Chile vs. Bolivia: la Roja de Gareca se enfrenta a la obligación histórica y a la calculadora
La caída frente a Argentina, en Buenos Aires, transforma el regreso de la Selección al Estadio Nacional por las Eliminatorias en un duelo crucial. Aunque Gareca no lo asuma, un resultado adverso pone cuesta arriba las aspiraciones mundialistas.
Las Eliminatorias aún no completan la primera rueda, pero para Chile ya arrojan partidos de vida o muerte. La caída frente a Argentina, previsible por el nivel del rival y por el proceso de ajuste en que se encuentra el equipo nacional, de la mano de Ricardo Gareca, trasforman el triunfo frente a Bolivia en una obligación. Primero, por los históricos antecedentes futbolísticos (el más atingente es que La Verde nunca ha ganado en Santiago, aunque los más recientes son dos empates, pese a que uno terminó en un triunfo administrativo) y, luego, porque un revés (categoría en la que también se encuentra un eventual empate) restaría una imperdible ocasión de sumar puntos indispensables para escalar en la tabla. La Roja figura en un indecoroso penúltimo puesto. Con cinco puntos, apenas supera a Perú.
El Tigre prefiere apartarse de plano del escenario más pesimista, una derrota que obligaría a empezar a depender de combinaciones de resultados ajenos con toda una rueda por jugarse, ya sin la supremacía incuestionable que se sentaba como local y con salidas siempre duras. “Es una opinión del periodismo. No me pongo en su lugar. Es muy difícil. Y para estar en el lugar en que estoy yo, es muy complicado. Opinar, se opina. Si ese es el criterio, lo respetamos. Yo no voy a perder la esperanza mientras me den los números. Yo la peleo. Los jugadores que dirijo la van a pelear a muerte”, enfatizó el estratega. También pidió un apoyo masivo: hasta ayer, al menos, se había vendido buena parte de las apenas 25 mil localidades puestas en venta. El aforo fue reducido por las persistentes e inexplicables conductas discriminatorias del público nacional.
Respeto y confianza
Gareca advierte del respeto que exige Bolivia. Sin embargo, insiste en la exigencia de una buena disposición que sus jugadores percibirían. ″Bolivia le ha sacado puntos determinantes a Chile. Estamos hablando de seis años, cuando Chile tenía a sus mejores jugadores, con un equipo que despertó la admiración de todos. Vino y sacó puntos que en la suma le han costado quedar afuera. Acá no se puede subestimar a nadie. No estamos en condiciones”, dice.
“Estoy viendo y contemplando todo. Lo que quiero es sacar esto adelante. Hacerlo ‘como sea’, es más difícil. Estamos viendo todas las variantes que puedan hacer que el equipo pueda sentirse mejor. Pero en cuanto a lo que resolvamos, estamos tranquilos en que los muchachos van a poder resolver. Más allá de lo que nos tocó vivir, de rachas que perduran un poco, los veo bien, sabiendo lo que nos jugamos”, añade respecto de darle contenido a una propuesta que ha tenido que desarrollar sobre la marcha. El de esta tarde es su segundo duelo por las Eliminatorias, su objetivo, y el primero en el Estadio Nacional en este certamen. De igual forma, asume la ineficacia ofensiva en la Copa América.
A la pasada, responde las virulentas críticas de Arturo Vidal. “Son visiones. El cargo que representamos es más ni menos que el de la Selección. No me permitiría polemizar con colegas ni con una voz autorizada como la de Vidal”, apunta.
La pizarra se mueve
Gareca sabe que la Roja está obligada al protagonismo. Primero, por la necesidad de puntos y, luego, para satisfacer las exigencias de los hinchas que llegarán a Ñuñoa. En ese contexto, la fórmula que ha preparado es distinta a la que plantó en el Monumental de River Plate y a la que históricamente ha utilizado. En la defensa, por ejemplo, Gabriel Suazo volverá a la banda izquierda, aunque los principales movimientos estarán en la mitad y en el ataque: el último ensayo consideró a Erick Pulgar y Carlos Palacios. Eduardo Vargas seguirá comandando el ataque, pero esta vez junto a Ben Brereton. ¿El damnificado? Vicente Pizarro, quien el domingo había entrenado entre los titulares. La señal está clara: el Tigre advierte que el problema está en la generación de juego, pero también en la pegada. Hace siete partidos oficiales que Chile no hace un gol. La duda está en el arco: Gabriel Arias o Brayan Cortés. Lo más probable es que le reitere la confianza al de Racing.
“Siempre salimos a buscar el resultado, más allá de lo que puedan analizar. A veces nos dejan más o menos. Este es un grupo que se está conformando. Les guste o no les guste, Chile está en un proceso. No tengo ningún reparo. Lo he hecho en otro proceso. Lo que nos sobra es confianza en los muchachos”, estableció. No le queda otra.
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