Christian Garin (22) se ve con otra actitud. Atrás quedó ese dejo de apatía que mostraba en el pasado para disfrutar un presente glorioso, que hoy lo tiene 87 del mundo, luego de trepar casi 300 lugares en una temporada que ya dio por concluida. Fanático de las rutinas de Felipe Avello, el Tanque, o Gago, como le dicen sus amigos, repasa, de vuelta unos días en Santiago antes de huir de vacaciones, el camino que hoy por fin lo tiene en el grupo donde participan los mejores.
¿Imaginó un cierre de año tan bueno?
Lo imaginé bueno. Quizás tres torneos ganados seguidos no sé si me lo pensaba, pero era algo que estaba buscando hace mucho tiempo y me hacía mucha ilusión poder cumplir. La verdad es que jugué a muy buen nivel en todos los torneos.
¿Qué cambió en relación al Christian Garin de antes?
Fuimos cambiando bastantes cosas. Sobre todo en la manera de competir, de cómo enfrentar los partidos. Hubo un cambio de entrenador después de Wimbledon. Sin duda me sirvió muchísimo partir trabajando con Andrés (Schneiter). Creo que mejoré muchas cosas que no tenía pensado mejorar tan rápido. Me sentí muy cómodo con él y con el preparador físico, Martiniano (Orazi). Con él hicimos un plan muy bueno para el fin de año y se dio todo muy bien.
Los récords que marcó este año son solo comparables con los de Guillermo Coria.
Lo más importante para mí es hacer una buena pretemporada. Sería un sueño, pero es algo que me estoy tomando con calma. Quiero ir torneo a torneo. Sé que si estoy preparado, en cualquier momento se va a dar.
Usted decía que no perdía por malo, sino que por otros factores. Lo psicológico parece clave en su presente.
He sentido que he estado mucho más competitivo en la parte mental. He trabajado con psicólogo tres, cuatro meses. Me ha servido muchísimo, pero en general ha sido un cambio completo. No lo veo solo en la parte mental. Estoy compitiendo mejor, tengo más claro un esquema de juego. Y eso, sin duda, me ha dado mucha más tranquilidad. Andrés se preocupa mucho de los detalles; de estar siempre bien enfocado en la competencia. Y eso también me ha dado mucha tranquilidad para pensar en que solo voy a competir y a entregar lo mejor de mí en cada partido, que es lo que más me pide él. Quizás me pide no jugar tan bien, pero sí estar siempre competitivo y eso es en lo que más me he reencontrado conmigo y con mi tenis.
¿Cree que tanta exposición mediática lo dañó?
La verdad es que no lo veo así. En lo personal nunca me sentí atacado por nadie. Quizás no supe cómo poder tomarlo de una manera positiva, como ahora. Gracias a los medios, la gente me puede apoyar, siento mucho apoyo por las redes sociales. Siempre leo historias de gente que quizás nunca pensé conocer. Hay gente que me alegra el día a veces. Cuando pierdo, me mandan buenos mensajes. Los leo y eso también lo han generado los medios.
¿Siente que recuperó la alegría?
La verdad es que me han tocado, como en todo proceso, altos y bajos, que quizás han marcado bastante mi carrera. Pero hoy en día terminar un año así me ha dejado muchas más cosas positivas. Me ha hecho olvidarme de la mayoría de las cosas que me han pasado y me hacen pensar en solamente seguir mejorando y en los torneos que se me vienen. Me hacía mucha ilusión poder estar ahí. Quizás me hubiese gustado, como a todo el mundo, lograrlo un poquito antes. Pero estoy feliz ya de estar aquí y de tener esa posibilidad de jugar los mejores campeonatos.
¿Pensó en dejar el tenis?
No pensé en retirarme, pero sí en hacer un cambio. Quizás un nuevo comienzo. Nunca pensé en dejarlo. Para nada. El tenis es lo que más me gusta, es mi pasión. Vivo para el tenis, con mucha alegría. Me pone muy contento hacer lo que me gusta e ir para adelante siempre.
Este año también enfrentó dificultades económicas.
