El chileno que no había parado en Chile

Lawrence Vigouroux nació en Londres hace 25 años, pero siempre se sintió chileno. Su padre, Hirian, se encargó de traspasarle varias costumbres nacionales y, sobre todo, de enseñarle español, un idioma que empieza a dominar y que le resultará clave en el desafío que desde ayer es oficial: su llegada a Everton de Viña del Mar, la primera experiencia que vivirá en un club chileno y en la Primera División. Su llegada remece el pálido mercado invernal criollo.

El arquero formado en el Tottenham Hotspur, con un paso por las juveniles del Liverpool y una reciente estadía en el Swindon Town (que incluyó una salida por pagar en peniques una multa) se pasó el día entre los trámites protocolares y las revisiones que anteceden a los fichajes. Por la tarde, fue anunciado por los viñamarinos a través de un emotivo video que refuerza su identificación con Chile, pues su padre es oriundo de Valparaíso (su madre es de origen jamaicano).

La relación con el país había quedado suficientemente clara cuando, en diciembre de 2012, se presentó en Juan Pinto Durán para pedirle una prueba al entonces seleccionador juvenil Mario Salas. En enero del año siguiente, el Comandante lo consideró en la nómina que disputó el Sudamericano de la categoría, aunque no le dio la opción de jugar. Tampoco lo llevó al Mundial.

En agosto del año pasado, Reinaldo Rueda lo convocó para la gira asiática, que originalmente incluía amistosos ante Japón y Corea del Sur. Estuvo, además, en las lista para los duelos ante Perú y México, en octubre, y los aztecas y Estados Unidos, en marzo.