Chile 2 - Haití 1

Chile: B. Cortés (46', G. Arias); M. Isla (67', O. Opazo), G. Medel, G. Maripán (46', P. Díaz), J. Beausejour; Ch. Aránguiz (88', D. Valdés), E. Pavez (46', E. Pulgar), A. Vidal; J. P. Fuenzalida, N. Castillo (46', P.P. Hernández), E. Vargas. DT: R. Rueda.

Haití: J. Placide; C. Arcus, R. Ade, M. Jerome, W. Guerrier (88', H. Charles); S. Saba (63', A. Jean- Batiste), B. Alceus; D. Etienne (74', M. Cantave), H. Bazile (68', Z. Herivaux), D. Nazon (72', J. Desire); F. Pierrot (60', A. Christian). DT: M. Collat.

Goles: 0-1, 26', Pierrot define un centro desde la derecha; 1-1, 70', Vargas saca un derechazo tras un pantalla de Vidal; 2-1, 70', Fuenzalida aprovecha un balón suelto en el área tras remate de Vargas.

Árbitro: Ricardo Marques (BRA). Amonestó a Pulgar (Ch); Pierrot, Bazile (H).

Estadio La Portada de La Serena. Asistieron 12.001 mil espectadores.

Si Arturo Vidal pedía más apoyo casi en el cierre del partido, era por algo. Chile venció a Haití, pero con demasiadas dudas. Apenas un 2-1 frente a una de las escuadras más débiles del continente. Un resultado que costó mucho y que no dejo tranquilo a nadie de cara a la Copa América.

Reinaldo Rueda inició el segundo tiempo con cinco cambios en la Roja. ¿Señal de molestia? Lo más seguro es que así fue. Porque más allá de que era el último ensayo antes de Brasil 2019, la sorpresiva y hasta vergonzosa desventaja ante Haití obligaba un cambio radical. Y entre los retirados, además, estaban dos de los peores futbolistas de Chile en la primera fracción: Esteban Pavez y Nicolás Castillo.

Sí, Haití, el combinado número 100 del mundo, el representante del país más pobre del continente, le ganaba a los bicampeones de América. El centro lo hizo Carlens Arcus, jugador del Auxerre (segunda división de Francia). El gol lo hizo Frantzdy Pierrot, delantero del Royal Mouscron (primera división belga). Una jugada directa, a los 26 minutos, que contó con la complicidad de Pavez y Guillermo Maripán. Así, con una simpleza pasmosa, Haití dejaba en silencio a todo el estadio en La Serena.

Un silencio que rápidamente se transformó en reproches y críticas desde la tribuna. Es verdad que Chile se creó varias ocasiones de gol, que el portero Johny Placide se transformó en figura y que Chapa Fuenzalida se comió dos goles. Pero también pasó que Castillo no tuvo un remate franco, que la banda izquierda casi no existió en el ataque de la Roja y que el intento de presionar a un rival rústico, se volvía un arma de doble filo cuando los haitiano pasaban esa primera línea de hostigamiento.

La pregunta se formula espontáneamente. ¿Y si el rival es de mayor factura? Una duda que asusta de cara al inicio de la torneo, el próximo 14 de junio. A días del debut contra Japón, el lunes 17. Por eso Rueda recurrió a la banca. Para hacer una última prueba antes de los partidos de verdad, para revertir una humillación que no estaba en los planes de nadie.

Erick Pulgar entró por el intrascendente Pavez (no quitó y tampoco generó) y Chile mejoró. Pedro Pablo Hernández sacó del campo a Castillo y con eso la Roja tuvo todavía más control en el medio. La movida más importante, eso sí, fue el paso de Eduardo Vargas como centrodelantero. El delantero del Tigres perdió contacto con la pelota al ser la punta de la lanza, pero a la primera frontal, no falló. El gol que despreció Rueda durante todo este proceso a apareció a los 69' para salvar la vergüenza. Edu llegó a 36 tantos en la Selección y quedó a uno de Marcelo Salas, el segundo en la lista de artilleros históricos.

Y claro, el cuadro de Rueda se liberó. Tanto, que en el minuto siguiente, Chapita decretó el 2-1 tras recoger un balón en el corazón del área. Para tener en cuenta, en los dos goles la jugada partió de un pase profundo Pulgar. El volante de Bologna mejoró la precisión del llamado primer pase y le cambió el ritmo al Equipo de Todos. Debería ser el titular en la cita brasileña.

Porque en la Copa América los ensayos no corren. Ahí el error se pagará con sangre. Haití vino hasta La Serena para ser la piñata de una fiesta de despedida y terminó siendo un dolor de cabeza. No por su alto nivel, sino por los ripios que todavía muestra el proceso de Rueda. Al menos volvió el gol, encarnado en Vargas. Una de las pocas buenas noticias que dejó el paso por la Cuarta Región. El último antes de viajar a Sao Paulo.