El sueño mundial de Chile en la Copa Davis concluyó ayer en la pista 2 de la Caja Mágica con una nueva, caída ante Alemania, la segunda en igual número de series disputadas. Una derrota muy distinta, mucho más decorosa y aseada, que la de la jornada inaugural ante Argentina, pero una derrota al fin y al cabo para terminar cerrando su concurso en el Grupo C en la última posición, con un solo punto a su favor y el segundo peor promedio de los 18 equipos participantes (solo delante de Croacia). Un epílogo honroso atendiendo a las formas, pero incapaz de disimular en el fondo el negativo balance. Porque Chile despertó ayer ante Alemania. Pero muy tarde.

Porque cuando el equipo saltó a las 11 de la mañana a la pista del estadio Arantxa Sánchez Vicario su suerte ya estaba echada, o casi echada. Debía vencer en sets corridos y en sus tres duelos de la serie a un conjunto superior como el germano para optar, como máximo, a ser segundo en su grupo. No sucedió ni lo uno ni lo otro. Lo que sí pasó -y debe ser señalado- es que Chile jugó ante los pupilos de Michael Kohlmann sin ninguno de los complejos que le sobraron ante Argentina. Jarry, el primer espada del equipo, que terminó por traspasar al combinado nacional su pésimo final de temporada, consiguió elevar su nivel en el duelo ante Kohlschreiber que abrió la serie. Sacó mejor, fue más agresivo y erró menos, pero siguió sin alcanzarle (6-4, 6-3).

En conferencia de prensa, se mostró autocrítico y anunció cambios: "Todos los que saben de tenis saben que no estoy en un buen momento, bajé un par de peldaños, pero estoy tranquilo, tratando de aprender al máximo de los malos momentos. Ahora estoy haciendo muchos cambios radicales que espero que se vean reflejados en los próximos años. Voy a cambiar de entrenador y también tengo pensado irme de Chile", confesó.

Tras el tropiezo del Príncipe, cuyo último festejo se remonta ya al pasado 21 de julio, saltó a la cancha Garin para enfrentar al número 1 alemán Jan-Lennard Struff. El triunfo, apretadísimo, en un duelo con tres tie breaks, cayó del lado del chileno, que no solo consiguió evitar con su victoria una debacle todavía mayor, sino que fue el responsable de las mejores dos horas y media de tenis ofrecidas por el país en toda su andadura en la Copa Davis. "Hoy (ayer) teníamos un panorama súper complicado. La idea era poder competir, que fue lo que no hicimos contra Argentina, pero me quedo con una sensación rara, porque no fue el resultado que queríamos. Hay mucho que aprender y que mejorar, pero no creo que sea nuestro último Grupo Mundial", manifestó el Tanque, en una línea muy similar a la de Jarry.

El enojo de Massú

Una línea con la que rompió, sin embargo, el capitán del equipo Nicolás Massú, quien tras enviar a la cancha, en el último duelo de la serie, a una pareja inédita de doblistas (Tabilo-Barrios) para enfrentar a la cuarta mejor dupla del mundo -y acertar de pleno, pues los jóvenes tenistas no se arrugaron (7-6, 6-3)- apostó en conferencia de prensa por seguir jugando al ataque. "Yo sé que a ustedes les interesa solamente el ganar y el perder, pero no todo pasa por el ganar y el perder. Hay un proceso detrás. Yo me siento orgulloso de mis jugadores, esto ha sido un traspié en el camino, pero seguiremos", comenzó.

"Nosotros estuvimos ahí peleando hasta el final. Sabiendo que estábamos eliminados, estos jugadores se pararon y jugaron hasta el final. Jugadores que tienen 21, 22, 23, 24 años. Hace tres años estábamos en Tercera División y ahora estamos jugando en el Grupo Mundial. Hace falta análisis. Somos un equipo unido y tenemos muchos años por delante. Imagínate todo lo que pueden mejorar estos jugadores. ¿Podrán todos los equipos del mundo decir que tienen mucho tiempo para mejorar?", prosiguió, antes de vaticinar un futuro esplendoroso para toda la generación: "El objetivo es el día de mañana estar acá mismo en cuartos de final o semifinal, haciendo cosas importantes".