El partido se disputó en Rancagua, pero el "gloria al bravo pueblo, que el yugo lanzó" se escuchó, antes y durante el juego, bastante más fuerte que el "o el asilo contra la opresión". Y en la cancha, la diferencia a favor de Venezuela -con miles de fanáticos en las tribunas- fue tanto o más notoria que la inesperada localía de la Vinotinto.
La selección de Héctor Robles perdió 1-2 precisamente porque tuvo una actitud de visitante frente a un rival que lo superó en los duelos personales y también en la propuesta colectiva.
Rafael Dudamel, el exarquero, tiene medallas para lucir: llevó a la anterior Sub 20 a la final de la Copa del Mundo en 2017, donde los Chamos cayeron estrechamente ante Inglaterra. Y ha puesto a todas sus escuadras siempre en plan protagónico, aprovechando con planteamientos precisos las evidentes virtudes técnicas y físicas de sus dirigidos.
Robles, en cambio, sufre el fenómeno contrario. Ahora disputa su segundo Sudamericano Sub 20. En el anterior, en Ecuador, no ganó un partido. Y ahora, hasta, ninguno tampoco.
Los malos resultados no han sido casualidad y la caída en le segunda fecha del torneo fue consecuencia de la absoluta falta de control de Chile sobre el balón, porque no se trataba de que los venezolanos tuvieran -que los tienen- delanteros más fuertes, más veloces o más potentes; se trataba de que la Roja perdía la batalla que debía ganar, en el mediocampo, donde las habilidades y experiencia de sus jugadores supuestamente debía asegurar una posesión creativa. Los caribeños, sin embargo, demostraron que el progreso del fútbol de ese país (un milagro, dado el contexto) no es ni fugaz ni casual. Chile generó a gotas las ocasiones que le urgían, pese a los esfuerzos en la recuperación de Tomás Alarcón, los chispazos de Marcelo Allende o el despliegue, a veces caótico, de Iván Morales.
La mejor prueba de la localía virtual de Venezuela fue, quizás, que el arquero Luis Ureta se alzó como el mejor jugador rojo. Por él, el marcador apenas registró un tanto de diferencia a favor de los llaneros.
Ahora, la desgraciada posibilidad de quedar fuera del hexagonal decisivo está a la vuelta de la esquina. El miércoles, ante Brasil, parece obligatorio ganar. Este Scratch tuvo un rendimiento mediocre en el debut, en el empate ante Colombia, pero la Roja está, pese a ello, aún varios peldaños más abajo.