Christian Garin (17° ATP) tuvo la responsabilidad de abrir la serie de Copa Davis frente a Eslovaquia. Al frente, Alex Molcan, un promisorio zurdo de 23 años y 117 del mundo, quien este año había tenido buenas actuaciones en el circuito, como la final en la arcilla de Belgrado (que perdió ante Novak Djokovic) y una serie de muy buenas actuaciones en challengers, lo que le valió debutar representando a su país.
En la víspera del encuentro, el número uno chileno había declarado que si bien no venía de buenos resultados, la semana de entrenamientos con Nicolás Massú y Jorge Aguilar le había dado confianza para comenzar a superar la mala temporada post Wimbledon y que estuvo marcada por su renuncia a los Juegos Olímpicos. Era por eso que lo que sucediera en Brastislava era una incógnita. Sin embargo, esta vez dejó las complicaciones atrás e impuso su categoría, para vencer por 6-2 y 6-4, y darle el primer punto de la serie a la escuadra nacional.
De inicio, los cien lugares de diferencia se notaron. Gago jugando más pegado a la línea de fondo, con tiros profundos y una velocidad de pelota distinta a la de su adversario, logró hacer muchísimo daño. No tuvo inconvenientes para neutralizar el servicio abierto de su rival, muy típico de los zurdos, lo que además coincidió con que el jugador local comenzó a fallar numerosos reveses cruzados. En parte, por sus propios nervios y también por mérito del chileno.
Dos quiebres consecutivos le sirvieron al nacido en Arica para adelantarse en el partido y recuperar esa confianza extraviada hace bastante tiempo. Así volvió a fluir su mejor golpe: el revés paralelo que fue un problema sin solución. Además, la adaptación a la cancha le fue bastante favorable, y lo hizo sentir ante un Molcan, que si bien venía de hacer tercera ronda en el US Open, sus mejores resultados los había obtenido en arcilla. Así, Garin ganó en 31 minutos el primer set ante el zurdo europeo.
El segundo parcial parecía ir por el mismo camino. Una derecha profunda y angulada del chileno le permitió quebrar de entrada, y comenzar a asegurar una importante victoria. Además, ese aumento en la confianza le permitió ganar puntos con tiros angulados y atreviéndose bastante a cerrar en la red. De esa forma, el desenlace se fue construyendo rápidamente.
Garin no bajó la intensidad y marcó diferencias claras en lo que restó de partido. El tímido aliento de la barra local tampoco fue un factor de mayor motivación para Molcan, quien nunca pudo sentirse realmente cómodo.