de un combinado que ha entregado más amarguras que sonrisas hace un largo rato. Llegó el día del reencuentro. Una goleada de 4-2 sirve no solo para levantar el espíritu y aferrarse a una ilusión. También para afirmar al entrenador.
En el marco de un proceso clasificatorio terrorífico, cuyos ingredientes entregan un cóctel de mal sabor, las matemáticas son las aliadas para mantener una pequeña ventana abierta y no bajarse del tren cuando todavía restará un tercio de la competencia para el próximo año. Pero los antecedentes eran aciagos: Chile llegó al partido como el peor local de las Eliminatorias (cinco puntos de 15 posibles; un 33,3% de rendimiento), una campaña que rememora la atroz experiencia rumbo a Corea-Japón 2002. La misión era torcer todo lo que estaba en contra.
Para el choque vital ante la Vinotinto, que llegó sin triunfos como visitante en estas Clasificatorias, el Tigre tuvo que mover el tablero. Por el suspendido Felipe Loyola ingresó Fabián Hormazábal, mientras que por el lesionado Diego Valdés se apostó por Lucas Cepeda, quien le ganó la pulseada a Maximiliano Guerrero.
Si bien la estructura táctica de Gareca muta poco respecto al 4-2-3-1, los movimientos le dieron matices al dibujo. Con Echeverría en el eje, Vicente Pizarro se corría como un interior, más un Arturo Vidal con más flexibilidad, para soltarse y quedar más cerca de Vargas. Mientras tanto, Aravena y Cepeda estaban por las puntas. Con el correr del juego, y el marcador en contra, se cambiaron de banda (el colocolino se fue a la derecha), lo que dio resultado.
Lo peor que le pudo pasar a la Roja fue recibir un gol antes del cuarto de hora. En los 13′, Savarino abrió la cuenta para los caribeños, en la primera aproximación a la portería de Cortés. Virtud de Yeferson Soteldo en una vistosa acción personal, para sacarse a los rivales y asistir al jugador de Botafogo. Un cachetazo.
¿Cómo iba a reaccionar Chile, sobre todo para un elenco que le ha costado responder ante la adversidad? En los 20′, llegó el empate de Eduardo Vargas, haciendo su gol 45 por la Selección, asistido por Lucas Cepeda. Fue justo después del reclamo de un supuesto penal. Pero todo se volvió a derrumbar de manera inexplicable. Un par de minutos más tarde, una falla inconcebible de Paulo Díaz en un despeje provoca el tiro de Ramírez, para el 2-1. No se podía creer. Afloraban los fantasmas.
Factor Cepeda
Lo bueno de la Selección es que no se amilanó. Logró forjar respuestas ante la complejidad del partido. Un valor importante en el ataque fue Gabriel Suazo, porque la Roja encontraba más profundidad por la izquierda. Uno de los descuelgues del futbolista del Toulouse acabó en el 2-2. En los 29′, saca un remate con la pierna derecha y se termina metiendo en el arco de Romo, tras un leve desvío en Tomás Rincón.
Se menciona con anterioridad que el cambio de los punteros fue clave para destrabar el encuentro. Aravena se fue a la izquierda y Cepeda, a la derecha. El partido terminó siendo consagratorio para el formado en Wanderers. Su efectividad y despliegue lo erigen como el hombre de la jornada. En los 38′, sacó un zurdazo que dejó sin reacción a Romo. Golazo y éxtasis. Esa sensación de antaño, de gozar con una anotación del Equipo de Todos.
Y lo mejor es que el segundo lapso empezó con otro cañonazo de Lucas Cepeda. Nuevamente desde la derecha hacia el centro, a lo Arjen Robben, aprovecha el espacio y saca un disparo de frente a la portería. Un 4-2 que le venía como anillo al dedo a la Selección, en el mejor día de su novel carrera. Con la ventaja, Chile cedió algo de terreno, para una Venezuela que se desdibujó. Salomón Rondón, su hombre gol, pasó desapercibido en la cancha.
Los cambios que no hizo Gareca en Lima los realizó este martes. Por fin tuvo su oportunidad Luciano Cabral, debutante en la Roja absoluta, reemplazando a un extenuado Vidal. Había que refrescar al equipo hacia la recta final del compromiso. Al ex Coquimbo le anularon un gol en el epílogo.
Con la soga al cuello, Chile mostró una mejoría desde lo actitudinal y desde la construcción de juego, uniendo pases y generando sociedades. Hasta que llegó finalmente el primer triunfo del Tigre en un partido oficial, que sirve como un tanque de oxígeno a un proceso que estaba en el paredón. Hace más de un año que la Selección no ganaba por los puntos. Fue el 12 de octubre de 2023, 2-0 sobre Perú, por las Eliminatorias, con Berizzo en la banca.
A cuatro puntos del repechaje. Sigue siendo duro, pero hay que afirmarse de algo.
Ficha del partido
Chile: B. Cortés; F. Hormazábal, G. Maripán, P. Díaz, G. Suazo; R. Echeverría, V. Pizarro (81′, E. Pavez); A. Aravena, A. Vidal (67′, L. Cabral), L. Cepeda (81′, M. Guerrero); y E. Vargas (81′, F. Mora). DT: R. Gareca.
Venezuela: R. Romo; J. Aramburu (71′, N. Ferraresi), R. Ramírez, W. Ángel, M. Navarro (87′, J. Cádiz); T. Rincón (55′, J. Murillo), J. Martínez; J. Savarino (71′, K. Andrade), T. Segovia, Y. Soteldo; y S. Rondón (71′, E. Ramírez). DT: F. Batista.
Goles: 0-1, 13′, Savarino, remata tras gran jugada de Soteldo; 1-1, 20′, Vargas, dispara cruzado tras centro de Cepeda; 1-2, 22′, Ramírez, aprovecha mal despeje de Díaz y convierte; 2-2, 29′, Autogol de Rincón, desviando remate de Suazo; 3-2, 38′, Cepeda, con un impecable zurdazo ajustado; 4-2, 47′, Cepeda, zurdazo de frente al arco.
Árbitro: F. Tello (ARG). Amonestó a Vidal (CH); Aramburu, Ángel, Martínez (V).
Estadio Nacional. Asistieron 40 mil personas, aprox.