Christian Garin (100°) festeja con fuerza su victoria en el debut del Chile Open. Jugó a un gran nivel y dejó en el camino a Dominic Thiem (99°), en un partido que recibió todos los focos posibles. El nortino comienza con el pie derecho un torneo clave en su calendario. El jueves tendrá que replicarlo ante Sebastián Báez (35°).

Era el partido estelar de la jornada de martes y puede que de todo el torneo. Por un lado, el jugador nacional con más éxitos en la última década. Por el otro, un ex número tres del mundo y ganador del US Open, quien además es dirigido por Nicolás Massú. Dos personajes claves para este Chile Open. Por eso el estadio estaba con un lleno total. Cuando el encuentro partió a las 20:30, no quedaba un asiento sin ocupar en el Court Central de San Carlos de Apoquindo.

Fanaticada que llegó en masa para seguir a ambos tenistas y es que pese a que los aplausos sonaban más fuerte cuando Garin era quien ganaba el punto, el público nunca escatimó reconocimientos para el austriaco. Su relación con Massú y su rol dentro del tenis planetario, como uno de los mejores fuera del Big Four, provocan que el seguidor chileno le tenga un profundo respeto a Thiem. Hasta “cariño” podría ser la palabra.

Por eso no hubo burlas ni provocaciones cuando las cosas no le salían en el primer set. Con un juego muy corto en el arranque, el ganador de Indian Wells 2019 perdió terreno desde el arranque, evidenciando una vez más lo difícil que ha sido retomar el nivel que lo llevó a levantar su primer (y único) Grand Slam en 2020. Y Garin aprovechó la situación.

El “Tanque” fue todo lo contrario a su rival. Entró enfocado y con un cambio más arriba. Jugó siempre con potencia desde el fondo y atacó continuamente el revés del europeo, quien no podía hacer daño con ese golpe. Así fue posicionándose cada vez más en el parcial, al punto de llevarse la manga casi sin problemas. Fue un 6-2 inapelable, en donde el chileno mostró variantes y consistencia. Sin lugar a duda, el nivel más alto que ha tenido en toda la gira sudamericana.

Algo necesario en un momento clave de la temporada. El Chile Open puede ser el paso que necesita para dejar atrás los problemas con el ranking, pensando en sobre todo que su último título en Sudamérica lo consiguió precisamente en Santiago el año 2021. Pero Thiem también está contra las cuerdas por los puntos y en la gira latina no ha encontrado su mejor versión. En Buenos Aíres se despidió en octavos de final y en Río en primera ronda.

Por eso el nacido en Wiener Neustadt salió a la segunda manga con otro ritmo. Entendió que tenía que ir a buscar el partido y comenzó a apurar al nortino, quien por su parte no dejó nunca de presionar. Buscó las líneas, atacó al cuerpo y volvió a encontrarse con un revés que ha sido su gran arma en su carrera, pero que llevaba mucho tiempo sin ser determinante.

Uno de los más momentos de mayor tensión se dio en el quinto juego del segundo set. Con el nacido en Austria al servicio, los tenistas entregaron un juego que elevó el nivel del partido considerablemente. Fue un servicio en donde “Gago” tuvo contra las cuerdas a su rival, pero en donde no pudo asegurar el quiebre pese con dos chances para hacerlo.

De hecho, después de ese juego apareció lo mejor del enfrentamiento. Más potencia, más igualdad y sobre todo más puntos largos, con dos tenistas que variaban entre ataques y defensas de manera muy cómoda.

Y así todo decantó en un tiebreak. Fue allí que Garin aseguró una de las victorias más importantes de su carrera, quizás no por ranking, pero sí por contexto. En casa, ante un ex campeón de Grand Slam y actual pupilo de Nicolás Massú, “Gago” apretó el puño. Superó al europeo por 7-2 en la definición, demostrando que siempre estuvo un paso adelante que su rival. El jueves intentará replicar aquello y dejar en el camino al argentino a Sebastián Baéz.

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