China avanzó hasta la tercera ronda de las eliminatorias asiáticas para el Mundial de Rusia. Ahí, el equipo comandado por el italiano Marcello Lippi (antes dirigió a Italia), se quedó en el camino en el grupo en que avanzaron Irán, Corea del Sur y Siria. Sus más de 1.300 millones de habitantes se quedaron con las ganas de ser parte de la mayor fiesta del fútbol.
Aún así, el gigante asiático se hace presente en suelo ruso. Y no es indiferente a nadie. A la par de los hooligans, los fanáticos sudamericanos y los seguidores locales, los forofos chinos hacen ruido y todos notan que sus más de 100 mil visitantes que viajaron a ver el torneo, a pesar de no tener un representativo en cancha, sí están en las calles de Moscú, San Petersburgo, Kazán o Volgogrado. O en las tribunas del estadio Luzhniki, el Rostov Arena y el Olímpico de Sochi.
El Comité Organizador Local esperaba más de 600 mil hinchas visitantes durante el Mundial. De ellos, casi un 20% son chinos. Los 2.800 kilómetros de distancia entre las capitales de ambos países facilitaba mucho más el traslado. Apenas tres horas y media de vuelo separan a un fanático chino de su sueño de ver en vivo algún partido del Mundial. Poco más de 200 minutos para estar muy cerca de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar o Mohamed Salah. Sus pasos fronterizos también favorecen el traslado terrestre.
La no clasificación de los Dragones no fue motivo suficiente para quebrar el ánimo ni el espíritu futbolero de la nación con más habitantes del orbe. Aunque no lograron ser parte de su segundo Mundial (el primero y único fue en Corea y Japón 2002), el entusiasmo no decayó.
Según cifras que maneja el gobierno de ese país, Shanghai será la ciudad con más viajeros en Rusia. Detrás de ella aparecen Beijing, Cantón y Shenzhen. Los vuelos desde el país asiático hacia el europeo aumentaron en un revelador 400%, informó Ctrip, la empresa más grande de venta de ticket aéreos de China.
Incluso hay fanáticos que se quedaron con las ganas de adquirir alguno de los boleto. Pero aún así, de las 2.403.116 entradas vendidas en todo el mundo, 40.251 han sido para chinos. Un número impresionante, si se tiene presente que estuvieron lejos de clasificar. Una buena muestra del amor por la pelota.
Las empresas tampoco se quedan al margen. Distintas compañías chinas han invertido más de US$ 800 millones en publicidad para el Mundial. Si se compara con otras grandes naciones, es más del doble que Estados Unidos y lejísimos de los 62 millones del local.
En paralelo, siete empresas chinas, con Dalian Wanda Group como una de las destacadas, son patrocinadoras de la Copa. A modo de ejemplo, en Sudáfrica 2010 sólo hubo una y ninguna en los torneos anteriores al primer campeonato disputado sobre suelo africano.
La televisión china también tiene algo que decir. Porque un Portugal-España, un Francia-Perú o un Brasil-Costa Rica no sólo serán vistos en vivo por los chinos que lograron viajar. Así, la Televisión Central China (CCTV), que tiene poco más de 900 millones de espectadores, invirtió una cifra cercana a los US$ 350 millones por los derechos de televisión de Rusia 2018 y Qatar 2022.
El retorno que esperan desde la gigante de telecomunicaciones asiáticas da escalofríos: casi el doble, con una estimación de 700 millones de la divisa norteamericana en ganancias. Esto, considerando los equipos y profesionales (casi 70), que enviarán a cubrir un Mundial del que ni siquiera son parte.
Además, según información de la agencia EFE, la empresa china dueña de WeChat (servicio de mensajería electrónica chino, un símil del Whatsapp), envió "más de cien empleados a Rusia para preparar un estudio en las afueras de la capital rusa donde crear y organizar el contenido a través de sus plataformas, contando con la colaboración de ESPN".
China y su selección, al igual que Chile, Italia u Holanda, no clasificaron al Mundial, pero sus hinchas igualmente ponen la bandera roja con cinco estrellas amarillas en Rusia, el centro de la atención mundial.