"¡Mañana es tu día! ¡Mañana te lo sacas todo! ¡Mañana le sacas la chucha!". Son apenas las 10.15 de la mañana en Madrid y las fervorosas palabras de aliento de Nicolás Massú resuenan con eco en la pista de la cancha de entrenamiento 3 de la Caja Mágica. Su destinatario es Christian Garin, que lo escucha con mirada atenta y rictus serio, mientras trata de recuperar el aliento tras una extenuante práctica. Tomás Barrios, una suerte de sparring para la primera raqueta chilena en el entrenamiento matutino, tampoco muda su rostro. Nadie sonríe en la primera y última práctica del equipo nacional tras la debacle ante Argentina. No hay tiempo para hacerlo.
La nueva Davis es así. Al punto de que Chile entrenaba sin saber que más tarde, con los resultados del día, los nacionales tendrían que presentarse hoy ante Alemania casi eliminados. Los tres partidos perdidos ante Argentina sin ganar un solo set pasaron la cuenta. Una serie de posibilidades ayer dejarían fuera al equipo de Massú y uno de ellos, que Bélgica le ganara un partido a Australia, se dio, aunque dejó abierta una pequeña ventaja (porcentaje de sets), milagrosa a estas alturas, para que la escuadra chilena sobreviva en Madrid. Eso, a la espera de lo que suceda hoy, donde también asoman otras determinantes estadísticas.
En la cancha, en tanto, Garin y Barrios dejaban su sitio en la pista a Nicolás Jarry, Alejandro Tabilo y Hans Podlipnik; ahora, todo el peso el grueso del trabajo recae sobre el número dos chileno. Massú no para de moverse, de jalear a sus singlistas, de motivar al resto de integrantes del plantel, de tratar de avivar la llama de una fe que amenaza con extinguirse. Marcelo Ríos, en su faceta más didáctica, se obstina en corregir una y otra vez los movimientos errados de sus pupilos.
"Bien, bien, bien, bien, bien. Muy bien, hueón. Sacaste el entrenamiento adelante", le espeta el capitán a Jarry, una vez finalizada la sesión. Y el nieto de Jaime Fillol lo mira apretando los dientes, con una mezcla de pasión y rabia. Pocas personas encarnan como Massú ese espíritu de negativa a la rendición.
"Yo creo siempre que todo es posible, no hay nada descartado, así que nosotros tenemos la obligación de dar lo mejor nuestro. No depende de nosotros, pero vamos a salir a dar lo mejor y a esperar lo mejor siempre", dice Jarry, antes de radiografiar a Philipp Kohlschreiber (79º), su adversario en el primer punto de hoy: "Es un jugador que juega muy bien y que ha ganado campeonatos en todo tipo de superficies. Es veterano, muy experimentado, y debe tener muchas Copas Davis encima. Un rival muy duro, muy veloz, que tiene muy buen físico y es muy fuerte. Sacar bien e intentar que no me quiebren, creo que va a ser la clave", añade.
Algunos minutos más tarde, por alusiones y en diálogo con La Tercera, es el propio Kohlschreiber el encargado de analizar el juego de Jarry: "Es un tipo alto, un buen sacador y le pega a la bola fuerte. Le gusta mucho jugar con la derecha. Tal vez es un poco nervioso algunas veces, pero creo que en líneas generales es un tenista muy duro y será un rival complicado".
Campeones en Roland Garros
Al duelo inaugural entre ambos singlistas en la pista 2 de la Caja Mágica, seguirá el duelo entre Garin y Jan-Lennard Struff (36º), verdugo ayer, en dos sets, de Diego Schwartzman. La pareja de dobles germana, compuesta por los vigentes campeones de Roland Garros Mies y Krawietz (protagonistas del duelo más espectacular de la jornada ante los argentinos González y Mayer, resuelto en el tie break del tercer set con un tanteador récord de 20-18) cerrará la serie ante el binomio chileno.
La tercera jornada de la Copa Davis (la segunda consecutiva con buen público) dejó algunos datos relevantes. Entre ellos, el paseo de Djokovic ante Nishioka (6-1 y 6-2); el sorprendente pleno de Alemania ante Argentina (3-0) y la clasificación certificada de los españoles y de los polémicos australianos, que hoy mismo abren los cuartos de final ante Canadá.