El tenis es un deporte difícil en ese sentido. No es fácil financiarse una carrera. Mis papás han hecho un esfuerzo muy grande durante toda mi vida. Este año fue complicado en ese sentido, pero hice lo imposible para poder seguir jugando. Y financiándome los torneos, porque siempre creí que me iba a ir muy bien este año. Formamos un equipo de trabajo muy sólido, que es lo que más contento me tiene este año. Más que el ranking, me tiene contento que todos remamos en la misma dirección.
¿Cómo se las arregló para autofinanciarse?
Tuve que jugar interclubes para costear mis gastos este año. Y fue una buena experiencia jugarlos en Alemania.
Otro aspecto llamativo en su carrera es la cantidad de entrenadores por los que ha pasado. ¿Hay alguna razón que explique tanto cambio?
Yo lo veo como lo ve el Gringo (Schneiter). Yo siempre he intentado buscar a alguien que tuviera más conexión. No fueron a propósito los cambios. Siempre hubo algo, que quizás no lo dije, que complicó la relación. Pero estoy muy feliz con este equipo, que me costó mucho tiempo encontrarlo. Está todo organizado y eso es gracias a Andrés, que es un loco de la organización. Y eso se agradece.
También estuvo en la Academia de Rafael Nadal, con quien se va a reencontrar en los torneos ATP.
Fue una buena época, viví ahí un año. Siempre me trataron bien y cuando me fui lo entendieron. Estoy agradecido siempre de todo lo que hicieron por mí. Compartir torneos con Rafa es un sueño, es alguien a quien tomo como ejemplo de muchas cosas. Me hace mucha ilusión poder competir con él a partir de ahora en los mismos torneos.
¿Cómo resumiría esa experiencia en Estados Unidos con Horacio Matta y Larry Stefanki?
Fue algo que me hacía falta vivir, darme cuenta de muchas cosas. Me enfoqué un poco más en mi carrera estando allá, lejos de mi familia, que fue lo peor y lo más difícil. Allá me di cuenta de que extrañaba mucho Chile, estar cerca de acá, de mis amigos y de la gente que me apoya. Extrañaba mucho eso, pero en Buenos Aires encontré una base en la que estoy muy cerca.
¿Tiene algún contacto con Stefanki?
No tengo contacto con él, pero también fue muy importante y a quien admiro mucho.
¿Cuál ha sido la importancia de Nicolás Massú?
Ha sido una persona muy importante en todos estos años. Antes de tomar una decisión, le pregunto; espero su consejo. Ha sido como un amigo muy cercano y es un capitán increíble. Tengo gran relación con él y con su hermano. Nico siempre está ahí, a cualquier hora del día, para ayudarme.
También habla con Marcelo Ríos.
Hablé con él hace una semana. Yo he tenido muy buena relación con él, también es un pilar fundamental en la Copa Davis y es alguien con quien intento hablar de vez en cuando.
¿Cómo vislumbra la serie de Copa Davis ante Austria?
Las expectativas son siempre ganar, ser competitivo. Pelear cada punto de la serie va a ser importante. Ellos son los favoritos, juegan de local en una cancha que les acomoda. Pero nosotros vamos a ir a intentar ganar a un rival super difícil. Pero, ¿por qué no?
Un triunfo sobre Dominic Thiem sería consagratorio.
No sé, queda mucho. Me queda una pretemporada súper dura y tres torneos que me hacen mucha ilusión. Aún falta, pero sería un sueño poder hacer eso.
¿Cómo ha visto lo hecho por Nicolás Jarry?
Lo veo muy bien a Nico, lo conozco hace mucho tiempo. Está en un buen momento, hablamos de vez en cuando. Ahora vamos a vernos mucho más seguido en los torneos; estoy feliz del momento en que está él y que estemos juntos como equipo me hace sentir muy feliz también.
¿Le ayudó que haya despegado el año anterior para su despegue propio?
No sé. La verdad es que viví mi proceso este año y fui mejorando torneo a torneo. Me enfoqué más en mí.
¿Cuál es su meta para 2019?
No he hablado con Andrés, pero seguramente competir al máximo nivel, estar estable en los ATP y hacer una buena preparación.